Twenty eight - Alphabet boy

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Canción en multimedia: Melanie Martínez - Alphabet boy


— ¡Todd!

Cuando pude percibir como cierta luz ingresaba en mi cuarto, y noté que las sabanas ya no cubrían mi cuerpo, volví a tomarlas, intentando ignorar la resonante e insistente voz de Eleanor.

— ¿Qué sucede? —murmuré segundos después de escuchar como salía de mi cuarto con prisa. Arrugando mi entrecejo, intenté abrir los ojos repetidas veces, hasta que me acostumbré a la luz, y a duras penas me levanté. Que fuera fin de semana, lo hacía más difícil aun, pero recordar como en una ocasión mi prima me había despertado con agua, lograba desesperarme por completo.

No quería volver a pasar por aquello.

Arrastrando los pies, y sin tener deseos de observarme al espejo apenas despertado, me dirigí a la cocina, lugar de donde provenían las voces.

Solo un segundo, me apoyé sobre el marco de la puerta, y observé como mi padre leía su periódico, Nicholas tomaba su cereal, y Eleanor llevaba mi paquete de galletas hacia el salón con una enorme sonrisa.

—Oye, esas son mías—hablé, cruzándome de brazos, y alzando una ceja en su dirección. Fue entonces que oí cierta carcajada proveniente del sofá de la casa.

Una que reconocí de inmediato.

—No seas así. Podemos compartirlas. ¿Qué te parece, Todd?

Inevitablemente, mi boca se abrió, y rodé los ojos, al observar sonriendo en mi dirección a Joseph.

— ¿Qué estás haciendo?

— ¿Yo? Estoy por desayunar. Por cierto, buenos días.

El tamaño de su sonrisa aumentó, y eso solo causó que mi mal humor empeorara por la mañana.

—No estoy preguntándote eso. ¿Qué estás haciendo en mi casa? ¿Quién te dejó entrar?

Comencé a acercarme, y dejé caer mi cuerpo, justo a su lado, aun de brazos cruzados, y esperando una respuesta.

Mis ojos se dirigieron al reloj de la casa, y solo pude negar con la cabeza con incredulidad al confirmar que faltaban minutos para el mediodía. Por lo que continuaba siendo de mañana.

—Yo lo dejé entrar. Dijo que era tu amigo, y que habían acordado verse hoy, Todd. ¿O es que no lo recordabas? —respondió Eleanor, sentándose en la mesa junto al resto de mi familia.

En ese momento, solo pude observar de reojo a Joseph, que se mantenía cómodamente sobre mi sofá, y comía mis galletas junto con un vaso de leche, mientras sus ojos, y toda su atención estaban dirigidos al televisor, justamente a un programa para niños que Nicholas solía ver.

Lo que me sorprendía era que fuera capaz de inventarse toda aquella invitación.

En ningún momento había aceptado que Joseph viniera a mi casa, y aún más a estas horas en las que solía siempre permanecer de mal humor. Me incliné un poco hacia su lado, y susurré.

—Te vas o te echo.

Joseph soltó una risita, y golpeó mi codo.

—Ninguna. Te advertí que vendría con o sin invitación tuya. Después de todo, todos aquí me quieren, y conocen.

Guiñó un ojo, y continuó comiendo el resto de la mañana, mientras solo deseaba que la hora de su ida se acercara.

Después de que almorzáramos en familia, y en compañía de un intruso pelirrojo, Joseph decidió que deseaba conocer a esa persona.

¿Ya soy bonito? (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora