Capitulo tres.

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París, Francia.

Vee Stevens

Paris dulce, hermosa y maravillosa ciudad de París. Ciudad del amor para amantes y enamorados, ciudad para aquellos aficionados de la moda, y ciudad para adorar. Todo es simplemente hermoso, desde su paisaje romántico y armonioso hasta cada mínimo detalle. La noche en París termina de caer y unos últimos aplausos se escuchan desde el escenario y luego con cada paso el sonido se va alejando poco a poco, entro a mi camerino y recibo felicitaciones y sonrisas de algunas personas al haber terminado mi último  concierto del año. Cierro la puerta detrás de la última persona en salir del camerino y sonrío al ver a Garbo abrazándome y plantándome un sonoro beso en una de mis pálidas mejillas, hago un mohín y me limpio la mejilla con la palma luego suspiró con fuerza y me saco las sandalias de tacón rojo de mis pies, los lanzó a un lado y después me quito mis pendientes cierro los ojos y vuelvo a suspirar.

— ¿Estuve bien? —preguntó con una pequeña sonrisa en mi rostro.

Garbo vacila un momento y pienso que voy a morir hasta que el cambia su expresión y sonríe.

—Como siempre, estuviste genial—se acerca hasta el mini bar y toma una botella de agua entregándomela—te felicito tu carrera está avanzando cada vez mas y mas.

Le sonrío y me dejo caer en el sofá de terciopelo rojo, bebo un trago de agua y miro a mi amigo.

—Ahora me toca preguntar ¿Cómo estuve con la iluminación?

Exhalo todo el aire que retengo en mis pulmones e hago una mueca, Garbo frunce el ceño y espera que comience a hablar.

Greg Garbowsky es mi mejor amigo justo antes de que decidiera obtener una carrera como solista. Años después cuando firmé mi primer contrato le ofrecí que trabajara conmigo siendo el director de luces en cada uno de mis espectáculos, hasta ahora he sido muy perfeccionista con cada uno de ellos y Garbo intenta mejorar cada vez mas.

— ¿Tan mal lo hice? —vuelve a preguntar.  Esbozo una pequeña sonrisa burlona y niego rápidamente con la cabeza.

—Para nada, mejoraste, aunque creo que la última canción era muy movida para estar utilizando solo luces azules y moradas fue muy melancólico. Greg levanta las manos y bufa.

—Me rindo. Eres muy perfeccionista, querida. —rio y lanzó la botella de agua, ya vacía, hacia él.

—Para nada, solo quiero que al público le agrade mis espectáculos. Además solo por querer que cada detalle sea excelente no significa que lo sea.

—Eso es ser perfeccionista mi querida Vee.

—Vale, tal vez lo sea... solo un poco—Garbo arquea una ceja—O mucho...—ríe. —Pero no puedo mentir al decir  que gracias a ello he avanzando.

Él asiente dándome la razón.

—Pero sigo creyendo que necesitas mejorar aun—dice.

—También eres... Algo controladora—frunzo el ceño.

—Ok, Señor Garbowsky Quejón. Yo no me quejo cuando te vuelves sobreprotector como si fueses mi guardaespaldas.

El ríe y saca dos billetes de avión y los mueve al frente de mi rostro.

— ¿Te quedas aquí en la bella ciudad de París con el resto del grupo o te vas devuelta  a Houston conmigo?

—Veamos... Si me quedo aquí puedo disfrutar de una semana entera de vacaciones en París. O puedo regresar a casa y enfrentar a mi padre y soportarlo lo que sobra de año. Creo que tengo que pensarlo—digo irónica.

— ¿Aún sigue obsesionado con su campaña? —abro mis ojos y asiento rápidamente.

—No tienes idea de cuánto—suspiro.

Mejor amigo de Vee en la multimedia.

Un mes de placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora