CAPITULO 6

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Casleb me sujeta las mejillas con una sola mano, me quedo hipnotizada mirando sus ojos. Esos grises y profundos ojos en los que me puedo perder durante horas, grises ojos en los que me veo reflejada, y por un momento, por un momento dudo si estaré viendo mi reflejo o sus pensamientos en ellos. El rostro de Casleb se acerca cada vez más y se detiene a poca distancia del mío, con su otra mano coge un mechón de mi pelo y lo coloca tras mi oreja. ¿Y si nos quedamos así para siempre? Poco a poco recupero mi cordura y miro sus labios instintivamente, luego me doy cuenta de lo cerca que estamos y de que me está agarrando el rostro y me ruborizo completamente. A toda velocidad coloco mi mano delante de mi rostro, tapando desde mi nariz hacia abajo y vuelvo la cabeza hacia otro lado para impedirle verme así.

-¿Te pasa algo?- Pregunta con serenidad-.

-¡N-no! No me pasa nada- Deja de sonrojarte, deja de sonrojarte-.

-...Bien...- Dice no muy convencido-.

-Escuchad por favor- Exclama el chico de cabello anaranjado- Ya que somos demasiados tenemos que hacer espacio para todos. Vamos que tener que sentarnos más juntos.

-¿A qué te refieres con juntos?- Exclaman algunas chicas-.

-Eso decididlo vosotras, por ejemplo...

Recorre la sala con la mirada y se detiene en mí, me sonríe y cuando me va a tender una mano alguien me tira del brazo. Es Casleb, que tira de mi hacia él. Seguidamente me pasa el brazo por los hombros para que no se acerque más. El otro chico parece decepcionado pero para evitar que se notara escoge a una chica cualquiera, le tiende la mano y ella, indecisa, se la toma y se sienta a su lado. Mientras, yo, completamente desencajada proceso lo que acaba de ocurrir y giro el cuello rápidamente para mirar a Casleb con los ojos como platos y las mejillas ardiendo. Pero él parece evitar mi mirada.

Al rato los párpados me comienzan a pesar y miro a las chicas, que están igual que yo. Por otra parte los chicos están muy despiertos. No he podido evitar apoyar la cabeza hacia atrás, en el hombro de Casleb.

-Tengo sueño- Susurro agotada-.

-Yo ya estoy cansado, venga, te acompaño a tu caseta que ya es tarde.

Llamo a las chicas y Ster, Vicky, Alya y Luna vienen con nosotros, al vernos, el resto de chicas salen también y se van como nosotras, a dormir. Al llegar a nuestra caseta miro a Casleb.

-Tienes cara de cansada, vete a dormir ya.

-Vale...- Me tambaleo unos pasos hacia la caseta pero luego cambio de opinión y me giro- Espera- Casleb se estaba dando la vuelta y para en seco, se vuelve hacia mí y me sonríe-.

-Hasta mañana.

-Buenas noches- Le contesto, alargo la mano y le sujeto la muñeca, sin pensarlo-.

Él se acerca a mí e inclina su rostro hasta quedar junto a mi cuello, coloca la otra mano detrás de mi cabeza, acariciándome el cabello. Cierra los ojos durante unos segundos y noto como lo huele, pero me gusta. Mi cuerpo flaquea por segundos, él se separa despacio y mira su muñeca, la que tengo aprisionada. Pero no parece molestarle. Deslizo despacio mi mano y la suelto. Él me mira a los ojos y se aleja. Yo entro en la caseta con las chicas y nos dormimos profundamente.

-¡¡LA TIROLESAAA!!

Me despierta un grito que puedo distinguir como de la directora usando un amplificador para despertarnos a todos. Miro a mi alrededor sobresaltada mientras la directora sigue gritando "La tirolesa" y veo a las chicas asustadas al parecer, también por sus gritos. Salimos de la caseta y nos dirigimos a la zona de los baños de las chicas, donde todas nos lavamos la cara y nos vestimos adecuadamente.

-La tirolesa, ¿alguien sabe lo que es eso?

-A mi me suena como un deporte de altura.

-Creo haberlo oído antes pero no se qué es.

Todas debatimos sobre el significado de esa palabra, incluso cuando nos hemos preparado y salimos del baño. Pero entonces nos encontramos por el camino al punto de encuentro a algunos chicos. Reconozco a Al y al chico de pelo anaranjado y ojos verdes pero son cuatro o cinco. Nos acercamos y Luna y yo hablamos con Al.

-¿Sabes lo que es la tirolesa?- Comienza Luna-.

-¿No sabéis lo que es la tirolesa?-Negamos con la cabeza y sonríe- Es un deporte en el que se usa arnés y con un cable de acero nos colgamos a gran altura para deslizarnos de un punto a otro.

-¿Qué altura exactamente?- Me comienzo a poner nerviosa pero a pesar de que intento que no se note tengo los ojos abiertos como platos. Yo no hago deporte y no quiero pensar en cómo saldría si hago uno de riesgo-.

-Tranquila- Al me examina con la mirada- No te puedo decir que estaremos a poca altura pero no tienes de que preocuparte, todos llevaremos protección y seguridad- Posa la mano en mi hombro y me anima con una sonrisa, luego la retira-.

-Hola, ¿qué tal?- El chico de pelo naranja se coloca a mi otro lado y me sonríe- Gabby y Luna- Me mira fijamente con semblante divertido-.

-¿Recuerdas nuestros nombres?- Me sorprendo y le sonrío-.

-Claro que sí, ¿os gusta este deporte?

-Ni siquiera sabíamos qué era- Contesta Luna-.

-Pero no tiene muy buena pinta...- No he podido evitar soltar un quejido al final y él se me queda mirando-.

-Soy Laya, por cierto- Lo miro en silencio- ¿Te acordarás tu del mío?

-C-claro que sí- Bajo la mirada al suelo-.

-No esquives mi mirada- Dice sonriente y con una mano me levanta la barbilla para mirarme a los ojos- ¿Alguna vez te dijeron que tienes los ojos muy bonitos?- Su comentario hace que me sonroje, por supuesto que no, mis ojos son marrones, a todos les parecen mediocres-.

-No... que va, mis ojos ¿bonitos? Tú tienes los ojos verdes, Ced los tiene azules, Al también verdosos y ¿Yo los tengo bonitos? Son marro...- Pero me interrumpe tapándome la boca y las mejillas con una mano abierta, se inclina y acerca su rostro al mío. Luna y Al ya se encontraban a unos metros de distancia y no me había dado cuenta. Nos quedamos quietos en el sitio, con él a pocos centímetros de mi rostro, observándome atentamente con sus ojos verdes y sin pestañear. Sin darme cuenta yo también me quedo sin pestañear ni una sola vez, hipnotizada. Hasta que él no interrumpe el contacto visual y retira su mano no me doy cuenta de cuánto llevo con los ojos como platos, petrificada. Él se endereza y recupera su altura, mientras yo jugueteo con mis manos sin saber a dónde mirar. Luego me mira de nuevo-.

-No deberías decir eso, no importa el color del que sean los ojos, importa la belleza que veas a través de ellos y el sentimiento que te transmitan. Y tus ojos... tus ojos transmiten la sensibilidad que hay en ti, ¿me equivoco?

-N-no...- Es verdad que soy muy sensible pero no puedo pensar en ello ahora, mi cabeza me da vueltas-.

-Ya lo sabía- Me sonríe y me pasa la mano por el hombro- Vamos a ver qué nos harán hacer hoy, seguro que una locura.

Al llegar al punto de encuentro algunos chicos y chicas nos miran y en seguida escaneo la sala en busca de una melena pelirroja. Casleb nos mira serio, no puedo saber lo que está pensando y eso me incomoda pero tiene los brazos cruzados. Me separo de Laya y veo que me dedica una sonrisa antes de dejarme ir. Cuando me doy cuenta Casleb se acerca lleno de determinación, me agarra de la muñeca y tira de mí hacia él suavemente haciéndome caer sobre su pecho. Pongo las manos sobre este, a los lados de mi cabeza, que sigue hundida en él. Está duro y huele bien. A los segundos nos separamos y lo miro ruborizada. Él me mira fijamente con su penetrante mirada y luego me sonríe.

-¿Te gusta la tirolesa?


Algún día: Corazon de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora