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- ¡Draco cuidado! - Grité viendo como un enorme trozo de piedra caía a gran velocidad desde el piso de arriba.

Me abalancé sobre él y afortunadamente, el trozo de piedra impactó en el suelo y se rompió saliendo nosotros ilesos.
Miré a Draco que me observaba con la respiración agitada y con los ojos muy abiertos.

- Gracias... - Susurró.

- Por los pelos. - Dije yo y me levanté para después darle la mano y ayudarle a levantarse.

Nada más estar de pies los dos de nuevo, oí una risa proveniente de la zona de las escaleras y al girarme, el miedo me inundó por completo.

- Que poco ha faltado, ¿verdad? - La voz de Voldemort hizo que mi piel se erizara y me quedara paralizada. - Nos volvemos a ver Claire. - Sonrió entre dientes. Su serpiente nos miraba a Draco y a mí como si quisiera devorarnos allí mismo, a la vez que se oía el sonido de su siseo. - Me pareció un poco inadecuado, una falta de respeto más bien, abandonar la lucha que teníamos, ¿no te parece? - Tragué saliva y fuí dando pequeños pasos hacia atrás empujando a Draco también, y se dió cuenta porque soltó otra risa que me ponía los pelos de punta. - ¿Por qué tienes miedo? - Aireaba su varita a la vez que hablaba y tenía miedo de que en una de esas pudiera lanzarnos a mí o a Draco un hechizo. - No tienes por qué tenerlo. Mi maleficio mortal no duele en absoluto, la muerte es instantánea e indolora. - Sonrió más al captar mi absoluto miedo. - Aunque... - Miró una vez a su serpiente y después a mí. - Tal vez quieras volver a sentir el dolor de la tortura junto a tu amigo. - Echó una mirada a Draco. - Tu padre es un cobarde. - No dejaba de mirarle. - Juró que me guardaría lealtad para siempre, pero rompió ese juramento. - Su rostro ahora estaba completamente serio y daba más miedo. - Huyó. - Dijo finalmente y se quedó mirando a Draco unos segundos, pero poco después hizo un chasquido con su lengua y empezó a andar de un lado a otro con su varita en la mano y observando todo lo que le rodeaba. - Pero no te preocupes mi querido Draco, me ocuparé de él más adelante. - Sonrió otra vez entre dientes al mismo tiempo que soltaba una carcajada.

La serpiente se movía al compás de su dueño, pero ella sin embargo no nos quitaba el ojo de encima. Quería hacer algo que la distrajera, algo para poder clavarle el colmillo de Basilisco y acabar con el último Horrocrux.

- Es una pena que no quisieras unirte a mí, Draco. - Le miré una sola vez y pude ver su rostro lleno de lágrimas. No sabía tampoco que decir, al igual que yo. - ¿Sabes lo grande que podrías haber sido? - Otra carcajada. - ¡El bando ganador! - Fruncí un poco el ceño.

- No cantes victoria aún. - Hablé por fin y Voldemort dejó de andar para mirarme fijamente.

- Claire... - Masculló. - Creí que ya no podías hablar. - Rió. Mi pulsó empezó a acelerarse más de lo que ya estaba al percatarme de que se estaba acercando a mí a paso muy lento. - La dulce y bella Claire... - Ya estaba al lado mío y alzó con lentitud su mano para acariciar mi mejilla y recorrerla una sola vez con su larga uña desde un poco más arriba del pómulo hasta el principio de la barbilla. Yo me asqueé y giré mi cara para apartar su mano de mi piel. Draco no se movía de su sitio y se notaba su miedo. - ¿Sabes? - Su asqueroso aliento llegó a mis fosas nasales y reprimí una arcada. - Tu bisabuela Seraphina era igual de patética que tú. - Escupió esas palabras. - Pero admito que era poderosa. Tanto que casi acaba conmigo. - La serpiente se acercó a él y éste la acarició con una pequeña sonrisa. - Temí que tú fueras igual que ella y me llegaras a derrotar algún día, - Me miró de nuevo. - Pero veo que eso no es así. - Se dió media vuelta y subió un escalón. - Hogwarts. Un colegio, para mi gusto, con... ¿cómo lo diría? Poco estilo. - Soltó una carcajada más. - Recuerdo mis años de juventud en este lugar. - Miró hacia la derecha. - Yo corría por entre estas paredes, observando a los cuadros mirándome asustados. - Hizo una pequeña pausa. - Tal vez sabían lo que se avecinaba. - Se giró y me volvió a mirar. - El pobre profesor Slughorn no creía que me convertiría en el mago más tenebroso de todos los tiempos, y me dijo únicamente a mí como crear un Horrocrux. - Sonrió. - "Por supuesto que no iba a crear ninguno profesor, nunca se me ocurriría". - Rió al decir lo que, según yo pensé, dijo hace años a Horace. - Qué incrédulo... - Hizo otra pausa. - Pero eso ya no importa. - Su rostro se tornó más serio que nunca y agarró con fuerza su varita. - Soy Lord Voldemort, y nadie, ni siquiera Harry Potter, acabará conmigo. - Saqué mi varita con rapidez y le apunté, provocándolo otras de sus tantas risitas. - ¡Avada Kedavra!

- ¡Expelliarmus! - Grité al mismo tiempo que él lanzaba su maleficio asesino contra mí y, de nuevo como antes, un rayo verde salía de su varita y empujaba al rojo que salía de la mía.
Noté en ese momento la mano de Draco deslizarse por mi bolsillo y coger el colmillo, pero Voldemort no se percató de ello porque estaba concentrado en acabar conmigo.

- Voy a matar a la serpiente. - Oí con dificultad la voz de Draco al lado mío y asentí rápido y sin que casi se notara.

Draco anduvo despacio hacia atrás para meterse por una esquina que había justo a mis espaldas, pero justo apareció Harry detrás de Voldemort.

- ¡Tom! - Gritó Harry por encima del sonido de los rayos verde y rojo. - ¡Aquí estoy! - Voldemort dejó de lanzar su hechizo y se giró para mirar a Harry como si no se creyese que lo tuviera justo ahí, listo para matarle. Fue ahí cuando me giré hacia Draco, que no había ido hacia la esquina por la repentina aparición de Harry, y le arrebaté el colmillo de las manos.

Corrí hacia la serpiente que ahora miraba a Harry con más deseo de devorarle que el que nos lanzaba a nosotros, y, con la adrenalina corriéndome por las venas, clavé con fuerza el colmillo en el cuerpo de la serpiente.

Ésta profirió un agudo y sonoro grito desgarrador que hizo eco por todo el lugar, formándose en cuestión de segundos en un humo negro que iba ascendiendo hacia arriba y se iba evaporando por arte de magia, nunca mejor dicho.

La cara de Voldemort era una mezcla de enojo y miedo, y sus tobillos (que era lo único que dejaba ver su largo vestido negro) parecieron flaquear un poco. Estaba débil. El último Horrocrux acababa de ser destruído y ahora podía ser vencido con facilidad. Giró su cabeza hacia mí y pude ver en sus ojos el total horror. Después miró a Harry y los dos al mismo tiempo lanzaron sus hechizos dejando ver un rayo verde y otro rojo empujarse el uno al otro, pero esta vez, el rayo rojo perteneciente a Harry empujaba al verde con más fuerza, acercándose a Voldemort cada vez más.

Yo me cubrí un poco la cara con el brazo y noté la mano de Draco agarrarme del brazo para echarme hacia atrás y ayudar a levantarme.

Finalmente, el rayo rojo de Harry acabó por completó con el verde e impactó en el cuerpo de Voldemort a la vez que la varita de éste salía despedida de sus manos por el aire en dirección a Harry, que pegó un pequeño salto y la cogió.
Lo que ahora mismo estaba ocurriendo no me lo podía creer: el cuerpo de Voldemort se estaba deshaciendo literalmente, haciéndose pedazos y ascendiendo por el aire hasta evaporarse al igual que la serpiente.
Se había acabado. Lord Voldemort acababa de morir.

Mis lágrimas no tardaron en empezar a salir porque al fin había acabado todo, y me lancé a los brazos de Draco sollozando.

- Ya está... - Susurró acariciando mi pelo. - Ya se ha terminado. - Me separé de él despacio y corrí donde Harry a abrazarle con fuerza.

Estábamos vivos después de todo y eso era lo que más me hacía llorar.

- ¿Dónde están Ron y Hermione? - Le pregunté a Harry.

- Les dejé luchando contra Bellatrix en el Gran Comedor.

Al escuchar aquello corrí con las fuerzas que me quedaban hacia el Gran Comedor, y nada más entrar los ví sentados en una esquina de la sala y con las manos cogidas. Sonreí al ver que estaban bien y corrí hacia ellos que, al verme, me devolvieron la sonrisa y me abrazaron los dos a la vez.

- Habéis acabado con ella. - Dije en el abrazo.

- Y vosotros con Voldemort.

- Fue Harry. - Sonreí.

Me separé de ellos y ví en la entrada a un Draco mirándome sonriente, y me acerqué pero sin correr hacia él con una gran sonrisa que nadie me borraría en mucho tiempo.

Te quiero, No te quiero || HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora