El yoga, el tantra y todas las técnicas de meditación tienen diferentes bases. Aseguran que los problemas están ahí, que los problemas están a tu alrededor, los palpas a diario, pero que tú nunca eres el problema. Puedes trascenderlos, puedes mirarlos como un observador contempla el valle desde la montaña. Para allá debemos buscar la solución a ser un observador del problema, y no hacer aseveraciones de que la persona humana es el problema.
El ser que está en tu interior, que actúa como testigo puede resolver el problema. Solo con actuar como testigo se resuelve la mitad del problema, porque cuando puedes observar un problema, ser testigo imparcial, puedes quedarte al margen y mirarlo. La claridad que proporciona el hecho de ser testigo te da la clave, te ofrece la solución. Casi todos los problemas existen porque no se pueden comprender con claridad.
No necesitas soluciones, necesitas claridad. Un problema debidamente comprendido se resuelve, porque el problema surge debido a una mente que no comprende.
Tú mismo creas el problema porque no comprendes. Tu mente no sabe que es observar, de modo que lo fundamental para la mente, no consiste en resolver el problema, lo fundamental es en crear más comprensión para detenerse a observar. Si existe más comprensión, más claridad, tu podras enfrentarte al problema imparcialmente, observarlo como si no fuera un conflicto contigo, como si fuera asunto de otra persona, si puedes crear un distanciamiento entre el problema y tú... solo entonces se puede resolver. Por eso insisto en que esto se puede lograr con voluntad y focalización. Es imperativo para esto la meditación.
La meditación crea distanciamiento, proporciona perspectiva. Vas más allá del problema. Cambia el nivel de conciencia. Sin embargo, en cambio con el psicoanálisis te mantienes en el mismo nivel. El nivel nunca cambia, vuelves a ajustarte al mismo nivel o te ajustan al mismo nivel. No cambian ni tu conciencia, ni tu estado de alerta, ni tu capacidad de ser testigo. A medida que te vas adentrando en la meditación te elevas más y más. Puedes contemplar los problemas desde arriba. Están en el valle, y tú puedes observarlos desde la cima de una montaña. Con esa perspectiva, desde esa altura, todos los problemas parecen diferentes. Cuanto más aumenta el distanciamiento, más capaz eres de observarlos como si no fueran contigo.
Recuerda esto, si un problema no va contigo, siempre estarás dispuesto a aconsejarle a otro cómo resolverlo. Si el problema es cosa de otra persona, si otra persona se encuentra en dificultades, siempre tienes algo que decir. Siempre puedes dar un buen consejo, pero si el problema es asunto tuyo, no sabes qué hacer. ¿Qué pasa? El problema es el mismo, pero en este caso estás implicado. Cuando se trataba del problema de otra persona, mantenías un distanciamiento desde el que podías considerarlo de una forma imparcial. Todo el mundo puede dar buenos consejos a los demás, pero cuando se trata del problema de uno mismo, se acaban los consejos, porque se pierde el distanciamiento. No eres capaz de ser tu propio testigo, tu mente no quiere que hagas distancia de tu problema, tu mente siempre hará que te identifiques con el problema.
Alguien ha muerto..., la familia está triste, entonces puedes dar buenos consejos. Puedes decir que el alma es inmortal, puedes decir que nada muere, que la vida es eterna. Pero ha muerto alguien a quien tú querías, que significaba algo para ti, que era alguien cercano, alguien íntimo, y ahora te das golpes de pecho, gritas y lloras. No puedes darte ese mismo consejo a ti mismo, que la vida es inmortal y que nadie muere. Que solo es un cambio, es un paso a otro estado, de algo físico a algo energético. Ahora te parece absurdo porque sientes el dolor.
Ninguna filosofía lo consolará a otro. Sabes por qué dices eso, porque no es tu problema. Puedes permitirte ser sensato. él no. Con la meditación trasciendes tu ser normal. Surge un nuevo punto desde el que puedes observar las cosas de un modo distinto. Se crea el distanciamiento, los problemas siguen ahí, pero ahora están muy lejos, como si le ocurrieran a otra persona. Ahora puedes darte buenos consejos a ti mismo, pero no hay necesidad de hacerlo. El propio distanciamiento te hará prudente. De eso se trata en que vallas siendo tu propio maestro.
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La Búsqueda de Nuestra Energía Elemental (Completa)
SpiritualCada vez que me levanto en la mañana, tengo una sensación de que nada me hace sentir bien. Cada día que pasa siento algo en mi interior que está encerrada(o) en si misma(o), en un cuerpo que tampoco siento que me pertenece, que no es mío. Cada vez m...