- ¿Qué tal el colegio querida?
- Em. Bueno, lo que pasa es que, en biología, cambiamos de compañeros.
- ¿Y eso es algo bueno o malo?
- Catalina era mi antigua compañera, pero ahora no.
― Lo tomaré como algo malo, pero, ¿qué tiene de malo conocer a más gente? Así que cuéntame, ¿cómo es esta chica?.
- Chico.
- Oh. Ya entendí lo que me has querido decir desde el principio. Pero, seguro no es malo, ¿verdad?
- Es muy alto, misterioso e irritante. ― Sin mencionar sus oscuros ojos.
- Pues, como me lo describes, debe ser muy guapo.
Largué un suspiro de cansancio. ¿A qué se refería con “debe ser muy guapo”? Ya que no me había gustado lo que había visto en la superficie, dudaba que me fuera a gustar lo que se escondía en la profundidad. Solo que esto no era exactamente cierto. Me gustaba mucho de lo que había visto. Músculos largos y esbeltos a lo largo de sus brazos, hombros anchos pero relajados, y una sonrisa que era en parte juguetona y en parte seductora. Estaba en una alianza insegura conmigo misma, intentando ignorar lo que había empezado a encontrar irresistible, pero no podía ser, ya que a mí, no me atraía lo opuesto.
Ya casi eran las seis de la tarde, y estaba anocheciendo. Gracias al invierno, la ciudad se oscurecía rápidamente. Hablé con Marta toda la tarde, nos divertimos, aunque ella sea una mujer grande, no significa que no pueda ser mi amiga, aunque, a veces era un poco gruñona y protestona por la casa. Pero sus horas de trabajo en esta casa habían terminado, y ella debía irse, aunque no quería, pero ella tenía su vida, no podía estar aquí para siempre. Miraba por la ventana cómo se iba en su furgoneta, y mandaba bocinazos para saludar. Me senté en el sillón con una taza de café caliente, preguntándome en dónde estaría mi madre, pero no quería pensar del otro lado. ¿Cuánto tiempo estaré sola?
Me levanté y comencé a ver el teléfono y al papel arrugado que contenía los siete números en tinta negra. Lo pensé dos veces. Lo llamaba para hacerle las encuestas sobre él, para el trabajo de biología, y si se negaba ― que parecía bastante seguro ― tendría una escusa para decirle al profesor que me cambie de compañero. Tecleé su número y Liam respondió al tercer tono.
- ¿Qué pasa?
- Estoy llamando para ver si podemos vernos esta noche y hacer los trabajos prácticos de biología, sé que me dijiste que estabas ocupado pero…
- _______ ― Liam dijo mi nombre como si fuera el broche final de un chiste ― Creí que no ibas a llamar. Nunca ― Dijo Marcando cada palabra.
Odiaba estar tragándome mis palabras. Odiaba a Liam por restregármelo. Odiaba al profesor y a sus locos y ocurrentes trabajos. Abrí la boca, con la esperanza de que saliera algo inteligente.
- Bien. ¿Podemos quedar o no? ― Dije
- Resulta que no puedo.
- ¿No puedes o no quieres?
- Estoy en medio de una partida de billar. ― Podía percibir la risa en voz.
- ¿Donde estás? ― le pregunté
- En el salón de multijugador. No es la clase de sitio que frecuentas.
- Entonces hagamos la entreviste por teléfono. Hay muchas preguntas…
Colgó.
_________________________________________________________________
-A
ESTÁS LEYENDO
Ángeles Caídos.. {Liam & Tú}
Fanfiction¿Estarían dispuestos a saber la verdad sobre los ángeles? Será demasiado arriesgado para todos ustedes. ¿Qué harías si un día te enteras que la persona que conoces, es un ángel? ¿Un ángel caído? ¿Raro, verdad? Arrancan sus alas y son arrojados a la...