↙10↘

695 42 1
                                    

Draco y yo comenzamos a copiar en una hoja que el profesor Snape nos había dado.
De vez en cuando echaba miradas asesinas a Draco, ya que por su culpa íba a suspender el examen. Estaba claro que a él no le importaba, ¿cómo le va a importar? Pensé en ese instante.

- Aquí tiene. - Levanté por primera vez mi vista de la hoja viendo como Draco le entregaba su hoja al profesor Snape. Tan solo habían pasado diez minutos y ya había copiado las cien veces, además con muy buena letra.

- Muy bien señor Malfoy. - Dijo con voz grave Snape mientras revisaba la hoja. - Puede irse a buscar su pluma. - Draco se levantó de su asiento sin una sola expresión en su cara. Abrió la puerta del despacho de Snape y se fue.
Seguí escribiendo en la hoja lo más rápido que podía. ¿En serio nos había escondiendo nuestras plumas? No daba crédito a ello.
La pluma con la que escribía que me la había dejado Snape no era tan buena como la mía, sería la costumbre de estar con la mía.

- Aquí tiene la hoja profesor. - Dije nada más acabé de copiar la frase por última vez. Snape me miró con cierto asco a los ojos y la cogió. Sus ojos se movían a una velocidad que para mí me resultaba imposible poder leer algo.
Finalmente dejó la hoja sobre su escritorio y siguió a lo suyo.

- ¿Me... puedo ir ya? - Pregunté con miedo.

- Estoy esperando a que lo haga señorita Griffin. - Contestó en un tono normal sin despegar la vista de lo que estaba escribiendo.
Me levanté rápido y abrí la puerta para salir por fin de allí. Ahora tenía que buscar mi pluma... ¿esto íba en serio?

Caminé rápido hacia el Gran Comedor en busca de mis amigos. Nada más entré, los de Gryffindor se me quedaron mirando pero los ignoré y fuí donde Hermione y Harry.

- ¡Claire! - Gritó Hermione al verme y corrió a abrazarme. - Vamos siéntate.

- No puedo... - Susurré y los dos me miraron confusos. - Tengo que ir a buscar mi pluma y el tintero. - Y me miraron aún más confusos. - Castigo de Snape. - Y ahí soltaron un "Ahh".

Miré rápido hacia la mesa de Slytherin. Draco estaba allí sentado hablando con Blaise Zabini. ¿No iría a buscar su pluma?

Salí del Gran Comedor y empecé mi búsqueda por la enfermería.

Una vez allí vi a Ron dormido en una de las camillas y sonreí. Me acerqué y me senté en la camilla junto a él sin borrar mi sonrisa de la cara. Cogí su mano con dulzura, dándole pequeñas caricias. Me acerqué aún más a él y planté un beso en su mejilla.

- Ey, Griffin. - Una voz hizo que diera un respingo, me separara de Ron y mirara hacia la puerta donde estaba Draco Malfoy apoyado en ella, mirándome con una maliciosa sonrisa.

- ¿Qué quieres Draco? - Dije en tono muy borde.

- ¿Ya has encontrado tu pluma? - Después de dos segundos negué con la cabeza despacio, y eso provocó su risa.

- ¿De qué te ríes?

- De que es increíble las pocas luces que tienes en el coco. - Fruncí el ceño. De repente, metió su bolsa en el bolsillo y sacó su pluma de él. En ese momento, abrí mi boca en forma de asombro mientras él se reía en mi cara.

- ¿Cómo has...?

- Yo que tú dejaba de hacerle carantoñas a tu novio y empezaba a buscarla. - Mi cara echaba fuego y me acerqué a él con mucho enfado.

- Ron no es mi novio asqueroso hurón oxígenado. - Su cara cambió drásticamente. - ¿Cómo la has encontrado tan rápido?

- Piensa. - Pero volvió a mostrar la misma sonrisita de antes.

- ¿Que hechizo has utilizado? - Pregunté varios segundos después de haber caído en la cuenta.

- Veo que ya lo vas viendo. - Rió. - Piensa. - Y odiaba que me dijera siempre "piensa". ¿No podría dejarse de hacer el interesante y decírmelo?

- Mira, déjalo. - Pasé a su lado para salir de la enfermería. - No se que hechizo habrás utilizado, pero lo que tengo claro es que no voy a recorrerme Hogwarts entero para buscar una estúpida pluma. Ya me compraré una nueva. - Enfadada comencé a andar para dirigirme a la sala común, pero un brazo me hizo frenarme.

- ¿Por qué crees que Snape nos ha puesto este castigo? Para que pensemos. ¿Por qué crees que dijo que si no la encontrábamos hoy, mañana la cambiaría de sitio? Para que pensemos. - Me quedé callada sin saber que decir.

Draco se acercó a mi oido y eso me aceleró el pulso y la respiración notablemente, pero él lo ignoró. Ya estaría acostumbrado a que a otras chicas también le pasaran. - Prueba con Accio. - Y abrí los ojos como platos. ¿Cómo había podido ser tan tonta? Era un hechizo básico, el más básico de todos.
Draco se separó bruscamente de mí, dejando que el magnífico olor que él desprendía, desapareciera de mis fosas nasales.
Me guiñó un ojo y se fue al Gran Comedor.
¿Cómo podía oler tan bien? Era un olor fresco. Un olor que te inundaba las fosas nasales. Un olor que te adormilaba. Un olor que te hacía inspirarlo tantas veces como pudieras. Un olor que te relajaba. Un olor a menta.

Entré de nuevo en la enfermería y, junto a Ron otra vez, saqué mi varita del bolsillo.

- Accio pluma. - Dije en voz baja.

Una ligera ráfaga de viento movió mi cabello.
De repente, por la entrada de la enfermería entró una pluma blanca como la nieve. Sonreí entre dientes y corrí donde ella para cogerla.

- ¿Habías perdido tu pluma? - Una voz interrumpió mis pensamientos y me giré. Sonreí aún más y corrí a abrazar a Ron.

- Te echaba de menos.

- ¿Cuánto llevo dormido?

- Toda la mañana. - Sonreí. - Pero echaba de menos no verte en el Gran Comedor y escuchar tu voz. - Ahora fue él quien me sonrió mientras se incorporaba.

- Vaya... Gracias. - Y le volví a abrazar.

- Te quiero. - Le dije. Y era verdad, le quería mucho. Era mi mejor amigo.

Te quiero, No te quiero || HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora