CAPITULO 65

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Todo está en silencio. Estamos presenciando la escena tantas personas, y a la vez todo está en un silencio sepulcral. Como si todas supieramos lo que está pasando. Y tengamos miedo de lo que viene. Dura unos segundos, por lo que parece que no se han separado aún, y eso me sorprende. 

-Esto...- se oye la voz de Al rasposa y puedo sentir su estrés- no... yo... ¿Qué haces? A mí no...- tartamudea-.

-Creo que sí- le dice la voz de Siro, muy segura- yo creo que sí- y sé lo que le está afirmando.

-N-no, Siro.. a mi me gustan las chicas.

-¿Ah sí? ¿Y por qué no te has alejado de mí todavía?- mi corazón da un brinco, y el de Al tendrá que haber dado mil más-.

Se oye una pausa y Al suspira, luego traga saliva. 

-Yo sé lo que soy, y tú no...- pero Siro lo interrumpe-.

-Yo creo, que no tienes relaciones amorosas porque no te ha gustado ninguna chica. Porque no te gustan las chicas.

-No, yo soy así, ya te lo he dicho. No me interesan las relaciones ahora mismo. Punto.

-¿Entonces por qué no te has apartado aún, Al?- dice Siro, con una seguridad aplastante y una voz algo seductora-.

Se vuelve a oír silencio. Supongo que Al tendrá una guerra en su cabeza, para procesar qué está pasando.

-Pensaba que éramos amigos- le dice-.

-Y lo somos- le contesta Siro- pero yo quiero algo más. Y ¿Sabes? No creo que no te guste, la verdad...

-No me gustas, ningún tío me gusta. Tienes que tener eso claro.

-Lo que tú tienes que tener claro es que te debes dejar llevar- le espeta Siro con firmeza- como ahora, cuando te he besado.

-No me he dejado, me has cogido por sorpresa. Siro, no sigas intentando algo que no se va a poder.

-Cállate ya, deja de ponerte barreras tú mismo cuando sabes la verdad.

-¡¿Qué verdad?!

-¡Qué te gustan los tíos y te gusto yo!

-Y-ya te he dicho que no. Mira, me voy a ir- dice Al y oigo cómo se levanta de la cama-.     

-Son las tantas de la noche, ¿A donde vas a ir?- protesta Siro-.

-¡No lo sé! Pero aquí no estoy cómodo.

-Sí lo estás, ese es el problema. Que aquí estás más cómodo que en ningún sitio y no quieres estarlo- dice Siro y oigo que se levanta también-.

-No es verdad, te has cargado nuestra amistad porque quieres tener algo que no te puedo dar- protesta Al-.

-Yo tomo lo que quiero, estoy acostumbrado a eso.

-¡Pues ésta vez no puedes! ¡No puedes, Siro, acéptalo!

-Sí que puedo y ambos lo sabemos- dice la voz de Siro con furia y oigo sus pasos-.

-¿Qué haces?- dice la voz de Al entre nerviosa y furiosa-.

-Cállate ya, y déjate llevar- oigo como se besan, la respiración pesada de los dos. Jadeos. Trago saliva. No se oye más, se oyen pasos torpes y rápidos que se acercan, a la cama. Oigo el roce de la ropa mientras se la quitan y los jadeos se vuelven mas fuertes-.

Susurro

-Es mejor que los dejemos ya, chicas- todas comienzan a colgar y escucho las últimas palabras-.

-Ven, deja que me siente encima- es la voz de Siro, y entonces sí, cuelgo-.

Al día siguiente llegamos a clase todas con cara de poker, no sabemos qué decir de lo de anoche.

Algún día: Corazon de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora