Capítulo 8: Segunda semana.

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Estoy hace aproximadamente una hora escuchándolo. Trato de tomar más atención a lo que me enseña que a él. De lo contrario, reprobaré mañana.

— ¿Entendiste? —pregunta mirándome a los ojos.

—Sí —respondo, esta vez con sinceridad—. Gracias por tu ayuda.

—No hay de que —sonríe. Se estira un poco hacia atrás, quitando su atención de los libros.

— ¿Quieres algo de comer? —le pregunto. Intento no mirarlo tan fijamente—. Ayer quedó una pizza sin cocinar, ¿Quieres?

—Claro —responde. Puedo notar que suelta un bostezo.

Saco del refrigerador una de las pizzas que los chicos dejaron ayer. Es de esas que puedes tan solo calentar en un horno, por lo que le quito la envoltorio y le pongo fuego al artefacto. Luego de que esté a una temperatura correspondiente, la pongo en el horno.

Me giro, dispuesta a mirar a Matthew, él se encuentra observando su celular, parece algo preocupado.

— ¿Pasa algo? —cuestiono, cuidadosamente. Él levanta la vista, para enfocarse en mí.

—Tengo un problema —suspira con frustración—. La verdad, mi hermana lo tiene.

—Si quieres puedes decirme —le digo. Él se queda unos cuantos segundos en silencio, y luego pasa sus manos por su rostro.

—Emma tenía bulimia —dice, yo me quedo congelada ante sus palabras—. Cuando nos esteramos la llevamos con profesionales. Creí que había logrado superarlo pero... —hace una pausa, y luego continúa— El otro día la descubrí haciéndolo otra vez. No sé qué hacer... Quizás debo decirles a nuestros padres para que la ayuden, pero no quiere. Dice que no lo volverá a hacer.

Me quedo en silencio y lo observo detenidamente, parece realmente afectado.

—La bulimia es un problema complicado. Tiene mucho que ver con el tiempo, mientras más se acostumbre su cuerpo a expulsar todo lo que come, peor es después. —Digo, recordando mis clases.

—Al parecer, fueron cinco meses.
—No es tanto tiempo, quizás si pudo superarlo.

—Entonces, ¿Por qué lo volvió a hacer? —pregunta, confundido. Parece necesitar alguna guía.

—Leí que lo hacen cuándo el trauma reaparece. Quizás recordó por qué empezó a hacerlo o vio algo. Eso es un trauma difícil de sobrellevar y lo mejor que puedes hacer es no decir nada, confía en ella —Le sonrío—. Son etapas que poco a poco está superando.

Él asiente con la cabeza, mis palabras parecen tranquilizarlo.

—Gracias, Nate —me dice con una sonrisa.

Yo sólo asiento con la cabeza y me volteo a ver la pizza. En unos quince minutos ya está listo. La pongo sobre la mesa, al igual que un plato para ambos. Me siento frente a él, esperando hacer algo más. Él se ríe un poco.

—Y bien, deberíamos hablar de algo —dice rompiendo el silencio.

«Incómodo para mí».

— ¿Tienes pensado hacer algo más cuándo termines la universidad? —pregunto. Es una buena instancia para conocerlo más, él me sigue causando curiosidad.

My Girl-Boy. [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora