Capítulo 41: Testigos claves.

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[Sin editar]






No recuerdo un momento en mi vida que me haya causado tanta felicidad como saber que Melisa me ama como yo la amo a ella.
Después de que se marchó en ese maldito taxi, estaba completamente dispuesto a dejarla ir para siempre, en no volver a buscarla nunca más. Pero un rato después, habló a mis espaldas y todos esos pensamientos parecieron esfumarse, ella estaba parada frente a mi, confesandome que desde hace mucho tiempo me quería, pero no me lo dijo solo para que yo no fuera presionado. ¿En qué estuve pensando? Hace muchísimo tiempo debí darme cuenta de todo lo que siento por ella.

—¿En qué piensas? —su voz me hace salir de mis pensamientos. Enfoco sus ojos negros por encima de la poca claridad que desprende la luz de la ventana.

—En ti —le digo. Puedo notar que sus mejillas se tiñen de color carmesí, y yo sonrío—. Pienso en como es que fui tan imbécil para no darme cuenta que te amo.

Sus labios se curvan en una gran sonrisa, mi estómago parece dar vueltas. Es increíble como en un pequeño acto, logra causar tantas sensaciónes en mi.

—Ya te dije que no importa cuanto te hayas tardado —se encoge de hombros con una sonrisa juguetona—. Ahora estamos bien, y eso es lo importante.

Yo sonrío, y la acerco más a mi, sus manos acarician mi nuca, y sus ojos negros me miran con atención. Yo quisiera quedarme así con ella siempre. Sus cálidos labios se conectan con los míos, y toda mi mente parece ponerse en blanco, tan solo siento el dulce sabor de su lengua juguetear con la mía.

—Que romántico, por Dios. —Escucho derrepente, y ambos nos separamos. Un par de carcajadas me hacen reír también y reconozco la voz de Michael.

—Tuvimos que esperar a Alex quince minutos de más, por eso nos atrasamos. —Dylan le lanza una mirada de soslayo al mencionado.

—Mi tía está de visita, ¿De acuerdo? Es un poco molesta, no quería que saliera antes de las una. —Gira los ojos.

—¡Feliz año nuevo, tortolitos! —exclama Michael al mismo tiempo que se acerca hacia nosotros. Melisa y yo nos reímos, y mi amigo no tarda en darnos un abrazo.

—¡Espero que este año sea mucho mejor! —suelta Alex, repitiendo la acción de Michael. De cierta manera, me alegra haber arreglado las cosas con él, confío en que hará feliz a Emma.

—¡Que rápido pasó el tiempo! —dice Dylan, más para él mismo, cuando nos abraza.

—Vamos adentro, hace frío. —Digo yo, después de que todos nos abrazamos.

Tomo la mano de Melisa, y juntos caminamos hacia la casa, donde mis amigos saludaron a todos los que hablaban animadamente.

—¿Recuerdas cuando una vez hiciste una fiesta aquí? ¡Fue todo un caos! —Dylan suelta una risotada, y le da un sorbo a su copa.

—¡Como olvidarlo! —giro los ojos y niego con la cabeza divertido—. Mis padres me castigaron por un mes.

—¡Yo te ayudé a limpiar! Todos estos estaban muertos de borrachos. —Michael los observa con diversión.

—Que tiempos. —Resopla Alex, con nostalgia.

Yo enfoco a Melisa, que está a unos metros de mi, hablando con Emma algo que no logro entender. «Se ve hermosa con ese vestido negro».

—¿Cómo te fue en la entrevista de trabajo, Alex? —vuelvo a concentrarme en ellos, cuando escucho las palabras de Michael.

—¡Perfecto! Es decir, me dieron unos días aprueba, y si todo sale bien, firmaré contrato por un año. Es en un restaurante que tiene varios locales en el país, y creo que también uno fuera.

My Girl-Boy. [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora