Capitulo 14:

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― ¿Y puedo decir que si alguna vez un chico me besa así, vomitaré? Ni siquiera describe qué estaba pasando con su boca. ¿Eso era maquillaje, verdad? O sea, nadie tiene una boca así en la vida real. ― dijo ella imitando al actor.
― Mi reseña tiene que estar lista para la media noche ―. dije, parándome frente a ella.
― Ah. Sí. A la biblioteca entonces ― Catalina abrió las puertas de su “bebé” ― Estás siendo demasiado quisquillosa ¿Sabías?

Me deslicé en el asiento delantero del automóvil. 
― Culpa a la película ― Culpa al espía, que estaba anoche en mi ventana.

― No estoy hablando de solamente hoy. He notado ―, dijo ella con una mueca traviesa, ― que durante los últimos dos días has estado muy malhumorada por una buena media hora luego de la clase de biología.
― Eso también es fácil. Culpa a Liam.

Los ojos de Catalina se posaron en el espejo retrovisor, lo ajustó para ver mejor sus ojos y se arregló el flequillo. ― Tengo que admitir que su lado oscuro llama mi atención.

Yo no tenía ningún deseo de admitirlo, pero Catalina no era la única.
Me sentía atraída a Liam de una manera que nunca había sentido por nadie. Entre nosotros había un siniestro y misterioso magnetismo. Demasiado raro para ser verdad. Cuando estaba cerca de él me sentía atraída al borde del peligro. Se sentía como si en cualquier momento él podría empujarme por el abismo. Pero al mismo tiempo siento seguridad.

― Escucharte decir eso me hace querer ― Hice una pausa, intentando pensar qué exactamente nuestra atracción hacia Liam me hacía querer hacer. Algo no placentero.
― Dime que no crees que él es guapo ―. dijo Catalina, ― y prometo nunca más hablar de él.

Extendí la mano para encender la radio. Con tantas cosas que hacer, debe haber algo mejor que arruinar nuestra noche hablando de Liam. No quiero hablar de ÉL. Bastante tengo en biología. Sentarme una hora al lado de él todos los días, cinco días a la semana, era más de lo que podía soportar. Tampoco le iba a dar mis noches.

― ¿Y bueno?―. Presionó Catalina.
― Él puede ser guapo, pero yo seré la última en saber.
― ¿Qué se supone que significa eso?
― Significa que no soporto su personalidad. Ninguna cantidad de belleza podría arreglar eso. Él es muy… irritante.
― No es belleza. Él es… difícil de explicar. Sexy.

Yo puse mis ojos en blanco.

Catalina sonó la bocina y frenó en seco mientras otro auto se ponía frente a ella. ― ¿Qué? ¿No estás de acuerdo, o es que no es tu tipo?―
― No tengo un tipo, ― dije. ― No soy tan estrecha.
Catalina rió. ― Tú,__________, eres más que estrecha. Eres demasiado estrecha. Tu espectro es tan ancho como uno de los microorganismos del profesor de biología. En el instituto hay pocos chicos, si es que hay alguno, de los cuales podrías enamorarte.
― Eso no es cierto.― Dije automáticamente. No fue hasta que lo dije que me pregunté qué tan ciertas eran mis palabras. Nunca he estado interesada en nadie. ― No tiene que ver con los chicos, es sobre… amor. Todavía no lo he encontrado ―.
― No se trata de amor ―, dijo Catalina. ― Se trata de divertirse. ―
¿Se trata de divertirse? ¿Yo? Jamás.

Enarqué mis cejas, confundida. ― Besar un chico, no sé. No me interesa. ¿Es divertido? ―
― ¿No has estado prestando atención a la clase de biología? Es mucho más que besarse.
― Ah ― dije como si hubiera descubierto el mayor de los conocimientos. ― Todos ya están muy contribuidos sin que yo esté involucrada. Todos ya tienen pareja ―.
― ¿Quieres saber quién creo que sería muy bueno en eso?
― ¿Bueno? 
― No quiero saber.
― Tu compañero.
― No le digas así ― dije. ― “Compañero” tiene un significado positivo. «Y yo creo que no tiene nada de positivo.»

Catalina acomodó su auto en un espacio cerca de las puertas de la biblioteca y apagó el motor del automóvil. ― ¿Alguna vez has fantaseado con besarlo? ¿Alguna vez lo has visto de reojo y has imaginado lanzártele y besarlo?―

Yo la miré con una mirada que deseé que luciera bastante alarmada. 
― Deja de hablar tonterías. 

Dentro de la biblioteca ocupamos una mesa cerca de la entrada, cerca de la sección de ficción para adultos. Abrí mi computadora portátil y comencé a escribir.
Catalina abrió una bolsa de papas fritas.
― ¿Quieres?
― Estoy bien, gracias.
Ella miró a la bolsa. ― Si no te las comes tendré que hacerlo yo, y en realidad no quiero.

Catalina estaba a dieta. Pero al parecer las papas fritas no estaban en su lista de cosas prohibidas para comer.

Justo en ese momento Mariana Gonzalez, la nueva compañera de banco, de James. […]

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-A

Ángeles Caídos.. {Liam & Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora