Capitulo veintiséis.

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Ian Hamilton 

—Ian ¿Dónde mierda te has metido? —Pregunta Jay por la otra línea—Estoy plantado en tu oficina donde Mikey me has dicho que estabas pero no te veo.

Suspiro y dejo los instrumentos que utilizaba a un lado. Me acerco a la puerta mecánica del laboratorio donde avanzo mi proyecto actual y marco la contraseña para que esta se abra.

—Espera un momento—contesto y corto la llamada.

Marco nuevamente la contraseña para cerrar la puerta y camino por el pasillo que me lleva hasta mi oficina, pongo una mano en el detector de huellas haciendo que la puerta se abra automáticamente. Veo a Jay sentado al otro lado de mi escritorio con sus pies sobre el.

Arqueo una ceja y me acerco a sus espaldas.

—Te agradecería si bajas tus asquerosos pies de mi escritorio—digo.

Jay se sobresalta al escucharme detrás del. Sonrió con malicia y miro a mi amigo.

—Odio cuando desapareces ¿Qué haces? ¿Juegas con muñecas? —se burla mi amigo.

Chasqueo la lengua y lo fulmino con la mirada.

— ¿Qué quieres? No eres de visitar—digo.

Jay pone una mano en su pecho y se hace el ofendido.

— ¿Llevo absolutamente una semana que no se de ti y me gruñes porque estoy preocupado por mi mejor amigo?—dice.

Lo miro con el ceño fruncido y me siento frente a él. Jay ríe.

—Bien sé que es raro viniendo de mí pero es cierto, no sé nada de ti desde hace una semana ¿Qué has estado haciendo? —pregunta.

—Trabajando ¿Qué más podría hacer?

Mentalmente se que no he pasado esta semana solamente trabajando, mas bien no he avanzado nada en el proyecto y la culpa tiene nombre y apellido Venus Stevens. Pase toda esa semana descubriendo maravillas de ella—y de su cuerpo—estoy demasiado cegado por el deseo como para recordar que tengo que trabajar, estoy seguro que cuando el muy imbécil de Jack Thompson vuelva a inspeccionar el proyecto me formara un lio tremendo.

No me percato de mi sonrisa cuando Jay me mira con una ceja arqueada.

— ¿Trabajando? Está bien no sabía que el trabajo da tanta alegría—se burla.

Carraspeo y borro la sonrisa de mi rostro, cuando abro la boca para contestar la puerta se abre. Ambos posamos la mirada en la puerta para ver a Vee con la cara roja obviamente llena de rabia.

—Ian...comienza a decir cuando se percata de la presencia de Jay.

—Oh, lo siento no sabía que tenias visitas—se disculpa.

Jay la inspecciona de pies a cabeza con su mirada luego sonríe en aprobación a mí y se levanta para presentarse.

—Jay Miller—estira su mano—Encantando de conocerte, preciosa.

—Venus Stevens—estira su mano para estrecharla cuando Jay se la sujeta y besa el dorso de su mano.

En el momento en que Jay continua desvistiendo a Venus con la mirada quiero asesinarlo, simplemente matarlo. Maldita sea como odio que Jay coquetee con ella cuando es mía. Solo mía. O al menos lo es por este mes.

Vee sale de mi oficina y Jay sigue con esa sonrisa de idiota.

—Ok Venus es una preciosura—silba por lo bajo—Y ya puedes dejar de tensar tu mandíbula, no la tocare a la única que quiero es a Savannah.

Automáticamente mi mandíbula se afloja y un nuevo alivio traspasa por mi cuerpo, no me preocupa mucho que la toque en tema de mujeres ambos somos unos expertos. Solo con el simple hecho de que Jay es un hijo de puta cuando no las consigue.

Un mes de placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora