Vee Stevens
Una risa grupal resuena por todo el camerino cuando mi mejor amigo Greg Garbowsky ha dicho algo que extrañamente le ha parecido gracioso a todos excepto a mí. Estoy cansada no había querido presentarme siquiera solo quiero dormir y no volver a despertar. Greg me mira de reojo y frunce un poco el ceño luego la mano con la que rodea mi cintura me acerca más a él dándome un abrazo amistoso. Todo mi staff va saliendo poco a poco para dejarme sola y una vez que todos están afuera incluyendo a mi manager, siento un peso menos encima.
—Estoy cansada—le digo. El me mira comprendiendo y me da un beso en la mejilla.
—Lo se Vee no quería que te presentaras hoy pero no soy tu manager para decirte que hacer—suspira resignado.
—A veces odio a Drake—murmuró refiriéndome a mi fastidioso manager—Es tan mandón y no comprende cuando estoy cansada emocionalmente—suspiro.
—Lo hace para llevarte a la cima, solo quiere que seas grande ¿te imaginas salir a todos lados y que todo el mundo te reconozca? —dice mi amigo con emoción.
Se como es imaginarme eso, es muy extraño las veces que salgo y me reconocen la mayor parte del tiempo solo soy parte de la multitud.
—Tal vez quiere que sea grande, pero tal vez solo quiere dinero—se como es y solo soy una máquina expendedora de dinero fácil para él.
—No puedo negarlo, todos quieren dinero—se le escapa una risita y lo fulmino con la mirada.
—Deseo descansar unos momentos no quiero saber de nadie ahora—digo recostandome en el sofá.
Alguien toca la puerta, una, dos, tres veces gruño y pongo un brazo sobre mis ojos. Garbo la abre y deja pasar al guardia de seguridad.
—Ty—saluda palmeando su hombro— ¿Qué pasa?
—Tengo algo para la señorita Stevens—dice.
—Ella está algo cansada amigo no quiero saber nada de nadie—oigo decirle a Garbo.
—Es importante—sacó un trozo de papel doblado de su bolsillo. Garbo no sabe que los estoy mirando.
Garbo bajo su vista hasta el papel y arquea una ceja.
— ¿De quien es? —pregunta.
—De un tal Ian Hamilton—dice.
Me levanto tan rápido que siento mi cabeza doler aun más me acerco hasta ambos y saludo al guardia con una sonrisa.
— ¿Ian Hamilton estuvo aquí? —preguntó con rapidez.
Odio como mi tono de voz suena tan desesperado cuando se trata de él.
—Hace una hora aproximadamente, estaba decido a visitarla, hasta me dio un discurso pero se retracto—Solo me entrego esto —señala el papel.
Me muerdo el labio inferior y tomo el papel temerosa por saber lo que dice.
—Gracias, puedes retirarte—digo.
Sonrió y una vez que la puerta está cerrada Garbo me mira fijamente.
—No puedes abrirlo—dice de inmediato.
—No lo haré—miento y guardó el papel.
—Lo harás ¿no? —como se nota que me conoce demasiado.
Suspiro.
—Tengo que hacerlo, necesito hacerlo—digo con urgencia.
Niega con su cabeza y besa mi frente.
—No quiero verte mal otra vez.
—No lo estaré—niego.
—Te dejare sola para que lo leas—dice.
Asiento y esperó a estar completamente sola, cuando escucho la puerta cerrar desdobló el papel con rapidez y me siento en el sofá.
Tal vez se ha arrepentido de todo y quiere que vuelva, el simple hecho de que diga eso hace a mi corazón latir furiosamente. En el comienzo de la frase cierro los ojos y casi puedo creer estar escuchando su voz masculina, suave y gruesa en mi cabeza. Los vuelvo abrir y dejo a mis ojos viajar por las palabras, con cada palabra que leo mi sonrisa se borra.
Aprieto la mandíbula y arrugó el papel.
—Imbécil—murmuró molesta.
¿Qué dirá la nota? Será que a Ian ya se le pasó el enojo y quiere que vuelvan😳😍.
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Un mes de placer
RomansLa venganza suele ser dulce y aun mas cuando el deseo está de por medio. Pero cuando la lujuria y la venganza se combinan puede llegar a ser un poco peligroso, pero también ¿excitante? Ian Hamilton un hombre apuesto y más que dispuesto a cobrar veng...