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- Veo que han conseguido encontrar sus plumas. - Nos dijo Snape a Draco y a mí en su despacho.
Le eché una rápida mirada a Draco junto con una casi sonrisa invisible.

- ¿Puedo irme ya? - Preguntó Draco.

- Claro, señor Malfoy. - Draco se levantó y fue a abrir la puerta, pero la voz de Snape lo interrumpió. - Recuerde que se le restarán 20 puntos a Slytherin. - Malfoy asintió y salió finalmente.
Yo también me levanté para salir. - Y usted recuerde que se le restarán 50 puntos a Gryffindor. - Abrí mis ojos como platos y tragué saliva antes de hablar.

- ¿50? Pero profesor...

- ¿Tiene... algún problema, señorita Griffin?

- Sí. - Dije segura. - Que sea el jefe de la casa Slytherin no le da el derecho de restar a Gryffindor 30 puntos más. - Le miré enfadada.
El profesor Snape se levantó de su asiento y se acercó despacio y muy serio, asustándome por momentos.

- ¿Se atreve a... contradecirme? - Le miré asustada a los ojos, y después de algunos segundos negué rápido con la cabeza. - Eso creía... - Volvió a su asiento. - Y ahora fuera de aquí.

Salí rápido del despacho de Snape y corrí a la sala común de Gryffindor enfadada e ignorando a todo el mundo.

- ¿Todo bien, Griffin? - Oí a Malfoy reírse junto a sus amigos cerca de la biblioteca.

- Piérdete Malfoy. - Ni siquiera le miré a la cara y seguí andando rápido mirando el suelo mientras escuchaba como se reían.

- Que sorpresa se van a llevar tus amiguitos. - Me frené bruscamente y dí marcha atrás para ponerme frente a él.

- Solo voy a decirte una cosa Malfoy. - Me miró con los brazos cruzados y con una mirada de superioridad. - Déjame en paz. Olvídame. Pasa de mí. Estoy harta de tí ¿vale? - Me miró con desprecio y me alejé un poco de él. - Disfruta de los 20 puntos menos para Slytherin. - Me dí media vuelta y escuchaba las risas de Crabbe y Goyle, pero sin embargo no escuchaba las de Draco.

Al día siguiente me desperté gracias a Hermione como muchas otras veces que me quedaba dormida.

- Despierta dormilona. - Sonreí con los ojos cerrados al escucharla.

- Hermione tengo sueño. - Y me dí media vuelta.

- Luego duermes. Ahora tenemos clase de Transformaciones con Slytherin. - Abrí los ojos al recordar lo de ayer. No quería ir con Slytherin.

- ¿Qué clases tenemos hoy?

- Transformaciones, Defensa Contra Las Artes Oscuras, Adivinación y Cuidado de Criaturas Mágicas. - Asentí y finalmente me levanté. Hoy todas las clases eran con Slytherin, sin embargo mañana todas serían con Hufflepuff.

Hermione y yo bajamos juntas al Gran Comedor para desayunar, encontrándonos con Harry y, para mi gran sorpresa, también con Ron. Corrí donde él y le abrazé con fuerza.

- Que alegría volver a verte.

- Me viste ayer, Claire. - Y nos empezamos a reír.
Hermione abrazó a Ron y nos sentamos para desayunar.

- ¿Snape os mandó a Malfoy y a tí buscar vuestras plumas por el castillo? - Asentí ante la pregunta de Ron.

- Me duele decir esto pero, gracias a Malfoy la encontré. - Frunció el ceño.

- ¿Esa víbora rastrera te ayudó a encontrar tu pluma? - Reí ante su insulto. - Creí que hiciste un hechizo tu sola y la pluma vino donde tí en la enfermería, o igual vi alucinaciones.

- No, viste bien. Malfoy me dijo el hechizo que debía utilizar y lo empleé.

- Yo hubiera utilizado un Accio y ya está. - Me le quedé mirando hasta que me empecé a reír de lo tonta que había sido y de que no pensaba.

- Está claro que nunca hubiera pertenecido a Ravenclaw. - Y Ron volvió a fruncir el ceño. - Accio era el hechizo que Malfoy me dijo que utilizara. - Ron se empezó a reír muchísimo, haciendo que varias miradas se posaron en él y en mí también, ya que yo me reía junto a él.

- ¿Estáis bien? - Nos pregunto Harry. Ron, con la cabeza en la mesa riéndose, levantó su brazo y le hizo un gesto con el dedo gordo en forma de que "sí, estaba bien". La verdad no hacía tanta gracia, pero Ron me contagiaba la risa.

Después del desayuno fuímos a la clase de Transformaciones. Me senté junto a Ron y Hermione, y Harry estaba al lado de Ron.

- Ron, no te olvides de estudiar para el examen que no pudiste hacer. - Le dije seria, pues si no lo hacía habría gastado mi dinero en pastillas vomitivas para nada.

- ¿Fue difícil? - Negué con la cabeza.

- Para nada. - Le dí ánimos.

- Aún no entiendo que tendría la cerveza de mantequilla para vomitar de esa manera. - Se me escapó una sonrisita que afortunadamente no logró ver.

La profesora McGonagall entró en la clase (esta vez no estaba convertida en gato encima de su escritorio, haciéndote pensar que ella aún no había llegado a clase).

- Buenos días. - Dijo con una gran sonrisa.

- Buenos días. - Dijero todos al unísono.

La clase transcuyó bien, aunque no tanto para Ron. Su varita se había roto cuando lo tumbaron en la camilla de la enfermería, porque la tenía en el bolsillo trasero del pantalón. Para arregarla, le puso un trozo de celo, pero los hechizos ya no le salían bien.
La profesora nos enseñó a transformar un animal en un cáliz de agua, y le tocó a Ron demostrarlo con su rata Scabbers.
Pronunció el hechizo pero no se transformó en un cáliz de agua, si no en un cáliz con la piel de la rata. Incluso se veía la rosada, larga y fina cola de la rata.
Todos se rieron de él, y admito que yo solté una risita junto a Hermione y Harry.

Te quiero, No te quiero || HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora