Capítulo 40:

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Cuando era pequeña, el ahijado de Marta, rompió un vaso de vidrio de la cocina. Recogió todos los pedazos y me retó a lamerlos.

Imaginé que enamorarme de Liam era un poco como lamer un cristal roto.

Era realmente estúpido, sabía exactamente que me iba a cortar. Después de todos estos años, una cosa no cambió: todavía seguía siendo atraída por el peligro.

Decidí levantarme de la cama y me senté en el borde. Miré la mesada, donde se encontraba la lámpara y mi teléfono celular. Lo recogí para ver mejor en lo que estaba viendo. «Mi celular estaba todo cargado»

Me estremecí por aquel misterio. Se supone que mi celular estuviera muerto. ¿Entonces cómo fue que mi mamá y Catalina pudieron llamarme?

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La lluvia caía en grandes cantidades sobre las tiendas junto al muelle y chocaba contra las frías calles.

Con nuestros paraguas chocándose, Catalina y yo nos apresuramos hasta estar bajo el techo en líneas bajo de la tienda. Cerramos nuestros paraguas al unísono y las colocamos afuera, junto a la entrada.

El estruendo de un trueno nos hizo correr hacia la puerta.

Sacudí la lluvia de mis zapatos y me estremecí por el frío. 

Una mujer vestida con pantalones negros y una ajustada camiseta negra, se adelantó hacia nosotras. Ella tenía una cinta medidora enrollada en su cuello y comenzó a mover su mano para tomarla.

― ¿Les gustaría que tome sus medidas gratuitamente…?

― Aparta esa maldita cinta ― ordenó Catalina. ― Ya sé mi talla. No necesito que me lo recuerden.

Sonreí a la mujer a manera de disculpas mientras seguía a Catalina. 

― Copa D no es algo por lo que deberías estar avergonzada ― le dije a Catalina mientras tomaba un sostén de satín azul y buscaba la etiqueta de precio.

― ¿Quién dijo que estoy avergonzada?― Dijo Catalina ― No estoy avergonzada. ¿Por qué estaría avergonzada? Las únicas chicas de dieciséis años con senos así de grandes como los míos es porque están cubiertos de silicona y todo el mundo lo sabe. ¿Qué razón tendría para estar avergonzada?― Ella rebuscó en un perchero.

Cerré mis ojos y repetí nuestra noche juntos. La sensación de la mano de Liam en mi cadera, sus labios saboreando mi cuello…

Catalina me sorprendió lanzándome un par de rompa interior con estampado de tigre color turquesa. ― Esto luciría bien en ti ―, dijo. 

¿En qué estaba pensando? Había estado muy cerca de besar a Liam.

El mismo Liam que posiblemente ha estado invadiendo mi mente. El mismo Liam que me salvó de precipitarme hacia mi muerte en el Arcángel porque estaba segura de que eso era lo que había pasado, aunque no tenía ninguna explicación lógica.

Me pregunto si él de alguna forma detuvo el tiempo y me atrapó durante la caída. Si él era capaz de hablarme a través de la mente, tal vez, él era capaz de otras cosas.

Al parecer, ya no podía confiar ni en mi mente, ya que Liam, de alguna forma ilógica, la invadía.

Secretamente disfrutaba la atracción entre nosotros, pero el misterio y el miedo que tenía lo sobrepasaban. De ahora en adelante iba a sacar a Liam de mi mente y esta vez lo decía en serio. Iba a ser como una dieta purificadora. El problema era que la única dieta que había hecho, había actuado en mi contra. Una vez intenté pasar un mes entero sin comer chocolate. Ni si quiera un mordisco. Al final de las dos semanas, no pude más y comí más chocolates de los que hubiera comido en tres meses.

Esperaba que mi dieta libre de chocolates no presagiara lo que podría pasar si intentaba evitar a Liam.

― ¿Qué estás haciendo?― Pregunté, esta vez atendiendo a Catalina

― Estoy despegando de este sostén el precio para pegarlo en uno que no esté en rebaja. De esa manera puedo tener cosas sexys al precio de uno barato.

― No puedes hacer eso. Cuando vayas a pagar, ella va a escanear las barras de código y sabrá lo que estás haciendo.

― ¿Barras de código? Ellos no escanean las barras de código ―. Ella no sonaba muy segura.

― Lo hacen. Lo juro. ―. Supuse que mentir era mejor que observar a Catalina ser llevada a la cárcel.

― Bueno, parecía una buena idea…

― Tienes que comprarte esto ―, le dije a Catalina, arrojándole un pedazo de seda y esperando que eso la distrajera.

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-A

Ángeles Caídos.. {Liam & Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora