Capítulo 17: No hagas esto, Alex.

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[Sin editar]

Observo nuevamente el lugar que tengo frente a mi. Según mi celular, me encuentro en el lugar correcto.

Es color rosa pálido, tiene una vitrina dónde se muestran pasteles y su nombre es Estrella Clara”.

Sonrío al darme cuenta de que sí es el lugar. Justo el que me dijo Emma el jueves.
Entro al lugar, dando suaves pasos, al instante suena una pequeña campanita en la puerta. Detrás del mostrador, aparece una mujer un tanto mayor.

—¿En qué puedo ayudarte, cariño? —pregunta con amabilidad.

Examino el lugar rápidamente. Es muy acogedor, y se encuentran unos cinco clientes en todo el local.

—Busco a la señora Clara —le digo, hablando un tanto nerviosa.

—Soy yo —me sonríe—. ¿Vienes por el trabajo? Ven, acércate.

Sigo sus indicaciones y me acerco a ella, mirándola más de cerca. Parece una mujer de unos cuarenta y ocho años.

—Bien, háblame de ti —me dice, mientras descansa su cuerpo en el mesón.

—Me llamo Melisa Wells —sonrío. Me gusta presentarme por mi verdadero nombre—. Tengo veintiún años.

—¿Estudias?

—Sí, estoy estudiando psicología. —Le respondo–. Pero necesito trabajar, tengo poca experiencia en este ámbito de servir mesas, pero sí trabajé de cajera una vez. Aprendo rápido y la universidad no sería una excusa para el trabajo.

A decir verdad, agradezco que se vea como un lugar seguro, ya que mi experiencia en locales nocturnos no es lo mejor.

Me gusta presentarme como una chica ante los demás. Hace años que no lo hacía, pero con la llegada de Matthew a mi vida esto cambiado un poco. El jueves por ejemplo, conocí a su familia. Emma es una chica muy agradable y sus padres también. La señora Susana es de esas mujeres que ama cocinar, me ofreció mucha comida y postres. El señor Eduard es un poco más serio, pero igual de amable que toda su familia. No dejó de repetirme que cuando termine de estudiar no dude en pedirle ayuda para conseguir empleo porque él conoce varias oficinas de psicólogos dónde me aceptarían sin ningún problema.

—Te voy a dar una oportunidad —me sonríe, amablemente—. No suelo contratar a chicas tan jóvenes pero no voy a subestimarte. ¿Te parece empezar el lunes a las tres?

—Me parece genial —le sonrío, emocionada—. Muchas gracias, no la decepcionare.

—Bienvenida entonces —estrecha ligeramente mi mano.

Según lo que hablamos la paga es bastante buena y es un lugar seguro, no creo que algo salga mal.

(…)

Voy mirando las calles de la ciudad por la ventana del taxi que me lleva devuelta a casa. Estoy completamente relajada, cuando escucho el sonido de mi celular. Es un número desconocido y, al instante, frunzo el ceño.

—¿Hola?

Que abandonada me tienes, ¿Ya te olvidaste de mi? —sonrío, al reconocer la voz de Leticia.

—¿Cómo crees que podría olvidarte? —susurro, sobre el celular.

Mi niña, te extraño mucho.

Al instante mi corazón se encoge, con todo esto de la universidad no he podido visitarla.
Leticia es una mujer muy solitaria. Vive en una pequeña casa a las afueras de Toledo y solo habla con algunos vecinos cercanos y con una pequeña niña que cuida de tan sólo siete años. Lucia. No usa mucha tecnología y si ahora me está llamando seguramente es de un teléfono público.

My Girl-Boy. [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora