CAPITULO 42

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"Quédate con nosotros" resonaban las palabras de la enfermera en mi cabeza. Apoyo mi mano en la cristalera de la sala de operaciones, tapada por una densa cortina oscura. Al separarla dejo una leve huella roja sin darme cuenta, estoy ausente. "Quédate conmigo" sólo me salen esas dos palabras que no puedo dejar de pensar, "quédate, vivamos felices como hasta ahora. Vivamos juntas. Lo único que importa es que te quedes. No me dejes". Una mano en mi hombro me sobresalta, me giro rápido. Luna está esperando conmigo, Alya y Ster por fin aparecen.

-Sus padres vienen a la velocidad de la luz- afirma Alya-.

Las miro en silencio, con los labios ligeramente entreabiertos y los ojos mirando al vacío. "¿Qué coño está pasando? ¿Es esto real?¿Está pasando ante mis ojos? ¿No puedo hacer nada? ¿Sólo... mirar?" parece que estas preguntas que me hago a mi misma me traen de nuevo a la tierra. Como acto reflejo me cubro la boca con una mano y me encojo llorando desconsoladamente. Mi respiración irregular me abruma, no puedo pensar nada, no puedo. Mi mente está rara, confusa. Al verme, Luna empieza a llorar también como una magdalena. Ster mas bien llora en silencio, como siempre.

-Estoy mareada- dice Alya, y se apoya en la pared, sus piernas flaquean-.

BUM

El sonido brusco de unas puertas abriéndose de golpe nos sobresalta y nos levantamos de un respingo. Han pasado dos horas desde que Vicky entró en la sala de operación. Su madre está llorando abrazada a su padre y cuando oyen el ruido se separan también. Salen dos enfermeras con una camilla, me inclino sobre ella. Es Vicky. Tiene el rostro amoratado y algo demacrado, con un ojo y el labio inferior hinchado. El labio también está partido y la parte derecha de su cara tiene raspaduras, con heridas superficiales en la oreja y la ceja que han cesado de sangrar un poco. A mí me sigue pareciendo que está preciosa...

-¿Qué pasa? ¿Cómo está?- insiste su madre-.

-Por ahora está estable, por los pelos- al oír esas palabras no puedo evitar abrazar a Luna y derramar unas lágrimas silenciosas-.

-Gracias, menos mal por Dios- no sé a qué le estoy agradeciendo, supongo que al universo por no quitármela-.

Vicky es hospedada en una habitación numerada y nos dejan a solas con ella. Está inconsciente. Estamos sentadas a su alrededor, yo aún llevo la ropa y piel manchadas.

-Gabby, sería mejor que te cambiases, no te va a bajar el estrés así- me mira Luna-.

-Es verdad, cariño- coincide la madre de Vicky- ¿Emily no te puede traer un cambio?- dice refiriéndose a mi madre-.

-No, mi madre está de viaje con mi padre. Otra persona- pienso- voy a... voy a llamar a Casleb.

-Tranquila, dame tu móvil. Yo lo llamo, tú ve a comer algo con Ster- dice Alya-.

Hago lo que me dice y me dirijo a la máquina expendedora, le saco un sándwich a Ster y un batido para mí. No tengo hambre en absoluto. Acabamos el aperitivo en silencio y la verdad es que tardamos bastante. Tras unos veinte minutos subimos a la habitación de nuevo y una anciana me detiene por el camino.

-¿Estás bien, cielo?- me mira preocupada, deduzco en seguida que lo dice por mi aspecto-.

-Oh sí, tranquila. La sangre no es mía- y lo único que soy capaz de ofrecerle es una media sonrisa. La mujer me contesta con la mirada... y continuamos caminando-.

-Ya volvimos- dice Ster al entrar en la habitación y yo paso tras ella. Pero antes echo un vistazo hacia el pasillo, levanto la cabeza y me paro en seco-.

Casleb. ¡Casleb! Corro hacia él y salto a sus brazos. Salto y noto ese momento en el aire como un interminable segundo a cámara lenta. Cuando me sumo en su tacto cierro los ojos instintivamente. Inhalo su aroma, a chicle... menta. Muchísimas imágenes corren por mi mente mientras apoyo la cabeza en su pecho. Por fin siento algo de paz, algo de seguridad en medio de todo este vacío. Todo este miedo, terror. Empiezo a temblar inconscientemente, él me rodea con sus brazos en silencio. No sé cuánto sabe, si quiere decirme algo, si sabe qué decir. Pero ahora me está salvando. Es mi salvador, y estoy feliz de que haya venido de nuevo a sacarme del miedo y el dolor, a salvarme. Ahora me doy cuenta de cuánto lo necesito realmente, y tengo miedo a eso. Pero sé que nunca me va a fallar. Siento... que estábamos destinados a ser. Tanto tiempo esperando por esto, tanto tiempo sintiendo que me faltaba algo, que llegaría algún día. Algún día. Y sentía que ese día nunca llegaba.**** Ahora por fin me siento llena. Pero todavía... siento miedo... aunque haya pasado lo peor, siento miedo.

Algún día: Corazon de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora