CAPITULO 22

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La enfermera vuelve y le digo que me duele la cabeza, me da una bolsa con hielo para que me la ponga en esta zona y en el golpe. Me la coloco en la cabeza y hago un gesto de sufrimiento instantáneo. Casleb se sienta a mi lado y me susurra al oído

-Ni si quiera deberías darle importancia a eso- sé que se está refiriendo a el tema de las exnovias, lo dirá porque no somos nada- hay personas que hacen que nada más importe en tu mundo.

Lo miro, consternada.

-¿No crees, niñita?- me sonríe y se levanta, creo que me voy a sonrojar. Esto parece una tomadura de pelo, si no fuera Casleb... me lo tomaría como una insinuación-.

Al acabar las clases vuelvo a casa en coche, miro mi móvil y me pregunto si Casleb le habrá contado esas cosas sobre su pasado a sus exnovias. Por alguna razón, lo dudo. Pero eso espero.

Y por fin, llega el día. Hoy celebro mi cumple, me despierto a las diez y me ducho, me visto con la ropa que compré con las chicas y dejo los tacones para luego. Me miro al espejo y me alegra verme guapa, entonces suena el timbre. Son las chicas que vienen a arreglarme.

-Sabía que estarías guapísima- dice Vicky-.

-¿Y qué le hacemos?- pregunta Luna-.

-Obviamente vamos a dejarle el pelo suelto- responde Alya- le recogeremos los mechones delanteros hacia atrás y como ya lo tiene ondulado se lo fijaremos.

Tras un rato las chicas acaban con mi pelo y me maquillan. Es algo sencillo, para que yo me sienta cómoda. Me ponen rímel resistente al agua, una raya finita y me pintan los labios con brillo, finalmente cedo y me los repasan un poco con lápiz de labios sonrosado para destacarlos más. Me pongo los tacones y mi padre nos lleva en coche hasta la casa alquilada.

-¿Estás nerviosa?- me pregunta Luna-.

-No- miento instintivamente, luego la miro y digo- vale sí.

-Es porque vas a ver a ya sabes quién, lo sabes ¿verdad? Quieres que te vea guapa- me susurra-.

No respondo porque es evidente que tiene razón, sólo le sonrío nerviosamente en silencio. Al llegar bajamos del coche y mi padre se despide y se aleja.

-Pues se va a quedar sin ver a su futuro yerno- bromea Alya-.

Me pongo roja como un tomate.

-C-cállate.

-Mira, pero si estás toda roja- se ríen-.

-Me alegra que me hayas hecho caso, te has puesto el pantalón corto de tallo alto- dice Vicky-.

Entramos a la casa para ver cómo es antes de que lleguen los demás. Al entrar tiene un gran recibidor donde hay una mujer que parece estar esperándonos, tiene varios sillones y una televisión en el centro. Pasamos hacia una habitación que tiene cristaleras en vez de paredes, entra toda la luz y se ve justo en frente una gran piscina, la habitación sólo tiene unas hamacas de interior. Supongo que es por si hace frío y queremos resguardarnos pero estemos empapados de agua. Las chicas y yo dejamos nuestros bolsos ahí y salimos al exterior, entonces admiramos más de cerca el gran tamaño de la piscina. A unos siete metros está la gran mesa para que comamos al aire libre de la que hablaba la página, y detrás de ella hay un caminito de piedras que lleva a un pequeño jardín de césped con columpios. Suena el timbre.

-Ya comienzan a llegar- me sonríe Alya-.

-Estoy nerviosa, muy nerviosa- me río para ahuyentar los nervios un poco-.

-¿Quién será?- unos segundos después, aparecen Laya y Mark. Vicky va corriendo y se lanza sobre Mark para fundirse en un apasionado beso, tan intenso que me hace apartar la mirada-.

Algún día: Corazon de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora