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El resto del día pasó normal, pero algo aburrido. La mayoría del tiempo me encontraba en la sala común o en mi habitación, y de vez en cuando salía por el castillo para, diez minutos después, volver al mismo sitio.

Harry, Hermione y Ron habían ido a las Tres Escobas, y a mí hoy no me apetecía nada ir. Además llovía y hacía bastante frío.

Ahora mismo daba vueltas de un lado para otro de la sala común, pensando en Draco Malfoy.
Sí. Me había dado cuenta de que realmente sentía algo por él. Éramos "amigos", y digo "amigos" porque en realidad seguíamos peleándonos por cosas sin sentido como niños pequeños. Se que en el fondo él me odiaba, por mucho que me dedicara aquellas sonrisas, por mucho que ahora mismo habláramos... Sabía que era imposible llegar a lo que yo quería llegar, porque como ya dije, él es Draco Malfoy, y yo soy Claire Griffin. Es como juntar el fuego con el agua. Y en cierto caso, él era el agua, porque siempre conseguía apagarme y hacer que estuviera mal...
Ron ya me había dicho que luchara por ello, pero ¿cómo iba a luchar por conseguir lo imposible? Él y Hermione si son compatibles. Es normal verlos juntos, y sería normal verlo. Sin embargo, no lo sería con Draco y conmigo.

Seguí caminando de un lado para otro. Nl había nadie, todos estaban en Hogsmeade incluidos los de primero y segundo.
Metí mis manos en los bolsillos de la túnica y noté unos papeles dentro de ellos.

Saqué el primero y lo abrí: era la nota que me lanzó Malfoy en el Gran Comedor.
Saqué el segundo y último papel, que era otra nota que Malfoy me había lanzado aquel día, pero que nunca llegué a leer.

Abrí la nota y leí sus palabras: ¿Sabes? Hay algo de lo que me he dado cuenta. Tú y yo nos odiamos, pero creo que tenemos algo de química. ¿Tú no lo crees? Seguramente me odies más aún al leer esto, pero quería que supieras que me importas Claire. Y que creo que estoy enamorado de tí.

Me quedé quieta en mi sitio con el papel en la mano delante de mis ojos. ¿Era cierto lo que estaba leyendo? ¿Esa era la nota que él me había lanzado? No me lo podía creer. Por primera vez me había llamado Claire, aunque fuera solo en un trozo de papel.
Una lágrima descendió por mi rostro lentamente mientras yo seguía asimilando lo que acababa de leer. ¿Enamorado de mí? ¿Qué le importaba? Esto no podía ser cierto. Sería otra de las bromas de Slytherin, y no sería nada raro.
Quería contárselo a Ron ya mismo, y así lo decidí.

Salí corriendo de la sala común después de haber guardado la nota en mi bolsillo y bajé las escaleras a una increíble velocidad, que cualquiera hubiera dicho que me iba a caer rodando por las escaleras.

Salí del colegio directa a Hogsmeade sin importarme en absoluto la fuerte lluvia que caía ahora mismo.

- ¿Griffin? - Una voz conocida me llamó y me dí la vuelta entrecerrando los ojos a causa de la lluvia.

- ¿Malfoy? - Respondí de la misma manera. Él llevaba puesto un chubasquero de Slytherin con una capucha puesta, y sujetaba un paraguas también de Slytherin.

- ¿Qué haces aquí fuera? ¡Te estás calando! Ven aquí anda. - Me instó a acercarme y meterme bajo el paraguas con él, por lo que no me negué.

- Ya estoy mojada entera así que no hace falta... - Pero me ignoró. Mi pulso se aceleró. Ahora no podía hablarle y mirarle después de haber leído la nota.
Se acercó tanto a mí que nuestros hombros se rozaban y yo miraba hacia el otro lado, era un momento incómodo.

- ¿A dónde ibas?

- ¿A dónde crees tú? A Hogsmeade. Tengo que buscar a Harry, Ron y Hermione. - Me miró un momento para volver a mirar hacia delante. Ahora que lo pensaba, era raro verle solo sin Crabbe y Goyle.

- El superhéroe está dentro del colegio y se fue a hablar con Dumbledore. El cabeza de calabaza y la sangre sucia no se donde estarán, pero seguramente dándose el lote en algún lugar donde no les vean. Bajo la lluvia, que romántico ¿verdad? - Le miré con furia.

- ¿Cuántas veces te he dicho que no los llames así? Son mis amigos Draco, y no voy a permitir que te permitas el lujo de...

- ¿Y tú cuántas veces me vas a amenazar con cortarme el cuello con tu varita si volvía a llamarlos así? - Me interrumpió. Saqué mi varita del bolsillo.

- Si quieres puede ser la última. - Se rió.

- No seas ridícula. Sabes perfectamente que no te atreverías.

- ¿Ah no? - Puse mi varita en su cuello. - ¿Por qué estás tan seguro? - En realidad estaba claro que no me atrevía, y era demasiado agresiva.

- Porque no te atreverías ni hasta con una persona que hiciera daño a tus seres queridos. - Sonrió como pudo mientras yo le levantaba la cabeza con la varita.

- No me conoces del todo bien. - Siguió sonriendo pero no dijo nada. En realidad, si me atrevería con alguien que le hiciera daño a una persona que quiero. - Eres un completo imbécil. Nunca debí haber aceptado ser amiga tuya.

- Dentro de unas horas, si dices lo mismo, te creeré. - Ahora fuí yo la que reí.

- ¿En serio no me crees ahora? Dame una buena razón. - Se quedó unos segundos en silencio hasta que abrió la boca para hablar.

- Porque te gusto. - Me quedé sin habla. ¿Qué acababa de decir?

- ¿Per... perdón? - Bajé un poco mi varita.

- Porque te gusto. - Repitió. - ¿Te crees que no lo he notado? ¿Te crees que no me he dado cuenta de lo que te causo cuando me acerco a tí? Hasta tus... amigos, - Puso una mueca al decir "amigos". - Lo saben. - Bajé mi varita completamente y me alejé un poco, notando la lluvia de nuevo caer en mí. Pero me volví a meter bajo el paragüas y saqué la nota.

- Tampoco soy la única. - Le mostré la nota mirándolo a los ojos, pero la volví a guardar y me separé de nuevo. - Ya estamos empatados. Los dos nos gustamos, pero nos odiamos. Genial ¿no? - Sonreí falsamente. - Me vuelvo a la sala común. Al menos los dos ya sabemos los sentimientos del otro ¿no? - Volví a mostrarle una sonrisa falsa que al segundo borré y me fuí corriendo al castillo a causa de la lluvia, sin esperar ninguna palabra salir de su boca.

Te quiero, No te quiero || HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora