Twenty five - All I want

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Canción en multimedia: Kodaline - All I Want


Mis ojos observaron cómo Simon fijaba su vista en la calle con las piernas flexionadas, y yo solo resoplé estirando las mías en la calle, notando como el cielo comenzaba a tornarse de un color oscuro. Algunos momentos de la mañana que había tenido, atravesaban mi cabeza con rapidez, haciéndome suspirar de frustración.

Aunque también pensaba que podría haber sido peor. Mucho peor.

Después de todo, el haberme rencontrado con Joseph, era algo bueno.

Desde tempranas horas de la mañana, mi familia se había subido al auto, para presenciar mi primer día de clases en la secundaria. Y cada cierto tiempo, mi prima se volteaba desde el asiento delantero, y con una cámara sacaba varias fotos con una expresión de completa felicidad ante esa idea, mientras en mi cabeza solo intentaba disipar cada uno de los pensamientos temerosos que surgirían en cualquier momento. La angustia yacía allí. Escondida y al asecho.

En cualquier momento comenzaría a sentirme mal.

Aunque jamás lo admitiría en voz alta.

Cuando el auto se detuvo, sentí como mi pulso se aceleraba, y un fuerte y molesto dolor se instalaba en mi estómago.

Abrí la puerta, y antes de cerrarla, escuché varias veces como todos intentaban alegrar mi inevitable humor de perros, mientras yo solo los ignoraba, acomodando la correa izquierda de mi mochila sobre mi hombro, y la larga camisa blanca que cubría mi cuerpo. Antes de comenzar a caminar había suspirado, y cuando finalmente mis pies se movieron noté como algunos me observaban.

Odiaba esta sensación.

En verdad detestaba cuando los ojos de otras personas se posaban sobre mí. Incluso solía pensar en que prefería que me ignoraran, o pasaran de mí.

Así aquellos ojos no se fijarían en mi prominente cuerpo.

Grande y gordo.

¿Estarían incluso esas palabras grabadas en mi frente?

En todo momento mientras me dirigía hasta el salón correspondiente, fingí completo desinterés, e intenté eliminar cualquier rastro de duda en mi rostro, y mis pensamientos. De ese modo, fue que poco a poco, mi actitud reacia, y malhumorada apareció naturalmente de nuevo.

Y el hecho de notar que la mayoría de mis nuevos compañeros me ignoraban por completo en el salón, me permitió buscar un lugar en silencio, y cerrar los ojos.

Odiaba esto.

Pero tenía una buena razón para hacerlo. Sentarme aquí, y cumplir con mi deber.

Y no me refería precisamente a mi familia, o incluso a mí mismo.

Me refería a él.

—No puede ser. ¿Todd?

Un sonido sordo se escuchó frente a mí, y no tardé en abrir los ojos para encontrarme a un chico de cabello rojo, con un pequeño piercing en el labio inferior, y complementando una apariencia de chico malo junto con un par de cadenas y ropa negra.

No recordaba precisamente a nadie con esa apariencia, por lo que solo me había limitado a cerrar los ojos, y continuar de brazos cruzados en silencio. Y claro que aquello no duró mucho tiempo, porque aquel chico de identidad desconocida se había abalanzado hacia mí, y forzado a abrir los ojos.

—Eres Todd Almeida ¿Verdad? —más bien había sonado como una afirmación, mientras se alejaba, y sonreía.

— ¿Nos conocemos? —pregunté reacio, y aún de mal humor. Comenzaba a molestarme.

Negó repetidas veces con su cabeza manteniendo una sonrisa, mientras dejaba sobre la mesa de estudios, una mochila con múltiples prendedores de bandas musicales.

Desganadamente, mis ojos se deslizaron entre ellos, y lograron identificar fácilmente uno que logró que mi entrecejo se arrugara. Con cierta duda, elevé mi cabeza, y entrecerrando los ojos, hablé.

Uno de aquellos prendedores era igual al mío.

— ¿Joseph?

El chico comenzó a asentir con entusiasmo, y no tardó en abrazarme con emoción.

— ¿Qué te sucedió? —pregunté, intentando separarme de su cuerpo. Finalmente se alejó, y sonrió con hoyuelos.

Además de que su actitud no encajaba para nada con su nueva apariencia, pensé que era algo obvio no reconocerlo a simple vista. Este chico no era para nada igual a mi viejo compañero de banco en mi último año de primaria.

En lo más mínimo.

En mis recuerdos, él solía llevar el cabello rubio, con rizos, mientras vestía con unas camisetas similares a las mías: También de superhéroes.

Había sido un buen compañero el año pasado, pero verlo de esta manera me había descolocado por completo. Además de su nueva altura. Muy delgado, y alto.

Había pasado de tener una apariencia ordinaria a ser completamente llamativo.

Diferente.

Éramos muy diferentes.

—Bueno....decidí cambiar un poco para la secundaria. ¿Qué te parece? A que estoy guapo—sonrió, y estaba a punto de agregar algo más, cuando una profesora ingresó al salón elevando la voz, y llamando la atención de todos.

Después de recordar todo aquello, volví mi vista a Simon mientras negaba con la cabeza, y le sonreía con tranquilidad.

—No ha sido tan malo como creí que sería.

En respuesta sus ojos se entrecerraron, y esta vez fue él quien comenzó a reír, mientras su cabeza reposaba sobre mi hombro.

—Me alegra saber eso. Estoy seguro de que harás muchos amigos, Todd. Porque eres muy amable.

Temía que la sonrisa en mi cara delatara por completo la felicidad que se remolinaba en mi interior, pero simplemente era tan difícil esconder estos sentimientos extraños.

Me sentí feliz.

Y siempre el motivo era Simon.



Hola, muchas gracias por todos sus votos, y comentarios en el capitulo anterior. Es muy lindo leerlos <3.

Pero, esta vez tengo un poco (mucha) curiosidad por saber que piensan de Joseph, y que rol creen que ocupará en la historia. ¿Les agrada? Les avisé que este capitulo iba a ser diferente. ¿Les gustó que fuera así? ¿Por qué hago tantas preguntas? (?)



¿Ya soy bonito? (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora