— ¿Quieres tener un postre? —pregunta.
Si estas tu en el por supuesto, pienso.
—Claro ¿Por qué no?
—Hare una ensalada de frutas con chocolate—me guiña un ojo y pasa por mi lado.
—No soy buena cocinando. Estoy acostumbrada a comer en restaurantes y eso—comentó mientras le ayudo a hacer la mezcla de los panqueques.
Ian saca de la nevera algunas frutas y comienza a cortarlas tal cual lo haría un chef— ¡Eres asombroso!
El ríe y reúne todas las frutas cortadas en un bol.
—No soy un pobre solterón que no sabe cuidarse de sí mismo— me guiña un ojo y saca el sirope de chocolate de la nevera para echarlo encima de las frutas cortadas. Coge una fresa repleta de chocolate y la acerca hasta mis labios.
Sacó la punta de mi lengua para probar el chocolate que chorrea de la fruta. Abro los labios y muerdo un poco deleitándome de la mezcla de sabores entre ambos.
—Mmm...—gimo y lamo el chocolate de mis labios.
Ian sonríe y acaricia mi mejilla.
—No puedo encontrar la razón por la que seas tan hermosa—el mismo dice sorprendido de haber dicho eso en voz alta. Mis mejillas se enrojecen mientras sigo mezclando.
—Gracias—digo por lo bajo con mis mejillas totalmente enrojecidas tal cual un tomate.
Sigo enfrascada en mi tarea y vierto la mezcla en el sartén, ya caliente, intento hacer un circulo con la mezcla y me vuelvo para hablar con Ian cuando un polvo blanco llega a mi cara.
— ¡IAN! —Gritó apartando parte de la harina de mi cara y cojo el sirope a un lado, aprieto la botella y dejó que el líquido llegue a su cara y pecho desnudo. El ríe y coge el líquido achocolatado y lo restriega por mi cuello y luego con la botella esparce más chocolate por mi pecho.
Me coge de la cintura y lame el chocolate de mi cuello enviando una carga eléctrica a mi columna vertebral estremeciéndome por completo. Cuando comienza a bajar por mí pecho empiezo a reír como loca e intento apartarme.
— ¡No! —Chillo riendo— ¡Basta, basta, basta!
Me sube al tope de la cocina abriendo mis piernas se posa entre mis muslos y me acaricia haciéndome cosquillas. Besa mi boca con suavidad permitiéndome saborear el chocolate de su lengua, luego aumenta la intensidad del beso. Levanta mi camisa y acaricia mi vientre plano. Zafiro sube al tope hasta llegar a una de las frutas del bol.
— ¡La fruta! —jadeo cuando muerde mi oreja—Zafiro las comerá.
El frunce el ceño.
— ¿Zafiro?
—La perra...—posa su vista en ella y la agarra para dejarla en el suelo, esta se queja y ladra para que le preste atención lamiendo mi pierna por culpa del chocolate cayendo de mi pecho—Zafiro tiene buen gusto—ríe y voltea los panqueques.
—Ve como quedo mi pecho—lo señaló —esta todo pegajoso.
—Yo lo limpio luego cariño—me guiña un ojo y besa mi mejilla.
*suspiro* aww son tan perfectos juntos. Por eso mi foto favorita es la de multimedia refleja lo locos que están ambos y me encanta😝.
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Un mes de placer
RomanceLa venganza suele ser dulce y aun mas cuando el deseo está de por medio. Pero cuando la lujuria y la venganza se combinan puede llegar a ser un poco peligroso, pero también ¿excitante? Ian Hamilton un hombre apuesto y más que dispuesto a cobrar veng...