Capítulo 44

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“Nunca es tarde para
hacer justicia”

Meses después...



Observo a mi alrededor aquéllas paredes blancas que tanto odié en algún momento y ahora se me hacen tan familiares. Después de todo, los meses que he visitado este lugar semana tras semana no me daban más opción que adaptarme.
Recuerdo la primera cita con el psicólogo que tuve, sentía un nudo en mi garganta y unas terribles ganas de huir de la habitación. Hoy me río de esos pensamientos porque haber aceptado venir aquí, ha sido una de las mejores decisiones que tomé. Matthew tenía razón, él siempre la tiene.

—Y bien Melisa, ¿Cómo te sientes en esta última sesión? —pregunta, con cautela. Yo sonrío de inmediato, no puedo evitar pensar en lo que han sido los últimos meses para mí.

Mi vida era un precipicio en el cual caía sin poder ponerle un alto. Ahora todo es cuesta arriba, pareciera que todos aquéllos años hubieran sido un mal sueño.

—Feliz —digo, rompiendo el silencio—. No me había dado cuenta lo mucho que necesitaba esto.

Y no miento. Por un largo tiempo creí que podía sanarme completamente cuando viera a Nelson Kist entre las rejas, pero aquéllo solo fue uno de los factores más contribuyentes. Necesitaba comprender cosas de mi pasado para poder continuar mi presente, necesitaba cerrar esa etapa y romper por completo con las barreras que alguna vez me puse. Mis inseguridades me hacían cada vez más débil y, sin notarlo, aquéllo también afectaba mi relación con Matthew. Ahora comprendo que no soy menos mujer por lo que he pasado, al contrario, mis heridas me hacen diferente. Sé que él me ama tanto como yo lo hago.

—Ahora es momento de que pongas en práctica cada una de las cosas que has aprendido. Estoy muy orgulloso de ver el progreso que has tenido. —Se levanta, mostrándome una de sus mejores sonrisas.

Una vez más comprendo que ser psicóloga es una de las cosas que más deseo. Poder ser un apoyo para aquéllas personas que necesitan ser escuchadas es una motivación para mí. Debo admitir que fue difícil contarle a un completo desconocido todos mis recuerdos, pero esa historia ya es parte de mi vida y no algo por lo cual debo avergonzarme.

—Fue un placer conocerte. Buena suerte, Melisa. —Él me guiña un ojo, y estira una de sus manos.

—Muchas gracias. —La estrecho, sonriendo.

Me levanto de la silla y me despido de él antes de caminar rápidamente hacia la salida. Observo cada uno de los detalles de aquéllos pasillos blancos a los que tanto miedo les tuve algunos días. Todos esos actos me hacían sentir tan débil e insegura.

Matthew está sentado en la sala de espera, observando la pantalla de su celular. Yo doy un paso hacia él y de inmediato levanta su cabeza para enfocarme. Se forma en sus labios una sonrisa que me estremece y más aún cuando se levanta y enreda sus brazos fuertemente entre mi cuerpo. El aroma de su perfume me relaja.

—Sabía que ibas a lograrlo. —Se separa unos centímetros de mí para mirarme a los ojos. Yo sonrío, acariciando suavemente sus mejillas.

—Te amo —murmuro.

Une sus labios con los míos unos cuantos segundos en los que yo mantengo mis ojos cerrados. Observo sus ojos verdes mirarme fijamente cuando se separa de mí. Sonrío al igual que él.

My Girl-Boy. [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora