Cuarenta y tres.

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Vee Stevens

La noche ha transcurrido lenta y tortuosa para mí. No he logrado dormir más de tres horas seguidas, al parecer mis problemas de insomnio han vuelto después de lo que pasó la tarde anterior. El culpable tiene nombre y apellido Ian Hamilton si solamente no hubiese sido tan estúpida como para soltarle semejante bomba, tal vez nunca nos hubiéramos peleado y nadie hubiera salido herido. Logró ver la hora en el reloj de pared que marca las nueve con once minutos suspiro y me obligó a misma a levantarme de la cama.

Tal vez Ian y yo volvamos a la normalidad y haremos como sino paso nada hasta que termine el mes. Hasta quizás logre convencerlo de que también me ama. Niego ante mi testarudez debí irme ante lo que se pero decidí quedarme porque tengo la esperanza de que todo ha sido un malentendido e Ian olvide que le confesé que lo amo. Esa idea me duele más de lo que pensaba.

  ♡

Cuando entro al baño me despojo de mi ropa y miro mi rostro en el espejo mis ojos están hinchados y rojizos aun cuando no me he permitido llorar tengo unas leves bolsas debajo de ellos debido a la falta de sueño y mis labios están completamente pálidos y quebrados. Obviamente no parezco la misma Vee de unas noches atrás, en este momento me recuerdo como la adolescente que lloraba por la falta de atención de su primer amor. Irónico. Unos diez años después me encuentro en la misma situación con Ian solo que él no estaba consciente de mi presencia en aquel momento.

Me doy una ducha rápida y me cambio de ropa para encontrarme con Ian, por intuición se que se encuentra en la cocina. Respiro unas cuantas veces y me paró en seco al escuchar una risa femenina.

— ¿Qué mierda?

Siento como mi sangre abandona mi cuerpo y un nudo se posa en mi garganta al escuchar la voz suave de la mujer. Avanzó a la cocina y me quedo parada en el lumbral de la puerta al ver a Ian solo con jeans oscuros y una mujer rubia hermosa usando su camisa.

Ambos intercambiamos miradas y lo que quedaba en mi interior se ha roto por completo aun lo amo, pero mi sangre hierve de rabia y siento la necesidad de matarlo a golpes.

—Venus—murmura Ian.

Cierro mis ojos y quiero que la tierra me trague aquí mismo sin dejar ningún rastro de mí.

—Ella es Savannah, Savannah ella es Venus—nos presenta.

La rubia se levanta dejándome ver sus kilométricas y bien torneadas piernas, su cabello rubio cae liso sobre sus hombros y esbozó una pequeña sonrisa. Por supuesto que es todo lo contrario a mí. Cuando esta estira su mano la ignoró y pasó por su lado plantándome enfrente de Ian.

—Puedo explicarlo...—dice tratando de excusarse.

—Tú, Ian Hamilton eres el idiota más grande del mundo, mi papa tiene razón eres un jodido infeliz—aprieto mis labios hasta convertirlos en una fina línea. Una lagrima se me escapa de mis ojos y resbala por mi mejilla—No solo eres eso, eres patético ¿en verdad crees que me tragare eso de que te has acostado con ella? Sé que no eres capaz tenemos un vinculo especial y lo sabes; si solamente quieres que me vaya has debido pedírmelo, no tienes por qué crear este estúpido escenario—suspiro—En estos momentos te odio como a nadie ¿estás feliz con eso? —Bufo—Por supuesto que lo estas—murmuró—En realidad creí que podías amarme aunque sea un poco, lo creí.

Ian se queda callado después de lo que le he dicho mientras Savannah nos mira, espero que hable y cuando lo hace me limito a limpiar mis lagrimas y a negar con la cabeza.

—Al menos has conseguido tu objetivo, he sido tu juguete sexual. Iré a empacar mis cosas, au revoir.

Ian Hamilton 

Vee deja la habitación y no parpadeo durante un minuto. La he lastimado más de lo que pensaba. No pensé en cómo se sentiría ella en cuanto llame a Savannah.

La rubia se me acerca y me mira culpable.

—Es muy inteligente—afirma.

—Más de lo que yo podría ser—digo atónito.

—Y eres un imbécil—agrega.

Asiento.

—Lo sé, uno de primera—digo.

—Eres peor que Jay, en estos momentos lo prefiero a él antes que a ti. Pensé que la amabas—dejó escapar un suspiro y miro a mi amiga.

—Lo hago.

— ¿Por qué lo hiciste? —pregunta.

Muevo mi cabeza.

—Te he dicho que es mejor para ambos. Además soy un bastardo egoísta—río amargado—Me preocupo más por mi mismo que por ella.

— ¿No intentaras detenerla? —niego.

—Es lo mejor...

Savannah resopla irritada.

—Espero que sigas pensando lo mismo en unos días, sabía que ayudarte con esto sería una idiotez y así fue. Te daré máximo una semana hasta que te arrepientas.

—Tranquila, no lo haré créeme—digo decido.

O al menos eso creo que haré, cuando Vee esté lejos de casa volveré a tener mi mente despejada o eso espero.

"Au revoir" (francés): Adiós o Hasta Luego.

Lo inevitable paso Vee se ha ido de la mansión Hamilton con el corazón hecho trizas😭💔


Un mes de placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora