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- Por favor, pónganse en una fila. - Una señora con avanzada edad y un sombrero puntiagudo, se puso delante de nosotros al entrar al colegio, que por cierto, yo no paraba de sonreir admirando todo.
Nos colocamos en una fila y delante mío había un niño un poco gordito con un sapo entre sus manos. Reí levemente al ver al sapo y de repente, se le escapó de las manos.

- ¡Oh no! - Gritó el niño intentando coger al sapo. - ¡Trevor! ¡Ven aquí! - La gente se reía y yo, parada en mi sitio, observaba la situación. Como veía que no conseguía cogerlo, me salí de la fila para ir detrás del sapo hasta que, con un rápido movimiento, lo cogí. Me dirigí hacia el niño y se lo entregué con una sonrisa.

- ¡Guau! ¡Muchas gracias! - Y amplié mi sonrisa.

- De nada.

Cuando me giré, vi una silueta delante mío. Alcé mi cabeza despacio y vi a la misma señora de antes mirándome seria, además imponía respeto, sobre todo porque era mucho más alta que yo.

- Vuelva a la fila señorita. Esto no es un parque de juegos. - Asentí con rapidez.

- S... Sí, señora. - Moví un pie para ponerme de nuevo en la fila pero me interrumpió.

- Profesora McGonagall. - Tragué saliva.

- Sí, profesora McGonagall. - Me puse al fin en la fila teniendo al niño del sapo otra vez delante. Le miré con un poco de odio, pues por haberle ayudado ya me había ganado mi primera regañina.

- Eres rápida. - Me giré para ver de quien se trataba la voz que me acababa de hablar. Un niño de mi misma estatura y pelo rubio peinado hacia atrás, se encontraba detrás mío con una siniestra sonrisa.

- Gracias. Supongo.

- Draco Malfoy. - Estiró su mano para que la estrechara y, después de mirarla durante unos segundos, accedí a hacerlo.

- Claire Griffin. - Estreché su mano con una pequeña falsa sonrisa. Aquel niño, Draco Malfoy, me daba mala espina.

- Encantado Claire, será un honor poder tenerte en Slytherin. - Fruncí el ceño.

- ¿Slytherin? Yo no creo que vaya a Slytherin. - Él bufó.

- Lo sé, viendo lo que acabas de hacer con el patoso de Neville Longbotton no es algo digno de Slytherin. - Se quedó callado unos segundos. - Pero siempre puede haber una posibilidad.
- Los de Slytherin son gente mala, gente ambiciosa. - Le vi reírse y se dió media vuelta.

La profesora McGonagall nos mandó callar a todos para poder hablar.

- Atención, alumnos y alumnas del colegio Hogwarts de Magia y Hechizería. - Hizo una pausa mientras se quedaba mirando fijamente a un niño que estaba dos cabezas delante mía, junto a otro niño pelirrojo. Volvió a mirarnos a todos. - Detrás de estas grandes puertas se encuentra el Gran Comedor. Una vez que las abra, cruzaréis todo el pasillo entre las cuatro largas mesas que corresponden a cada casa para que el Sombrero Seleccionador os indique cuál será la vuestra. - Y se oyeron murmullos. La profesora las abrió con fuerza empujándolas y todos comenzaron a andar, entrando en la sala.

Era inmesa la verdad, y en cada mesa (que íban desde la entrada hasta el principio de las escaleras del final) estaban sentados los alumnos. Del techo colgaban un montón de velas para alumbrar la sala, además de que el techo parecía el cielo nocturno del exterior.

Nos pusimos todos junto a las escaleras de mármol del final, pudiendo ver en el altar al mismísimo Albus Dumbledore, el director del colegio. Cogió una cuchara dorada de su plato de comida y dió leves golpes a una copa de cristal, haciendo que todo el mundo quedara en silencio.

- Gracias. - Le oímos decir en un bajo tono de voz cuando al fin hubo silencio. - Muy buenas noches a todos. - Todo el mundo le contestó en alto. - Como cada año, hoy comienza un nuevo curso en Hogwarts. Así que bien, sin alargarme mucho, solo quiero desearos buena suerte en este nuevo curso en el que entráis, para todos, para los nuevos también. - Nos echó una mirada y una sonrisa a cada uno de nosotros. - Os sugiero que os esforcéis al máximo por aprobar y sacar buenas notas, sobre todo los de último curso, ya sabéis que pronto seréis magos consagrados. Si lo hacéis bien, claro. - Paseó su mirada por algunos de la casa Slytherin. - Bien. A continuación, la profesora McGonagall traerá el Sombrero Seleccionador el cuál asignará a los de primer curso en sus respectivas casas. - Y así fue. La profesora lo traía junto a una silla, en la que cada uno de nosotros se sentará y nos pondrá el sombrero para ver en que casa nos tocará. Sujetaba con sus dos manos una larga lista donde estaban escritos nuestros nombres.

- ¡Angelina Johnson! - Gritó la profesora. Una chica un poco más alta que yo de tez negra, se aproximó a la silla de madera. Se la veía nerviosa. Nada más se sentó, la profesora le puso el sombrero en la cabeza y comenzó a hablar:

- Ahjá... Veamos... Bien, yo creo que será... ¡GRYFFINDOR! - Toda la casa Gryffindor comenzó a aplaudir con ímpetu. Angelina, con una gran sonrisa en la cara, corrió a la mesa de Gryffindor a sentarse y saludar a todos.

- ¡Hermione Granger! - Esta vez, una chica de pelo ondulado fue la que se sentó en la silla. Veía como movía sus labios con los ojos cerrados, pronunciando algo inaudible.

- Veamos... ¡Gryffindor! - Fue bastante rápida la elección del sombrero. Hermione corrió a la mesa de Gryffindor feliz y yo sonreí por ello.

- ¡Harry Potter! - Se hizo un total silencio mientras veía como un niño de mi estatura con gafas subía despacio las escaleras hacia la silla. Se sentó y le pusieron el sombrero.

- Mmm... muy difícil... difícil... lleno de valor, lo veo. Tampoco la mente es mala. - Se pausó un segundo. - Hay talento, oh sí, y muchas ganas de probarse a sí mismo. Veamos donde te pongo... - Harry comenzó a susurrar algo inaudible. - ¡Slytherin no, ¿eh?! ¿¡Estás seguro?! Podrías ser muy grande, ¿sabes? ¡Lo tienes todo en tu cabeza y... Slytherin te ayudaría en tu camino a la grandeza! De eso no cabe la menor duda, ¿no? - Siguió susurrando. - Bueno, si lo tienes tan claro, mejor que estés en... ¡GRYFFINDOR! - Los de la mesa aplaudían y vitoreaban aún más que antes.

- ¡Tenemos a Potter! ¡Tenemos a Potter! - Gritaban, y yo sonreí.

- ¡Draco Malfoy! - Me puse seria. Draco subió con la misma sonrisa siniestra de lado en su cara y no le dió tiempo a que le pusieran el sombrero, pues ya había dicho: ¡SLYTHERIN! Le vi andar hacia la mesa con aires de superioridad y se sentó. Después sacaron a Ron Weasley, que fue puesto en Gryffindor, y después a...

- ¡Claire Griffin! - Tragué saliva.

- Buena suerte Claire. - Neville Longbotton, el chico del sapo, me susurró estas palabras con una sonrisa y yo se la devolví, pero al segundo la quité, pues estaba muy nerviosa.
Me senté en la silla y la profesora McGonagall me colocó el sombrero que comenzó a hablar.

- Vaya, vaya, vaya... Tenemos aquí mucha valentía, inteligencia y lealtad, pero también astucia y ambición. - Puse cara de asustada al escuchar las últimas palabras, pues sabía lo que eso significaba. Me pondría en Slytherin, así que cerré mis ojos con fuerza y empecé a susurrar al igual que Harry.

- Por favor, Slytherin no... por favor...

- Mmm... ¿Estás segura? Tienes los valores adecuados para esa casa. Aunque también para las otras tres...

- Por favor, Slytherin no...

- Bueno, si tanto lo deseas así, mejor que sea... ¡GRYFFINDOR! - Todos aplaudían con ímpetu y yo, sonriendo me dirigí a la mesa de Gryffindor. Llevé mi mirada rápida hacia Draco, que me miraba con su típica sonrisita y de brazos cruzados sobre la mesa.

Te quiero, No te quiero || HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora