Twenty seven - We are giants

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Canción en multimedia: Lindsey Stirling - We are giants


—Estás en las nubes eh.

Suspiré, y dirigí mis ojos hacia el pelirrojo frente a mí, mientras reposaba mi barbilla sobre mi mano.

— ¿Y eso?

Se inclinó levemente hacia delante, y sonrió a escasos centímetros de mi rostro.

Acción a la que solo respondí observando en otra dirección del salón de clases, evitando el contacto visual. Joseph suspiró pesadamente, y esta vez, tomó mi rostro con sus manos, aplicando un poco de fuerza.

—Me gustaría ir a tu casa. ¿Qué te parece?

Elevé mis cejas, y solo tomé su mano sobre la mía, y la reposé sobre la mesa nuevamente.

—No.

—Ya me lo imaginaba... —susurró, aguardando distancia con una mano en su barbilla, como si estuviera pensando en algo.

—Además. ¿Por qué quieres ir?

Solo había transcurrido un instante desde que había terminado de formular mi pregunta, cuando Joseph se abalanzó hacia mí, y sonrió, demostrando su par de hoyuelos.

—Hace tiempo no veo a tu familia, y también quiero que retomemos los viejos tiempos ¿Si? Como los amigos que solíamos ser... Todd ¿Qué? ¿Por qué me observas así? —preguntó, aun sonriendo.

—Primero que nada, jamás fuimos realmente amigos, y además, solo has ido una sola vez a mi casa para un trabajo de la escuela, y desde eso, ha pasado tiempo—repliqué, cerrando los ojos, e intentando ignorar su decepción.

Realmente aún no podía creer la persona que permanecía de pie frente a mí.

Aún continuaba algo perplejo por el repentino cambio en él, tanto en su personalidad, como también en su físico.

Podía simplemente, creer que aquel chico de cabello rojo, era otra persona.

Y eso...me incomodaba.

Desconocía en lo absoluto esta nueva persona.

—No seas tan cruel, Todd. Solo quiero....quiero que seamos buenos amigos.

— ¿Por qué?

—Porque creo que somos muy similares. Ves...—con un ojo pude observar cómo señalaba uno de los prendedores en su mochila, y sonreía con cierto aire melancólico—.Sigo siendo el mismo Joseph. Ese que conoces tanto.

La sonrisa sobre sus labios, logró que me removiera incomodo en mi asiento, y entonces, Joseph tomó mi brazo con ímpetu, y comenzó a alejarme de mi banco rápidamente.

— ¿A dónde vamos? —pregunté con duda, mientras salíamos del salón.

—Tenemos tiempo libre, nadie nos regañará. Tranquilo—murmuró, sin soltar aún mi brazo.

Fue entonces que interrumpió su paso, y simplemente se sentó, recostando su espalda, sobre una pared algo alejada de los salones.

Aún podía escuchar algunos de los profesores dando clases a unos cuantos pasos.

— ¿Qué sucede?

Joseph elevó su rostro, e indicó con un gesto ligero que me sentara a su lado. Cuando finalmente lo hice, él me observó de reojo, y con cierto temor, comenzó a hablar.

¿A dónde se había ido el Joseph de antes?

—He cambiado no solo físicamente, sino también en mi personalidad, Todd. Porque esta vez no quería que sucediera lo mismo conmigo.

Las últimas palabras pronunciadas, me indicaron la amargura que le provocaban, por lo que solo me limité a continuar oyendo sin pronunciar palabra.

—No quiero que vuelva a suceder lo mismo con nosotros.

— ¿Nosotros?

—Si—asintió con su cabeza, y elevó un poco su rostro, dirigiendo sus ojos al techo del pasillo—. Lo más seguro es que no lo recuerdes, pero tú solías ser el rudo entre nosotros. El que no necesitaba ser protegido, al que "no le importaba que dijeran de él", y se mantenía sereno ante los demás.

Cuando oí las palabras de Josh solo pude pensar en cuan equivocado se encontraba.

¿Era esa realmente la imagen que daba de mí a los demás?

Solo podía pensar en que ese chico rudo del que hablaba, no era más que un simple cobarde.

—Pero... —volví mi atención a él, cuando volvió a retomar el habla—. Cuando regresé, me di cuenta. No fue muy difícil. Tú también cambiaste, y probablemente porque has encontrado a alguien con quien hablar.

Arrugué mis cejas en confusión, y Joseph rio.

—Eso me pone algo celoso, Todd. Yo quería ser el primero en acercarme así a ti.

Cuando sus brazos me rodearon el torso, comencé a sentirme extrañamente incomodo, y en cierto momento incluso llegué a pensar en Simon.

Aunque ese abrazo, solo hubiera durado unos escasos segundos, había sido capaz de mantenerme nervioso.

—Me has hecho mucha falta durante las vacaciones—murmuró, arrastrando algunas palabras.

Me mantuve en silencio durante unos minutos, solo observando la blanquecina pared frente a mí con algunos anuncios sobre próximos eventos.

—También me ha hecho falta hablar contigo, Josh.

Una sonrisa iluminó su rostro, y se puso de pie, sacudiendo un poco su ropa antes de retomar el camino al salón de clases.

Cuando creí que me dejaría atrás, se detuvo, y se volteó aun sonriendo.

—Vamos, Todd.

Asentí, y nos dirigimos juntos de nuevo antes de que nos regañaran.

El resto del día, no pude evitar que las palabras de Joseph rondaron por mi cabeza.




¿Ya soy bonito? (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora