Cuarenta y seis.

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Miro como Vee toca el piano con una habilidad única y fina sus dedos se deslizan por las teclas del piano de madera clara de una manera suave haciendo que suene hermoso.  Cuando vi el pequeño anuncio del concierto que daría me sentí bendecido no tomo en cuenta a las personas a mi alrededor que me miran de vez en cuando o que están tan absortos como yo en la voz de sirena de Venus. Solo tengo ojos para ella con su vestido sencillo holgado sentada derecha con la cabeza ladeada a un lado con los ojos cerrados dándole una inocencia absolutamente adorable. Sonrió levemente al saber que detrás de esa fachada puede llegar a ser otra persona completamente diferente, puede llegar a ser una mujer sensual y salvaje pero con un pequeño toque de inocencia que la hace más deseable. Si. Nunca debí dejarla ir, soy un completo idiota.

El público comienza a aplaudir cuando ella termina de tocar y se baja del escenario no sin antes despedirse con unas breves palabras de agradecimiento y una tierna sonrisa.

Cuando desaparece del escenario y el público comienza a salir me aventuro hasta los camerinos del viejo teatro donde ella ha estado cantando. En realidad no tengo ningún plan de cómo recuperarla pensé que solo era una buena idea hablar con ella después de su presentación, eso tengo pensando hasta que veo a un guardia cuidando la entrada a los camerinos. Maldigo por lo bajo y aclaro mi garganta.

—Necesito ver a Venus Stevens—pido lo más amable que puedo.

—Y yo necesito que te largues—espeta el hombre.

—Soy un amigo de ella tuvimos un pequeño problema y he venido a resolverlo—nadie tiene porque enterarse de la realidad pero es lo mejor que se me ocurre ahora.

—También tengo problemas y ese no es uno de los míos—dice serio.

Sé que yo tengo un carácter de los mil demonios pero el tipo definitivamente me gana.

— ¿No quieres ayudarme por unos cien dólares? —le ofrezco esperando su reacción. Me mira fijo sin ninguna expresión.

—Me pagan más que eso—bufa—No pondré en peligro a la señorita Stevens por unos miserables cien dólares.

Pasó una mano por mi cabello y tomo aire.

—Oye, si en verdad fuese hacerle algún daño te hubiese lastimado a ti primero—digo.

Aunque con su altura sé que no hubiese sido fácil.

—No puedo lastimarla más de lo que ya lo hice, sólo quiero arreglarlo. Llevo una semana ahogándome en whisky por ella, toda una maldita semana solo porque la amo. Simplemente deseo hablar con ella ¿es tan difícil entender eso?

La expresión del hombre se suaviza y creo ver una sonrisa. Este me hace una seña con su cabeza y el alivio consume mi cuerpo entero.

—Te estaré vigilando—dice.

Murmuró  un gracias y camino por el pasillo hasta detenerme junto a una puerta donde un grupo de personas se encuentran hablando entre ellas Vee esta sonriente tomando una botella de agua se ve tan feliz con todas esas personas alrededor sobre todo con un hombre musculoso que se encuentra a su lado el cual tiene una brazo rodeado en su cintura acercándola a su cuerpo. Una sensación extraña se acumula en mi estómago y el instinto asesino comienza a desarrollarse en mí en un instante, intento respirar con calma apretando los puños para evitar entrar y golpearlo. Vee se molestaría si lo hiciera por un momento me detengo a pensar en su reacción al verme. No había pensado en eso, no puedo aparecer como si nada y pedirle que vuelva conmigo y menos con toda la gente que la rodea.

— ¿Entrara? —pregunta un guardia al verme, he perdido mi seguridad y comienzo a arrepentirme de haber venido, probablemente si entro lo primero que ella hará será tirarme algo en la cabeza o insultarme definitivamente tengo que planear las cosas de una mejor forma.

Cojo un pedazo de papel que traigo en el bolsillo del pantalón y el bolígrafo de mi chaqueta, escribo unas cuantas cosas y dobló el papel.

—Entrégueselo y no lo abra—le ordenó al guardia este frunce el ceño y guarda el papel.

Vuelvo a mirarla sonriendo antes de salir de los camerinos.

¿Cómo reaccionara Venus al leer la nota? 

Denme una 🌟 y comenten que les pareció el capitulo. 


Un mes de placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora