Capítulo 43: "En la lona"

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¿En serio creía Eric que me quedaría en mi casa, esperando a recibir un mensaje de su parte diciendo que la pelea había terminado y que él estaba bien? Por favor, soy Val, la estúpida que hace cosas estúpidas, y definitivamente no me quedaría tirada en mi cama pensando en cómo le iría en La Jaula. 

Por esa razón me puse de pie a las ocho y media en punto y fui a darme una ducha. Como la noche estaba acalorada me vestí con un short, mis zapatillas y una blusa holgada de color azul. Precisamente hoy mi cabello estaba malditamente inmanejable, y por esa razón lo até en una cola de caballo con algunas mechas sueltas.

Recibí un mensaje de Joe al mismo tiempo que agarraba mi celular: Estoy afuera. Con sumo cuidado salí de mi habitación, a sabiendas de que Matt estaba en la sala mirando no sé que partido de no sé cual deporte. Cuando llegué a la puerta principal suspiré al salir de la casa y corrí hacia el auto de Joe.

- Ya me estoy arrepintiendo de esto - fue lo primero que dijo mi amigo cuando arrancó el auto. Puse los ojos en blanco.

- Ya te dije que solo tienes que dejarme ahí y después irte - le recordé -. Yo me cuido sola.

- Por favor, Val - bufó -. En esos lugares no puedes cuidarte sola, y mucho menos creer que nadie podrá pasarte por encima. Te aseguro que lo harán.

- No soy de las que se quiebran fácilmente, Joe - me crucé de brazos -. Creí que confiabas en mí.

- Confío en ti - me miró por unos segundos -. Pero la gente de ahí es... No sé, son jodidos.

- ¿Si recuerdas que nos conocimos ahí, verdad? - sonrió y puso los ojos en blanco.

- Claro que si, muñeca - respondió -. Pero nosotros ya no vamos tan de seguido al Pozo, ni a las peleas. Jorge abrió un taller mecánico y yo estoy terminando los estudios.

- ¿En serio? - pregunté sorprendida.

- Si - sonrió orgulloso -. Quizá pida trabajo en la empresa de mi padre, o en la oficina de correos, no sé - se encogió de hombros -, pero ahora que ya pasaron unos cuantos años, y que ya no soy un adolescente rebelde y estúpido, me doy cuenta que perdí mucho tiempo en ese lugar.

- Yo no voy a formar parte de todo eso, Joe, no te preocupes - suspiró -. Solo quiero ir porque él va a pelear.

- ¿Tu chico misterioso? - preguntó burlón -. Algún día tendrás que decirme de quién se trata.

- Algún día - el auto se detuvo y abrí la puerta -. Gracias por traerme, Joey-jo. Nos vemos.

- Llámame si tienes algún problema.

- Okey.

Al bajar del auto la oscuridad de la calle golpeó en mi rostro, y tuve que hacer un esfuerzo para poder ver aunque sea un poco. El auto de Joe desapareció, y no sabía en dónde mierda entrar, pero cuando vi a un grupo de chicas con poca ropa entrar en una puerta de madera gastada enorme supe que en ese lugar era.

Caminé con paso decidido y empujé la puerta con ambas manos, ya que era más pesada de lo que parecía. Al entrar al lugar los gritos me ensordecieron por completo, y los cuerpos sudados de hombres sin camiseta demasiado borrachos chocaron contra el mío. Como era un jodido nomo tuve que ponerme de puntillas para lograr ver por encima de todas las heladeras humanas que tenía enfrente. 

Mis ojos se encontraron con La Jaula, y pude ver a Eric peleando con otro chico, que era dos veces más corpulento que él. No logré ver mucho, pero rápidamente empecé a empujar como podía a todos los que me impedían pasar adelante. Más de una vez me tocaron el trasero, pero yo simplemente me contenía para no armar un maldito problema en este lugar.

Losing Virginity (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora