Thirty four - On melancholy hill

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En multimedia: Gorillaz - On melancholy hill 


— ¿Ha sucedido algo?

Incliné mi cabeza, y observé a Joseph tomando su lugar habitual en el salón, frente a mi banco.

— ¿Por qué preguntas?

— ¿Será porque conozco demasiado a mi mejor amigo, y estoy esperando a que me cuente lo que sea que lo haga sonreír de esta manera?

Observé por largos segundos la pantalla apagada del celular que extendía en mi dirección, mientras él comenzaba a reír, y yo observaba mi reflejo en el artefacto.

Una enorme sonrisa de estúpido.

De inmediato, cubrí mi rostro, e intenté borrar la sonrisa, intentando adoptar mi gesto habitual de desinterés.

— ¿Por qué has hecho eso? Te veías guapo—pronunció con tono burlón, antes de que el profesor ingresara al salón, y el pelirrojo se volteara con un gesto de total satisfacción.

Siendo consciente de que no era capaz de verme, sonreí con alivio.

Nada había cambiado ese día.

Realmente apreciaba a Joseph, aunque no fuera a admitirlo en voz alta.

—La verdad es que existen pocos como tú—murmuré, aun sonriendo.


(***)


—Ya que mañana no hay clases, ¿Qué te parece que me quede a dormir en tu casa?

— ¿Y eso por qué?

—Quiero pasar algo de tiempo contigo.

—No quiero que te acerques a mí demasiado. En ocasiones así eres muy sospechoso—respondí, apresurando el paso, haciendo el inútil intento de dejarlo atrás.

— ¿Sospechoso? Soy tu mejor amigo—en ese momento me detuve en una de las tantas paredes del instituto, mientras Joseph se situaba a mi lado, con sus manos cruzadas detrás de la espalda, y con una sonrisa en su rostro reflejando lo mucho que disfrutaba todo esto.

Una sensación que me hizo sonreír de igual manera, manteniéndome a diferencia de él, de brazos cruzados.

Las últimas horas de clases habían acabado, y ambos esperábamos que nuestras correspondientes familias nos buscaran.

—Tal vez no es mala idea-Joseph me observó de reojo, y le sonreí correspondiendo su mirada—.Te estoy intentando decir que puedes quedarte en casa, después de todo, a toda mi familia le agradas.

El pelirrojo saltó en su lugar con emoción, y comenzó a llamar por el celular a sus padres.

—Creo que este fin de semana será largo...—añadí, mientras Joseph se acercaba y me golpeaba con su codo riendo.


(***)


En cuanto bajamos del auto de mi papá, Joseph me tomó de los hombros, y rápidamente nos introdujo en la casa, saludando de paso a Eleanor, y Nicholas.

Cerró la puerta de mi cuarto, y entonces comenzó a rebuscar en su mochila con ímpetu.

— ¿Qué estás buscando? —pregunté con una ligera muestra de curiosidad.

Antes de que respondiera, me enseñó un par de anillos de color dorado. Arrugué mi entrecejo, cuando me pidió por medio de señas que extendiera mi mano.

—Vamos, dame tu mano.

Con duda, se la ofrecí, y entonces Joseph colocó uno de los anillos en mi dedo índice. Luego lo hizo en el suyo propio, y sonrió con ilusión.

—Prométeme algo, Todd—dijo, mientras me observaba fijamente.

— ¿Qué es?

La mirada seria en su rostro me recordó al día en que había mencionado a Simon.

Una mirada que en parte me preocupaba.

—Quiero que prometas que estaremos el uno para el otro cada vez que sea necesario. Que podremos confiarnos nuestros secretos, y que la mínima cosa buena o mala que nos suceda, la digamos al otro. No estoy seguro que seamos mejores amigos para siempre, la verdad es que no quiero ilusionarme, así que...por ahora, prométeme eso. Solo eso pido—murmuró al final con el miedo en su voz.

Al oír las palabras de Joseph, me mantuve en silencio durante un breve instante, en el cual él se mantuvo cabizbajo.

Entonces, rocé nuestros anillos, y se produjo un pequeño sonido. Él elevó su cabeza, y yo sonreí.

—Te lo prometo, Joseph.

Y entonces, él también sonrió.

— ¿Sabes? Llevo tiempo ocultándote algo. Tengo que admitir que me aterra tu respuesta, pero ahora sé con seguridad que estarás ahí para mí.

— ¿Qué es? —pregunté sorprendido.

—...

—Joseph...

—Soy bisexual.

Mi amigo pelirrojo sonrió, y encogió sus hombros con simpleza.

Como si las palabras que acabara de pronunciar, no pesaran sobre su cuerpo.

—Entonces ¿Te gustan los chicos, y las chicas? —respondí, rozando con la yema de mi dedo, el borde del anillo.

Joseph asintió, y decidió sentarse en mi cama, con las piernas flexionadas, y el puño sosteniendo su mejilla.

Esperando mi reacción.

Una que nunca llegó.

Porque realmente sus palabras no habían causado ninguna sorpresa, ni ningún sentimiento diferente en mí.

Después de todo, ese chico pelirrojo, que usualmente vestía de negro, e intentaba lucir rudo, era mi mejor amigo.

Continuaba, y siempre seguiría siendo Joseph.

Al final, asentí con mi cabeza, y me senté a su lado. Él inclinó su cabeza, y la recostó sobre mi hombro.

—Gracias, Todd. Gracias por aceptarme.

—Yo debería decirte gracias. Por estar para mí, aun cuando jamás te mencioné nada de lo que sucedía. Nada cambiará entre nosotros—finalicé.

—Nada cambiará.



¡Hola! <3, ¿cómo están? Espero que bien.

Perdonen el retraso, pero tuve tantos problemas con este capítulo (se borró varias veces), que al final, quedó así. :( 

Gracias por sus lindos comentarios<3


¿Ya soy bonito? (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora