Capítulo 25: "Segundo asalto"

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El dolor de cabeza que sentía ni siquiera es necesario explicarlo, porque seguramente ya se imaginarán como es una resaca, o seguramente ya la habrán sufrido. La garganta me dolía muchísimo, y sabía que eso era por el esfuerzo que hice al vomitar. Sentía los ojos hinchados y los párpados pesados, y también sabía que eso era por haber estado llorando como una maldita magdalena. Bufé sentándome en la cama ya conocida para mí: estaba en la habitación de Brennett.

No llevaba mi ropa puesta, estaba vestida con una camisa blanca que me llegaba casi por las rodillas, y debajo de esta estaba simplemente vestida con mis bragas, porque el sujetador que recuerdo me había puesto no estaba en dónde debería. Genial, Brennett me violado.

Esa palabra me hizo pensar en lo que había pasado hace algunas horas. Tate, técnicamente, si estaba abusando de mí; me había drogado y emborrachado y aprovechó eso para poder hacer de mí lo que quisiera. Me sentía mal por eso, muy mal, pero claramente no dejaría que de eso se enterara nadie, mucho menos mis amigas o mi hermano. Si Tate olvida que eso sucedió mucho mejor, pero claramente ese maldito momento siempre lo tendré presente.

Bajé las escaleras de la casa de Brennett y el olor a café me inundó por completo. Mientras caminaba hacia la cocina me encontré con Zach, quien en realidad estaba durmiendo como un oso en el sofá de la sala. 

Entré a la cocina, mis ojos se encontraron con la espalda marcada y los hombros anchos de Eric. Estaba preparando algo en la mesada de la cocina, iba sin camiseta y con unos pantalones de pijama de color negro, descalzo. Suspiré antes de hablar, ya que de verdad estaba nerviosa.

- Buenos días. - dije entrando a la cocina. Eric se dio vuelta hacia mí; estaba masticando y llevaba una tostada con dulce de leche en una mano, y una taza de color azul en la otra. Me sonrió a penas e hizo una ceña para que me acercara.

Dudando un poco tomé una de las tazas que estaba encima de la mesada y la llené de café, todo aquello bajo la fija mirada de Brennett, quien estaba demasiado callado para mi gusto. Comí unas tostadas en silencio, al igual que él, y cuando estuve mentalmente preparada abrí la boca para agradecer a Eric lo que había hecho por mí.

- Oye, Brennett, yo... - empecé, pero me interrumpió.

- Te dije que te alejaras de él, Drake. - dijo en tono duro, mirándome seriamente, bajé la mirada por unos segundos -. Te advertí, maldita sea, te advertí que Collins era un hijo de puta, pero como siempre, vas y haces tus típicas estupideces. Sin escuchar a los demás.- de verdad que estaba muy enojado, lo que me enojó a mí también.

- Primero que nada: no me hables así. - escupí con veneno, me miró fulminante -. ¿En serio creías que te haría caso a ti? - pregunté sarcástica -. Eres la última persona en la que confiaría en mi puta vida, Brennett.

- Por no confiar en mí pasó lo que pasó - espetó con furia -. Si yo no hubiera llegado a tiempo, seguramente estarías tirada desnuda en el medio del bosque.

- ¡No te pedí que me ayudaras! - grité enojada.

- ¡Pero me preocupé, ¿okey?! - golpeó la mesada con su puño -. ¡Y si no me hubiera preocupado por ti no quiero ni siquiera imaginarme lo que te hubiera pasado! - de repente, me di cuenta que estábamos demasiado cerca, mirándonos enojados y con odio en los ojos -. Maldita sea, Drake, ¿Por qué no puedes simplemente sonreír y agradecerme una puta vez?

- ¿Sabes por qué no lo haré? - di un paso hacia él, con la respiración agitada y enojada -. Porque no me importa quién mierda seas, o que mierda hagas por mí, o si me salvas de una jodida muerte: no me interesas Brennett.- dije aquellas últimas palabras mirando fijamente a sus ojos. El apretó la mandíbula, asintiendo un poco lentamente.

Losing Virginity (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora