Capitulo veinticinco.

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Vee Stevens 

Cinco días más tarde me encuentro paseando por el jardín trasero de la enorme mansión, como me encantan los jardines siempre han sido relajantes y calmantes todo el tiempo la mayoría de mis canciones las he compuesto sentada en el jardín de la casa que a veces compartía con mi padre. Bufo ante el pensamiento, puedo comprarme cualquier casa de Houston, puedo vivir con Garbo o con cualquier otra persona pero cada vez que volvía de un concierto me quedaba en la casa de mi padre. Una casa donde mi infancia fue triste y egoísta. Sin duda que aquel entonces estaba loca.

Una brisa fría pasa por mi cuerpo, estremeciéndome. Ya están los comienzos de Diciembre y el invierno está llegando a New Orleans a pesar de ser conocida por su calidez y comodidad el invierno puede ser un poco frío para aquellos que no están acostumbrados, por suerte he pasado suficiente tiempo afuera para acostumbrarme al cambio de temperaturas en los diferentes lugares del mundo. Me siento en el verde césped y paso mi mano por la hierba fresca que se siente tan bien entre mis dedos, suspiro y me limito a escuchar el piar de los pájaros y la luz del sol en la tarde que se refleja sobre mí. Duró unos minutos así y luego me levanto para seguir recorriendo el jardín.

Me acerco a un lugar donde hay un montón de rosas rojas y acarició los pétalos de una de ellas su textura es tan suave cuando de repente escucho un ruido que se vuelve sonido pero no veo nada o a nadie me alejo un poco hasta volver a escucharlo esta vez puedo distinguirlo mejor, es un cachorrito color café oscuro que se encuentra enredado en el arbusto. Sonrió al ver al pequeño animal.

—Hola amiguito creo que necesitas ayuda—estiro mi mano para tocarlo pero este sisea—Hey solo puedo ayudarte si no me rasguñas. No te lastimare.

Vuelvo a estirar mi mano hacia el perro y como si él me hubiese entendido se deja tocar quito algunas de las ramas que impiden que el animal se mueva y al final sale, pensé que huiría al instante pero en cambio se frota contra mi pierna. Sonrió y me arrodillo para acariciar su pelaje.

— ¿Qué haces por aquí? No creo que Ian tenga tiempo para ti.

El perro llora y se frota de nuevo contra mi pierna. Lo cojo entre mis brazos y caminó hasta la casa.

—Te daré de comer seguro que hay algo para ti—digo.

Entro a la cocina y verifico que Diana no este. Lo último que necesito es la mujer me chille por colar a un perro en su cocina, es sumamente estricta con la higiene aquí.

Abro la nevera y cojo el cartón de leche fría que esta a medias luego busco un plato hondo y me voy hasta mi habitación con el animal. Una vez adentro pongo al perro sobre el suelo y colocó la leche en el plato para dársela, se acerca hasta el plato cautelosamente y luego lame la leche para tomarla con gusto.

Sonrió y acarició el lomo manchado del perro.

—Eres muy bonito... o creo que debo decir bonita—rio al darme cuenta de que es hembra—Me encantaría quedarme contigo, nunca tuve una mascota.

Paso unos minutos esperando que la perrita termine de comer y me levanto de la cama saliendo de la habitación. Ella me sigue sigilosa sin que me dé cuenta. Camino por el pasillo hasta escuchar ¡maldición! Me vuelvo y veo a Mikey coger al perro entre brazos para sacarlo.

— ¡No! —exclamó y me acerco a el para agarrar el animal.

—A Ian no le gustan los animales, en especial los perros—barre con la mirada a la pequeña cachorra y clava sus ojos en mi. —Para ser la amante de él no sabes mucho ¿eh?

Me quedo boquiabierta ante su comentario ¿Cómo demonios?

—No se dé que hablas—replicó.

—No soy idiota, no hay que ser un genio para saber que te acuestas con el todas las noches—bufa—Se que eres cantante no necesitas trabajo y estas en la casa del enemigo de tu padre. Se toda la historia, amor.

Me quedo sin palabras la verdad no sé qué decir. Mikey se pasa una mano por su joven cara y suspira.

—Solo te pido que no lastimes a Ian, ya una vez una zorra le fastidio la vida no creo que necesite otra—dice.

Instintivamente le doy una bofetada. Me ha llamado zorra, el hombre se toca su mejilla roja y me mira.

—Está bien, lo merecía—dice levantando las manos a modo de rendición.

Nuevo integrante a la familia Hamilton🐶. ¿Estará Ian de acuerdo con la pequeña mascota? Estoy segura que si porque vamos quién se puede resistir a ese lindo cachorrito de multimedia💞

Un mes de placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora