Twenty one - Cold cold man

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Canción en multimedia: Saint Motel - Cold cold man


—Déjame tranquilo—murmuré, cerrando los ojos, y cubriendo mi rostro con el antebrazo.

—Vamos, Todd. ¿Acaso pretendes permanecer todo el día de este modo?

Entrecerré mis ojos solo para observar a Eleanor cruzada de brazos, y repiqueteando sus pantuflas afelpadas y con una forma algo infantil, a un lado de la ventana de mi habitación ahora abierta. Permitiendo que las gotas de agua impactaran contra el armario.

—Es domingo, y está lloviendo. Es un buen día para dormir todo el día. ¿No crees?

Tomé las sabanas, y me di vuelta, de tal modo que la escasa luz no molestara a mis ojos.

Su resoplido, y el portazo en la puerta me hicieron sonreír vagamente, pero un minuto después, volvió a abrirse, e inevitablemente comencé a temblar al sentir mi cuerpo empapado.

— ¡Eleanor!

—No lo siento, y apresúrate. Todos están esperando que vayas a desayunar.

—Eres todo un cliché—pronuncié mientras observaba como se alejaba de mi habitación, haciendo alusión al típico gesto de despertar a una persona de esa manera. Lentamente, me levanté, y de manera vaga me dirigí hacia la ventana para cerrarla. Desde allí, observé mi cuarto, y rodando los ojos, tomé de un tirón una sábana clara, y rodeé mi cuerpo con ella.

De esa manera llegué a desayunar, recibiendo un reproche de parte de Eleanor, y un par de risas de mi hermano.

Y mientras observaba como ella conversaba con todos, en mi cabeza permanecía el sentimiento de nostalgia. Me recordaba a los días en que solía visitarnos cuando mamá estaba con nosotros.

Días felices.

Cerré los ojos un momento, y cuando volvieron a abrirse, se dirigieron automáticamente hacia el reloj que reposaba sobre la pared marcando un constante ritmo que era apaciguado a causa de la conversación amena a la que permanecía distante.

—Creo que es hora de que me vaya.

Mi prima sonrió, y de esa manera proseguí a ir a mi cuarto.

Minutos después estaba fuera con un gorro sobre mi cabeza, un par de guantes protegiendo mis dedos, y una gran chaqueta gris cubriendo mi cuerpo del frío.

Como el clima era demasiado irregular, me veía obligado a salir de esta manera, si no quería resfriarme.

Aunque veía imposible convertirme en un hombre frío.

Cuando escuché el sonido de una puerta sonreí, observando como Simon correspondía mi mirada, llevando un pequeño gato gris en sus brazos, y con un enorme abrigo rosa pálido.

Una vez cruzó la calle, se sentó a mi lado en los escalones de la casa, y extendió el gato en mi dirección.

—Te presento a Todd.

Mis cejas se elevaron, y sus ojos verdes se entrecerraron con alegría. Ni siquiera había sido capaz de saludarlo aún. Dubitativo, lo tomé en mis brazos, y el gato comenzó a mover su cola de un lado a otro. Intuía que estaba enojado.

¿Precisamente conmigo debía estarlo?

— ¿A qué te refieres, Simon?—respondí una vez lo observé de nuevo.

—Decidí llamarlo como tú. ¿Qué te parece?

Mordí mi labio, y creí ver un rastro de tristeza en su mirada.

¿De verdad se llamaba como yo?

Cuando estuve a punto de extender mi mano, el gato refregó su cola por todo mi rostro, y Simon comenzó a reír, cubriendo la zona de su boca con las manos. Como si intentara ocultar su sonrisa.

A pesar de que la bolsa de papel la ocultara.

El gato no tardó mucho tiempo en saltar de mis piernas, y sentarse frente a mí, observándome con sus ojos verdes penetrantes mientras lamía una de sus patas. Simon comenzó a acariciarlo, y el pequeño yo ronroneó.

—Tiene mucha suerte.

Comencé a toser incomodo en cuanto me percaté de mis palabras, y Simon continuó con su tarea de mimar al gato.

—Lo sé. Tener tu nombre le va a dar mucha suerte. Ahora tengo dos Todd que me harán muy feliz.

En ese momento Simon rozó su hombro con el mío, y el gato saltó en nuestra dirección, permaneciendo sobre ambos. Allí se recostó, y cerró sus ojos.

Fue entonces que de reojo, me atreví a observar a Simon a mi lado con los ojos cerrados y con su cabeza sobre mi hombro.

Me avergonzaba admitir que mis mejillas se encontraban algo sonrojadas.

Probablemente era a causa del calor.

O de eso, intentaba convencerme repetidas veces.


¿Ya soy bonito? (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora