Capítulo 33: "¿Y ahora?..."

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¿Alguna vez han sentido celos? Me refiero a ese ardor en el pecho, esas inmensas ganas de matar a la persona que se acerca a aquello de lo que estás celosa, o algo por el estilo. 

Bueno, pues yo no. No soy, y nunca fui una persona celosa. En sí odio los celos, sobre todo en las parejas adolescentes y sus enfermizas alucinaciones de que su novio o novia está metiéndole el cuerno. Yo no soy celosa, o bueno, por lo menos nunca lo fui hasta este día, e imagínense lo que es sentir celos por primera vez, y que el causante sea Brennett. O sea que no solo estaba celosa, sino, enojada.

Entré al aula y de reojo vi como mis amigas me miraban y hablaban entre ellas. Por desgracia nos habían separado, y ahora me sentaba junto a Brennett y con Gregg delante de mí. Quise acercarme a las chicas y preguntarles que pasaba, pero justo en cuanto estaba por hacerlo el profesor entró al salón y tuve que ir directo hacia mi asiento.

Eric estaba con la mirada clavada en su móvil, con el entrecejo fruncido y moviendo su pierna izquierda sin parar. Parecía no solo enojado, sino también que le estaba dando vueltas a algo en su cabeza. Algo de lo cual no tenía ni idea. 

Esta mañana cuando me desperté él claramente ya no estaba, no me sorprendió por el simple hecho de que ya me había advertido de eso. De solo pensar en lo que hicimos, mejor dicho, en lo que él hizo, me entra cierta vergüenza de mirarlo a la cara. Y no se  preocupen, antes de venir al colegio pasé por una farmacia y compré la píldora. Me olvido de muchas cosas, pero jamás pasaría por alto aquello. No soy tan estúpida, aunque parezca que sí.

Me senté en mi lugar, del lado del pasillo, y él ni siquiera me miró, ni me saludó, pero me hizo sentir mejor el hecho de que Gregg se haya dado vuelta hacia mí con una de sus enormes y animadas sonrisas de todos los días. Gregg siempre me mejoraba el humor, él mejoraba todo.

-  Estuve pensando en ti - dijo -. De nuevo.

Solté una pequeña risa y miré a Eric de reojo, pero él seguía enfrascado en su móvil, y me contuve para no gritarle.

- ¿Y en qué pensaste? - le pregunté a Gregg.

- En que tendríamos que salir de nuevo alguna vez - sonrió -. Hace rato no hablamos, ni voy a tu casa, ni hacemos las cosas que solíamos hacer... Y es extraño, pero te extraño, muñeca.

Eric se aclaró la garganta, pero sin mirarnos en absoluto. Lo ignoré y sonreí de oreja a oreja a Gregg. Tenía razón en lo que decía, parecían semanas desde que ya no nos veíamos fuera del instituto, él ya no se pasaba por casa como antes solía hacerlo ni nada. Somos buenos amigos, y antes de que empezara todo eso de interesarnos uno en el otro, todo estaba más que bien, no por que lo nuestro no tuviera un futuro o algo así dejaríamos de ser amigos.

- Estoy libre el fin de semana. - le informé encogiéndome de hombros.

- Perfecto - sus ojos se iluminaron -. Iré a tu casa y nos la pasaremos mirando esas películas que por alguna razón que desconozco te gustan.

- Estaré encantada. - me guiñó un ojo antes de darse vuelta y empezar a copiar lo que el profesor había escrito en la pizarra.

Pasaron los minutos y yo no dejaba de dar vueltas al asunto de que Eric estaba sentado a mi lado sin decir ni una sola palabra, sin mirarme, sin si quiera molestarme por como de desarreglado estaba mi cabello esa mañana, ni se molestaba en pedirme las respuestas de los ejercicios como siempre hacía, él solo estaba ahí: existiendo, y eso me molestaba. 

Traté de enfrascarme en los deberes que el profesor nos había mandado, intenté solucionar los puntos del libro, de responder algunas de las preguntas, incluso de leer aunque sea un párrafo de la novela que nos tocaba este semestre, pero nada funcionaba. Quería que me hablara, que me insultara, que hiciera malditamente algo, así que después de varias de miles de preguntas internas me digné a hablar.

Losing Virginity (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora