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Cuando sonó la campana haciendo saber que la clase había terminado, me levanté muy rápido. Draco Malfoy salió casi corriendo como siempre, pero la profesora Trelawney me interrumpió.

- Señorita Griffin, usted y el señor Malfoy se quedarán un momento aquí conmigo. - Suspiré.

- Draco se acaba de ir. - Dije en voz baja. No tenía ganas de gritar ni de pelear con nadie.

- Si no le importa, ¿puede ir a buscarle? - Abrí la boca para protestar pero la cerré, sabiendo que daría igual que lo hiciera o no.

- Luego os veo chicos. - Les dije a Hermione, Ron y Harry. Ron me dió un abrazo que correspondí encantada. Hermione también lo hizo y Harry también.

Salí del aula en busca de Draco. Si supiera realizar el hechizo "Cruciatus", se lo lanzaría sin dudarlo. Me sacaba de mis casillas y ya estaba harta.

- Dean, ¿has visto a Malfoy? - Dean Thomas pasaba por allí y decidí preguntarle.

- Emm... sí. Creo que se dirigía a las mazmorras junto a Crabbe y Goyle. - Me miró confuso, y lo entendía, pues no era muy normal que alguien de Gryffindor preguntara por alguien de Slytherin.

- Gracias. - Le sonreí y anduve hacia las mazmorras, donde estaba la sala común de Slytherin.

Cuando llegué, allí no había nadie. Y obviamente no podía entrar en la sala común así que decidí dar media vuelta para volver al aula de Trelawney.

Una voz me interrumpió cuando me dí media vuelta, y mira por donde, era Malfoy.

- Griffin, ¿qué crees que estás haciendo en las mazmorras? Que yo sepa no tenemos clase de pociones. ¿Vienes a lanzarme hechizos para deshaogarte? - Draco apareció por una esquina pero esta vez venía solo.

- Creéme que lo haría, y aún me lo estoy pensando, pero no. No venía a eso. - Él ya se encontraba junto a mí. - Venía a buscarte.

- ¿Tan rápido dejas a tu novio cabeza de calabaza plantado? - Mi cara estaba seguramente roja de la furia. - Siento decirte que no me junto con gente como tú. - Sin pensarlo, me abalancé sobre él intentando darle puñetazos en el pecho que él frenaba con rapidez. Ví como se reía y eso me hizo enfurecer aún más así que seguí intentado pegarle.

En una de esas consiguió coger mis dos manos en forma de puño y nos quedamos mirando fijamente a los ojos durante unos escasos segundos.

En esos segundos, pude ver perfectamente todos sus rasgos faciales. Era como si el tiempo se hubiera detenido. Sus ojos grises brillaban mientras me miraban fijamente, casi como si me comiera con la mirada. Su pelo rubio estaba alborotado y caía por su perfecta forma alargada de la cara. Sus rosados labios estaban ligeramente entreabiertos y podía notar levemente su respiración chocando contra mi cara, a la misma vez que la mía chocaba contra la suya. Ese increíblemente agradable olor a menta inundaba mis fosas nasales de nuevo, y esta vez podía olerlo aún más.
Mi cabeza me estaba jugando malas pasadas con estos pensamientos, porque tenía la extraña necesidad de querer abrazarle y no separarme de él nunca.

Me levanté con rapidez soltándome de su agarre y él se levantó, arreglándose su asqueroso pelo rubio y colocándose bien su túnica de Slytherin.

Sin saber porqué, mis lágrimas comenzaron a salir mientras yo medio corría por donde había venido, dejando a Draco donde estaba.

Llegué de nuevo al aula de Adivinación y, antes de entrar, me sequé mis lágrimas como pude con la manga de la túnica. Finalmente entré, encontrándome de nuevo con la profesora Trelawney que me miró con una pequeña sonrisa.

- No he... encontrado a Draco. - Mentí. Mi voz tembló un poco al hablar y me maldecí por dentro al escucharme así.
- Bien, siéntese en la mesa que usted quiera. - Asentí y me senté en una de las mesas de allí, la primera que vi.

La profesora Trelawney me mandó copiar 50 veces "No debo enfrentarme a mis compañeros". Ya era la segunda vez este año que un profesor me mandaba copiar y encima me había tocado con Draco.

De repente, la puerta del aula se abrió y por ella entró Draco Malfoy. Me echó una rápida mirada nada más entrar pero yo miré de nuevo al papel, ignorándole.

- Bienvenido de nuevo señor Malfoy. Ya creí que no vendría. - La profesora Trelawney cogió otro folio y se lo dió. - Los dos copiarán "No debo enfrentarme a mis compañeros" 50 veces. - Draco simplemente asintió y se sentó dos sillas a mi derecha.

Pasaron 5 minutos y yo ya llevaba copiadas 15 veces. Intentaba ir lo más rápido posible.

- Debo salir un momento. Ahora vuelvo. - Anunció la profesora Trelawney.

Nada más salir del aula, Draco dejó de escribir para mirarme fijamente, y eso me incomodó bastante pero yo no le miré a él.

- ¿Fuíste a buscarme para decirme que viniera? - Alcé un momento mi mirada hacia él y asentí, pero volví a escribir.

Se me empezó a formar un nudo en la garganta y no sabía porqué.

- Gracias. - Me contestó. Me sorprendí por ello, pues nunca le había oído darle las gracias a nadie.

- No hay de que. - Dije con voz temblorosa de nuevo sin dejar de mirar el papel.

Una lágrima salió por mi mejilla y me la quité con rapidez, pero tuve que sorber mis mocos y eso hizo que volviera a mirarme. Le miré ahora yo a él y, como antes, nos quedamos mirando fijamente a los ojos. Pero esta vez no me dejé llevar.

- ¿Te importaría dejar de mirarme? - Una sonrisa se comenzó a formar en sus labios y fruncí el ceño ante esa acción. - ¿Qué pasa?

- ¿Te incomoda? - Parpadeé un par de veces antes de contestar.

- Pues sí. Así que te agradecería que dejaras de hacerlo.

Terminé de escribir las 50 copias por fin y la profesora aún no había vuelto. Me levanté y dejé el folio sobre su escritorio.

- ¿Ya has terminado?

- ¿Tú qué crees? - Le miré con odio. Estaba claro que no podía aguantarle.

Anduve hacia la puerta pero, como en ocasiones anteriores, su voz me interrumpió.

- Griffin. - Me quedé mirando a la puerta.

- ¿Qué? - Respondí borde. Pero no habló y fruncí el ceño. Me dí media vuelta y me puse frente a su mesa. - ¿Qué? - Volví a preguntar de la misma manera.

- ¿Vas a ir al baile de Navidad? - Y mi ceño se frunció aún más. ¿A qué venía aquello?

- No lo sé... - Dije en bajo mirando el suelo. - ¿Qué más te da?

- Me gustaría saber con quien irás.

- ¿Te gustaría saberlo? Pues déjame decirte que si me dieran a elegir entre un animal raro del Lago Negro y tú, eligiría al animal. - Me dí media vuelta para salir del aula pero antes añadí algo más. - Y tal vez ni vaya al baile. - Y finalmente salí de allí.

Te quiero, No te quiero || HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora