Capítulo 58: "Caída, baile, promesa"

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Me estaba tomando la mano. 

¿Logran entender eso? Me- estaba-tomando- la- mano. 

Estaba a punto de tener un paro cardíaco por la jodida culpa de Eric Brennett, quien me había pasado a buscar esta mañana a casa para llegar juntos al instituto, y por suerte logró escaparse de Matt, porque mi hermano práticamente quería correr tras él con un cuchillo y matarlo. Por suerte no pasó, y el idiota de mi novio sigue vivo.

Pero pronto la que moriría sería yo por su maldita culpa. ¿Quién lo manda a ser tan tierno y tomarme de la mano? Se que es un gesto más que común, pero para que Eric haga eso... No sé, sería el fin del mundo. Y no solo eso, si no que se negó a soltarme la mano al entrar al instituto. Mi rostro estaba más que rojo.

- Tranquilízate, enana - me dijo -. Somos solo dos novios entrando de la mano al instituto. ¿Qué hay de raro en eso?

- Que tú eres Eric Brennett. - respondí obvia.

- Y tú eres Val Drake - puse los ojos en blanco y rió -. No va a ser gran cosa. Ni se darán cuenta de nuestra existencia.

Pero no fue así en absoluto. Lugar por donde pasábamos, lugar en donde todas las miradas estaban clavadas en nosotros, Me incomodaba demasiado que todas las chicas me miraran con los ojos como platos, es decir, sabía que Eric era un bombón hecho chico, pero tampoco que yo era tan fea como para impresionarles que estuviéramos juntos. O sea, sí, él estaba más bueno que yo, pero... No sé. Mi cerebro estaba completamente bloqueado.

- Bueno, digamos que esto es lo más desapercibido que yo puedo pasar. - dijo soltando una risa socarrona. Puse los ojos en blanco.

- Ya me estoy arrepintiendo de ser tu novia... - dije en tono bajo, frunciendo el ceño. Escuché la risa de Eric. Nos detuvimos junto a mí casillero.

- ¿Ah, si? - me preguntó, mirándome con una sonrisa de costado.

- Sí.

Enarcó una ceja.

-  ¿Y si te beso? ¿Cambiarías de opinión? - le sonreí.

- No lo sé.

- Probemos. - dijo y entonces clavó sus labios contra los míos sin dudarlo ni un segundo.

Sabía que todos nos estaban mirando, y a pesar de que al principio me incomodaba besarlo enfrente de todas las miradas, luego de unos segundos de sentir sus labios suaves contra los míos me importó una mierda lo que los demás pensaran de nosotros. 

Me importaba una mierda lo que opinaran los de afuera. Ya no me importaba que dijeran que él no era para mí, que lo nuestro era un error, que yo saldría lastimada. No me importaba nada más de eso, ahora solo me interesaba Eric. Sí él quería estar conmigo, si él estaba dispuesto a estar de verdad conmigo, sin engañarme, yo también lo haría. Al fin y al cabo estaba loca por él, y ya no tenía por qué ocultarlo. ¿Por qué? Porque me importaba una mierda lo que los demás dijeran.

Se apartó de mí, con una sonrisa cálida en su rostro.

- ¿Y? - dijo, sonriente -. ¿Sigues siendo mía?

Me contuve para no poner los ojos en blanco por su cursi pregunta. Le sonreí y enredé mis brazos en sus hombros.

- Siempre.

Sonrió de oreja a oreja.

- Qué bien - dijo -, porque en lo que a mi concierne, no me apartaré de ti jamás.

Simplemente le sonreí, y guardé mis pensamientos para que no empezara una pelea entre nosotros. Quería decirle que, tarde o temprano (ojalá tarde) algo pasaría entre nosotros, como en toda relación, y que nos separaríamos. Esto no era una novela de amor, éramos simplemente dos adolescentes de dieciocho años que querían estar juntos porque simplemente se querían, y eso era todo. No creo en los "para siempre", y por eso sé que en algún momento todo terminaría entre nosotros. Lo aceptaba. Mejor pensar en lo que podría ser y esperarlo sabiendo que pasará, a enfrascarte en el hecho de que jamás terminara, porque si lo haces al final termina doliendo más.

Losing Virginity (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora