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Pasaron dos meses y ya estábamos en agosto.
No había vuelto a ver a mis amigos desde entonces y tenía unas ganas enormes.
Había ido con mis padres a Italia, apareciéndonos allí (por lo que no tuvimos que pagar ningún vuelo). La Toscana era un lugar precioso.
Y no había escrito ninguna carta a Draco, porque no me salía decirle nada. Porque mantengo lo que dije hace casi un año ya, en Navidades del año pasado.

- ¡Claire! ¡Correo para tí! - Oí a mi madre gritar desde la planta baja. Yo estaba leyendo un libro en mi habitación.

- ¡Voy! - Salté de la cama y bajé corriendo las escaleras con la esperanza de que alguno de mis amigos me hubiera escrito.

Llegué abajo y me abalanzé sobre mi madre para coger la carta.

- Lo siento mamá, es algo urgente. - Le dí un beso en la mejilla y volví a subir corriendo las escaleras, cerrando la puerta de mi habitación.

Me senté en la cama con las piernas cruzadas y le quité el sello para después abrirla y comenzar a leer:

Hola Claire, soy Draco. Veo que al final no me escribiste como te dije, y, siéndote sincero, me lo esperaba. Me ha costado medio verano averiguar la ubicación de tu vivienda, pero cuando lo conseguí, no dudé ni un segundo en escribirte. Necesitaba hacerlo.

Solo quería decirte que lo siento. Sea lo que sea que te hice, lo siento muchísimo, no sabes cuánto. Desde que me dijiste aquello en Navidad, me vine abajo (creo que se notó bastante). Me quedé sin amigos porque pensaron que ya no era quién era, y es verdad, ya no soy el Draco Malfoy que todo el mundo piensa que soy. ¿Y sabes por qué ya no lo soy? Gracias a tí, Claire. Desde que empecé a estar contigo cambié completamente, me sentía lleno y protegido, por eso cuando me dijiste que te volviera a odiar y que dejáramos de ser amigos, es como si me hubieran apuñalado literalmente y me estuviera desangrando cada vez más. No puedo odiarte. No puedo. Es imposible. Intenté olvidarte, pero fue imposible.
Después llegó el fin del curso, y ahí sabía que nunca más podría llegar a recuperarte.

No te puedes imaginar lo mal que lo he pasado y estoy pasando Claire, no podría explicártelo con palabras porque no terminaría nunca y porque no sabría cómo hacerlo.
Eres una persona maravillosa y, como se que no me vas a perdonar en la vida, te deseo todo lo mejor, y que, quién llegue a ser el afortunado que pueda estar contigo toda la vida, te cuide como nunca nadie lo ha hecho, porque yo te aseguro que lo haría.

Te quiero, y nunca dejaré de quererte por mucho que intentes que sienta lo contrario.
Draco M.

Doblé la carta con un mar de lágrimas en mi cara. 
He intentado olvidarme de él yo también, y he intentado odiarlo, pero no puedo. Es imposible.

Abrí el cajón de mi escritorio y guardé la carta justo en el fondo. Cerré el cajón con fuerza y me quedé quieta entre sollozos.
No iba a contestarle. No quería decirle "hola" de nuevo para volver a caer en lo mismo y tener que decirle a final de año "adiós".
Por eso simplemente me quedé quieta con la cara llena de lágrimas.

Me sequé la cara con la manga y abrí la puerta de mi habitación.
Me puse los zapatos y salí de casa después de despedirme de mis padres.

Anduve por las soleadas calles de Londres sin pensar a que sitio llegar, solo andar mientras los segundos y minutos iban pasando.

Este año todo había sido complicado, demasiado. Cuando éramos amigos no lo sabía ver, porque me gustaba además de ser amiga suya, y creía que todo estaba yendo bien, pero no era así.
No debí de haber aceptado nunca su amistad, lo sigo diciendo. Simplemente que él fuera Draco Malfoy, el Draco Malfoy que conocí en primer año, el odioso Malfoy. 
Aún no sé bien por qué me enamoré de él, ¿qué es lo que rondaba mi cabeza aquellas veces para que eso ocurriera?

Me acordé de la cara de su madre, fría y seria, sin una pizca de alegría, y no quería imaginarme a su padre. Me daba miedo todo esto, porque había estado enamorada de "El chico prohibido", así lo era para mí, y lo seguía estando, que era lo más doloroso.
Mi objetivo era dejar pasar el tiempo para ver si ese sentimiento se iba yendo, pero todavía no obtenía ningún resultado. Seguía exactamente igual.

Cuando me quise dar cuenta, había empezado a llover. Una lluvia con ese típico olor de las lluvias de verano y que a mí me gustaba mucho.
Desanduve lo andando y volví a casa con la lluvia calándome la ropa.

Cuando casi había llegado, un rayo apareció en el cielo. Había tormenta.
Anduve más rápido intentando llegar lo más rápido posible a mi casa.

Otro rayo... vi la luz en el cielo y, bastantes segundos después escuché el grave sonido retumbar por todo el lugar.
La lluvia caía más fuerte aún.

Llegué al portal de mi casa y me metí corriendo, mojando todo el suelo de la entrada.
Mi madre me oyó llegar y vino corriendo con, por lo menos, cinco toallas.

- Hija, creí que te había pasado algo con esta tormenta. - Me puso todas las toallas por encima y me acompañó hasta el cuarto de baño.

Me sequé el pelo y me quité la ropa para ponerme mi pijama preferido que era bastante calentito. Hoy el día era más frío que cualquier otro que hubiera habido este verano...

Te quiero, No te quiero || HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora