Epílogo.

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5 años después.

—Max, suéltame.

Una pequeña niña de cuatro años de edad atraviesa el jardín huyendo de su gemelo, sus mechones dorados se pegan a sus mejillas rosadas y regordetas debido al sudor, corre aun mas fuerte cuando observa al gemelo acercarse y tropieza con una piedra dando vueltas por el césped cayendo a un pequeño charco de lodo.

La niña chilla y se queja cuando todo el barro cubre su lindo vestido color coral y sus piernas, quita algunas manchitas de lodo de su rostro y fulmina a su hermano con la mirada cruzándose de brazos.

— ¡Que tonta eres, Alexis! —se burla el niño de cabello rubio Max, señalándola con su dedo mientras ríe sin piedad.

—Veremos quién es más tonto—dice.

Alexis o Lexis como la llaman de cariño se levanta abalanzándose sobre el cubriéndolo igualmente de barro mientras pelean y se llenan la ropa y cabello el uno del otro. Lexis coge un poco de lodo en su puño y lo riega en la cara de su hermano mientras que este gruñe y la mantiene en el suelo sosteniendo sus manos mientras ríe triunfante.

— ¡Paolo Maximiliano y Alexis Hamilton!

Ambos niños abren sus ojos como pelotas de golf y se separan al ver su madre cruzada de brazos mirando a los gemelos desafiantes.

—Paolo, no puedes tratar así a tu hermana, trátala como quisiera que me traten a mí—dice.

El bufa y rueda sus ojos.

—Lexis, para ti es lo mismo. Es tu hermano.

Vee estrecha sus ojos en los niños y mueve su pie haciendo un sonido con sus zapatos.

— ¡Vean como están! —Vuelve a exclamar—Tienen visita en unos minutos, deben comportarse bien.

Alguien rodea la cintura de Vee y besa su mejilla desde su espalda. Ella mira y sonríe al ver a Ian ahora su esposo.

—Cher, son niños déjalos ser lo que son—dice.

Ella se da la vuelta para enfrentarlo y frunce sus labios.

— ¡Están llenos de lodo! —se queja—Además no pueden seguir peleando de esa manera.

—Son hermanos es normal que lo hagan—susurra y besa sus labios.

— ¡Ian! —gruñe y luego susurra—Si continuas estando de su lado no tendrás sexo en todo el mes.

Ian mira a sus hijos.

—Chicos, ambos arriban, vayan a cambiarse, ya—ordena.

Los gemelos entran a la casa con rapidez y Vee sonríe pasando sus brazos sobre su cuello acercando su cara a la de él.

—Gracias—murmura y besa con suavidad sus labios, luego mordisquea un poco su barbilla y besa su cuello.

— ¿Eso significa que el sexo esta seguro? —pregunta divertido.

Ella ríe.

—Si todavía puedes hacerme el amor cuando quieras, Ian.

El besa sus labios dándole un beso fogoso y apasionado posa sus manos en su cintura para luego bajarlas poco a poco hasta su trasero. Se detiene y Vee posa su dedo en los labios de él.

—Garbo y su novia Amelia llegaran en cualquier momento.

Resopla y aprieta sus nalgas.

— ¿Un rapidito? —pide con voz de niño Vee ríe y muerde su labio.

—A veces no llego a comprender como nunca te cansas de hacerme el amor.

—De ti nunca es suficiente, nunca me cansare de tu olor y sabor. Eres como mi propia droga, sin ti me siento incompleto y vacío—dice.

—Me gusta oír eso te amo—lo besa.

—Jet'aime beaucoup y eso nunca cambiara, mon... Cher.

Je t'aime beaucoup (francés): Te amo mucho.

Parece que ambos si pudieron tener su final feliz despues de todo. 

Un mes de placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora