CAPITULO 57

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Casleb me mira a los ojos en silencio, serio, y tras unos segundos sonríe. Qué bonita es su sonrisa. 

-Hace calor aquí, ¿No?- me dice evitando mi pregunta, ahora que lo pienso, sí, hace calor. Mucho-.

-Esto... sí- veo cómo se levanta y me vuelvo a preguntar qué haremos durante el día. Ya está siendo incómodo, al menos para mí-.

-¿Y si... nos vamos de aquí?- me dice-.

-¿Cómo?

-Tengo algo planeado- Casleb me hace un gesto para que lo siga y lo hago, me guía hasta la puerta que lleva al garaje-.

-¿Qué quieres hacer?

-Creo que ya es hora- comienza a decir y enciende la luz- de usar la moto de mi tío- tras esas palabras se gira y me mira sonriente, con un adorable y cegador brillo en sus ojos grises-.

-¿La moto de quién? ¿Qué?- tartamudeo, me he perdido algo-.

-El hermano de mi padre es muy diferente a él, se parece a mí- dice con chulería- siempre me ha llevado en moto, desde pequeño. Cuando se compró una moto nueva me dejó esta, la clásica, una preciosidad. 

-¿Pero sabes usarla?

-Claro, él me enseñó- trago saliva. Ahora mismo tengo una batalla interna porque me hace mucha ilusión que Casleb tenga una moto, y que me lleve en ella. Pero sé que no debería, y sé que es peligroso montar en moto-.

-La llevaré con cuidado- dice leyendo mi mente-.

-¿Lo tenías planeado?- pregunto-.

-Evidentemente- sonríe-.

-¿Y por qué no me lo dijiste?

-Porque sino hubieras tenido mucho tiempo para pensarlo, demasiado- dice mientras abre la puerta del garaje que da hacia fuera-.

-Casleb... esto me da un poco de respeto, nunca he montado en moto. No sé qué hacer. Y va muy rápido.

-Tu parte es la más sencilla- me dice mientras me da un casco y se pone otro. Se sube a la moto y me siento detrás de él-.

-¿Qué hago?- digo alzando la voz para que se me oiga a través del casco, él sonríe-.

-Agárrate fuerte- exclama con seguridad y noto como toda la moto vibra con fuerza, haciendo el típico y fuerte ruido. Sin pensarlo dos veces me sujeto rodeando el abdomen de Casleb y cierro los ojos-.

A pesar de haberme dicho que no iría rápido, yo desde aquí lo noto bastante. El viento sacude con furia la parte de mi pelo que queda fuera del casco y comienzo a sentir el aire frío azotarme como látigos a pesar del clima cálido, haciéndome dejar de sentir las manos. Apoyo por inercia mi rostro en la gran espalda de Casleb, esperando a que el viaje llegue pronto a su fin. Tengo miedo, pero me siento segura. Es pura contradicción. Con Casleb siempre lo ha sido.

-Ey- me avisa la voz de Casleb- ya hemos llegado- ni me había dado cuenta de que la moto ha parado, a mitad de camino cerré los ojos y sentí que flotaba, que el tiempo dejó de correr. Me suelto de su cintura y me ayuda a quitarme el casco. Bajo de la moto y miro a mi alrededor asombrada-.

Lo único que ven mis ojos es un paraje de inmensidad verde, y a lo lejos, más abajo, la orilla de la playa. ¿Dónde demonios estamos? Nunca había visto este lugar, ni siquiera vi cómo llegamos aquí. Me fijo en unos grandes acantilados rocosos que hay muy lejanos, ocultando, seguramente, este sitio. Sólo puedo oír el ruido de las olas azotar las piedras del acantilado y el viento bastante salvaje. Miro al suelo y aprecio el verdoso césped, qué raro es este sitio.

Algún día: Corazon de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora