EPÍLOGO

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~Varios años antes. Antes de que ocurriera todo~

"No es real, lo sabes ¿Verdad?" Le decía su madre, pero ella ya no escuchaba. Estaba completamente inmersa, inmersa en ella y en lo que le importaba. 

Aquel día Cupido recibió una carta, con los detalles de su nueva misión. La abrió tranquilo y al ver su contenido se alegró bastante ¿Quién no sabe que Cupido ha sido siempre un travieso, con grandes niveles de pillería? Pocas veces le tocan trabajos de ese tipo, hacer que una persona se enamore de una que no está en su mundo. Podría verlo, sentirlo, vivir junto a él, pero no tocarlo. Lo suficiente injusto como para causar tristeza a ratos, pero correspondido, para causar alegría siempre. Le pareció un trabajo lo suficientemente pillo para causarle euforia. En su opinión, las historias corrientes de las que se suele encargar son eso, demasiado corrientes. Para él las historias más bonitas eran esas, historias de amor verdadero pero algo especiales y únicas. Y esa era muy especial. Totalmente digna de sus flechas favoritas. Bajó a la Tierra y se paseó por las ciudades impaciente. Casi no cabe en sí de gozo al encontrar a quién buscaba. Cupido entró por la puerta y la observó pacientemente, ella no podía verlo, pues el amor es abstracto. Contempló sus facciones y miró a través de ella, quería conocer a esa chica a la que se le había asignado algo así. Era muy soñadora y sensible, romántica y enamoradiza. Esa chica era diferente, lo dicho, un caso original. También vio que andaba bastante en otro mundo, su mundo. 

"De ahora en adelante tendrás una razón muy fuerte que te hará amar mil veces más ese mundo" pensó. Entonces se inclinó hacia adelante, apoyó la barbilla en su hombro y contempló tras ella la pantalla de su ordenador. Concluyó la espera y sacó su flecha favorita.

"Veo que estás muy felíz" dijo en voz alta, "sería una pena que te ocurriera algo que todos creéis imposible ¿O no?". Colocó la flecha en el arco rosado y lentamente tiró hacia atrás, preparado para cambiarle la vida a aquella chica. 

"Esto es amor, ¿Lo tomas o lo dejas?" exclamó, y soltó la flecha, que salió disparada y atravesó a la chica. Desde ese momento la vida de la chica cambió para siempre, y él lo sabía. La contempló y vio tras sus ojos cómo todo cambiaba. Vio que lo tomó, y lo extraño era que estaba feliz de tomarlo, bueno, extraño para ella, por lo que llegaba. Cupido sonrió y con cariño dijo "Hasta la vista, Gabby", salió de la habitación y la dejó sola de nuevo, bueno, ya nunca estaría sola.

Algún día: Corazon de MelónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora