Continuamente vivimos en torno a observar en nuestro entorno y es más, estamos la mayoría del tiempo fijándonos en los demás, nunca nos damos el tiempo para observarnos a nosotros mismos. Todo el mundo está observando lo que está en nuestra periferia.., solo nos interesa el mundo externo, y entonces ¿Qué pasa con nuestro mundo interno?.
Vivimos erróneamente en la forma más superficial de observar. Es decir lo que hace el otro, lo que lleva puesto el otro, el aspecto que tiene el otro... Todo el mundo observa.
Debemos profundizar y apartar la mirada de los demás. Es hora de dirigirla hacia tu propio interior, tus sentimientos, tus pensamientos, tus estados de ánimo y por último hacia el observador mismo que somos cada uno de nosotros.
Es fácil referirse de los actos o situaciones que nos parecen ridículas de otros, pero ¿te has referido alguna vez de ti mismo? ¿Nunca te has encontrado haciendo algo ridículo? Analízate en este instante..., tú no te fijas nada en ti mismo. No te sientas a observarte. Solo te fijas en los demás, y eso no sirve de nada.
Si pones delante de ti un reloj con segundero y fijas la mirada en el segundero, te llevarás una sorpresa, no puedes seguir acordándote por completo de él ni un minuto. Puede que aguantes quince segundos, veinte segundos, y te olvidas. Te pierdes en alguna otra idea... y de pronto te acuerdas de lo que estabas intentando recordar. Mantener continuamente el conciente durante un minuto es difícil, así que hay que tener presente que no es un juego de niños. Cuando intentas ser consciente de las pequeñas cosas de la vida, tienes que recordar que te olvidarás muchas veces. Te distraerás con otra cosa y te irás lejos. Cuando vuelvas a acordarte, no te sientas culpable, esa es una de las trampas. Si empiezas a sentirte culpable, no podrás regresar a la conciencia que estabas practicando. No hay necesidad de sentirse culpable. Es natural. No sientas remordimiento, es natural, les ocurre a todos los buscadores. Acéptalo, como natural. De lo contrario, te verás atrapado en el, en sentirte culpable de no poder acordarte ni durante unos pocos minutos, y seguirás olvidándote.
El maestro jainita Mahavira fue el primer hombre de la historia que calculó que si un hombre puede acordarse, mantenerse consciente de modo continuo durante cuarenta y ocho minutos seguidos, bastaría para encontrar la iluminación, nadie podrá impedírselo. Solo cuarenta y ocho minutos... ¡pero es tan difícil mantenerse durante tan solo cuarenta y ocho segundos! Hay tantas distracciones.... Solo recuerda. Nada de culpa, nada de arrepentimiento. En cuanto recuerdes que has olvidado lo que estabas haciendo, simplemente vuelve a ello. Simplemente regresa y empieza a trabajar de nuevo y no te culpes.
Te llevará tiempo, pero poco a poco te darás cuenta de que te vas manteniendo alerta durante períodos más largos, puede que durante un minuto entero, tal vez dos minutos. De pronto sentirás que es tal la alegría de haber estado consciente durante dos minutos... Pero no te quedes atrapado en la alegría, no pienses que has llegado a alguna parte. Eso se convertiría en una barrera. Es la pauta típica cuando uno se ha perdido, avanzas un poco y te crees que has llegado a casa.
Sigue trabajando poco a poco, con paciencia. No hay prisa, tienes toda la eternidad a tu disposición. No trates de ganar velocidad. La impaciencia no te servirá de nada. La conciencia no es como las flores estacionales que crecen en seis semanas y después desaparecen. La conciencia es como los cedros del Líbano, que tardan siglos en crecer pero duran miles de años y se alzan hacia el cielo a alturas de cincuenta, de sesenta metros.
La conciencia se encuentra y crece muy despacio, pero crece. Solo hay que tener paciencia. A medida que crece, empezarás a sentir muchas cosas que no habías sentido nunca. Por ejemplo, empezarás a sentir que llevas en tu cuerpo demasiadas tensiones de las que nunca te habías dado cuenta, porque son tensiones sutiles. Ahora que tu conciencia está ahí, puedes sentir esas tensiones tan sutiles, tan delicadas. Así pues, cada vez que sientas una tensión en el cuerpo, relaja esa parte. Si todo tu cuerpo está relajado, tu conciencia crecerá más deprisa, porque esas tensiones son impedimentos. Por eso en este sistema mundano es que el estrés mental y corporal es el dueño y señor de casi todas nuestras aflicciones como seres humanos. El estrés no llega solo a nuestras vidas, el estrés nació debido a que perdimos una cualidad muy importante en nosotros, la de observarnos a nosotros mismos, y para llegar a eso debemos imperiosamente ser consientes de lo que hacemos, buscar y hacer crecer nuestra conciencia. Para eso debemos observarnos hacia nuestro interior.
ESTÁS LEYENDO
La Búsqueda de Nuestra Energía Elemental (Completa)
EspiritualCada vez que me levanto en la mañana, tengo una sensación de que nada me hace sentir bien. Cada día que pasa siento algo en mi interior que está encerrada(o) en si misma(o), en un cuerpo que tampoco siento que me pertenece, que no es mío. Cada vez m...