CAPITULO 58

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Entro en mi habitación de forma sigilosa, es algo pasada la media noche ya. Me pongo el pijama sin hacer ruido y me acurruco entre las sábanas de mi cama, aún con el corazón latiente a mil. Mis labios tiemblan como si les diera un ataque y no puedo evitar dejar salir las lagrimas mas o menos silenciosas que corren por mis mejillas. Respira hondo, Gabby. ¿Qué coño está pasando aquí? Todo mi ser me suplicaba que tomara esa decisión, que lo besase. Y sentía cómo mi alma se retorcía dentro de mí al rechazar su beso. No puedo más, es que no puedo. Sólo puedo oír "Es él" en mi mente. Repitiéndose una y otra vez. Con Casleb tengo algo que nunca he tenido con nadie más. Siento que estamos conectados de alguna forma, nos leemos la mente, los rostros, siento su presencia sin siquiera mirarlo, siento su mirada sobre mí, siento que mi alma y mi cuerpo me dicen qué debo hacer cada vez que estoy con él. Parece que me guían, me siento atada a él de cierta forma. Con un hilo, tirante, invisible, indestructible. Sólo cuando conectamos puedo sentir que estoy donde debo estar, que estoy completamente felíz. No tranquila o relajada, que también, sino algo más. Algo diferente y único. Parece que la naturaleza nos hizo para estar juntos, sólo ella lo sabe. Pero he sido fuerte y me he aferrado a mi fidelidad hacia Laya, en esta vida no te puedes dejar llevar siempre por los instintos. Me agarraba a ello y sobretodo, sobretodo al miedo. Al temor de ser dañada y utilizada de nuevo. A pesar de todo, el temor sigue ahí, y es el mejor remedio para frenarte. Tengo miedo a que me vuelva a dejar caer para romperme en mil pedazos más. Él tendrá el único elixir para mi vida plena dentro de él, pero también la capacidad de dejarme despedazada. Eso es aterrador, es admitir la debilidad y no me gusta. He trabajado muy duro para evitar que me haga daño de nuevo, de verdad que he sufrido demasiado para volver atrás, retroceder todo lo que tengo. Una estabilidad. El miedo esta vez me ha ayudado... o no. Entonces recuerdo las palabras de Laya. "Cuando te importa o quieres algo, el dolor está un poco dentro del paquete". El dolor es inevitable, "Siempre vamos a sufrir de vez en cuando por algo así que, ¿Por qué no sufrir por lo que mas queremos, o las cosas que más nos gustan?". Pero no, el miedo es algo que supongo que a veces te protege del dolor, y yo lo usaré para ello... o no lo sé... ¿debería? Es una batalla entre mi mente y mi alma. 

Anoche me quedé dormida mientras lloraba, qué pésimo. Miro mi móvil, son las once de la mañana y tengo muchos mensajes del grupo de mi curso. Los leo. Recuerdan que la fiesta que habíamos planeado a final de curso es ya mañana. La verdad es que no lo recordaba, me río por mi memoria de pez. Luna y Alya vienen a casa a pasar un rato y hablar de lo que llevaremos mañana. 

-La fiesta es en una casa del administrador- comenta Luna- sus padres son dueños de muchos locales y casas de lujo para alquilar, pero al ser su hijo nos la dará gratis.

-Sí que tiene que tener ganas de fiesta el chico- dice Alya-.

-Buf, ¿Y quién no?- responde Luna riéndose, yo agacho la cabeza levemente porque la verdad es que por una parte me apetece para despistarme pero por otra, no estoy de humor-.

-¿Qué llevaréis?- pregunto-.

-Yo una blusa fajada en una falda de tubo- responde Alya-.

-Yo unos vaqueros negros rotos y un top crop- sonríe Luna- se me verá el piercing del hombligo, así seguro ligo más- dice de broma-.

-Yo unos pantalones cortos, medias y camiseta. Algo normal pero me mola- comento-.

-¿A qué hora vamos?

-Por la tarde noche, a las ocho o así- respondo-.

-Y nos iremos a las doce, por ahí- acuerdan-.

-Ster pasa de ir, pero yo ya me lo esperaba, la verdad. Las fiestas así no son lo suyo.

-La verdad que lo mío tampoco- coincido y me coloco un mechón detrás de la oreja- pero bueno.

-No pasa nada, tía, va Laya- me sonríe Luna- te puedes pegar a nosotras y a él.

Algún día: Corazon de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora