52. No te vayas sin besarme, ¿quieres?

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"He terminado de recoger tus cosas..." musitó Mikey parado en el umbral de la puerta junto a la habitación de Gerard. Yo asentí echándole una corta mirada antes de devolver mis ojos a contemplar el pálido rostro de mi novio, quien seguía dormido y con una máscara de oxígeno cubriendo su nariz y esos rotos, secos labios del color de la nieve. Amarré con fuerza mis dedos y los del pelinegro, apretando la mano cuando sentí una presión por parte de la suya. "Este es el papel de tu alta, pero lo tiene que firmar tu tutor..." añadió el castaño, sentándose en el sillón junto al mío.

"¿Gee?" Pregunté viendo sus párpados moverse, solían ser indicios de que iba a despertar. En las pasadas horas Gerard no había aguantado más de diez minutos despierto antes de volver a caer dormido. Lo que sea que le tuviera tan enfermo no le dejaba funcionar en paz y le agotaba con facilidad. Los médicos, por mucho que yo ya les haya insistido no han querido decirme nada de lo que le ocurre. Gerard pidió silencio, y ellos no tenían más remedio que respetar sus derechos y su decisión.

Y yo quería matar a Gerard. Me tenía en vela toda la noche y para lo poco que despertaba no decía más que tonterías sobre si deberíamos pintar el dormitorio de azul o iba a ser demasiado celestial para nosotros.

Maldición, a quien mierdas le importa el color de las putas paredes del puto departamento cuando el muy puto esta en un puto hospital.

Joder.

"Vamos, despierta, vago." Gruñó Mikey dandole un leve golpe en la pierna. Automáticamente le lancé una mirada asesina y el menor rodeó los ojos fastidiado.

Pero su mierda pareció funcionar, porque Gerard abrió suavemente los ojos y gruñó algo antes de llevar una mano a su máscara de aire y quitársela con rabia. "¿Qué demonios hacéis aquí?" Suspiró mirándonos con el ceño fruncido, apartando su mano de la mía, sentí un raro vacío en mis entrañas.

"B-bueno..." musité.

"Sobretodo tú, Frank, siquiera eres familia." Alzó una ceja acomodando el cojín a sus espaldas, cruzando los brazos después.
Aquí podéis contemplar como mi mueca se fue deformando hasta quedar en un triste puchero.

"Pero..."

"Te dije que te largaras, ¿verdad? Que yo sepa ya te han dado el alta."

"Pero Gerard, yo quiero quedarme contigo." Protesté volviendo a sujetar su mano, esta vez a la fuerza. Michael parecía algo inconforme con la escena, más no pronunció palabra.

"¿Para qué?" Alzó una mano en un pesado suspiro. "A ver, Mike, dame eso." Gruñó quitándole el papel que seguía sujetando entre las manos, lo leyó rápidamente y relamió sus labios, humedeciéndolos parcialmente. Asintió para si mismo y tomó el bolígrafo de la mesilla para garabatear una firma en el rincón inferior derecho. "Ya está." Me entregó el informe del alta hospitalario junto al bolígrafo y forzó una sonrisa que me hizo doler el corazón. "Eres libre."

"¿Por qué te comportas así?" Mascullé indignado guardando la hoja en el bolsillo de mi sudadera y frunciendo los labios malhumorado. "Estoy tratando de estar a tu lado y tú lo único que haces es rechazarme. He pasado toda mi mañana contigo y ayer por la noche hasta me escapé para verte. Nadie me quiere decir lo que te pasa y tú evades el tema como si... no sé." Hundí mi rostro entre las palmas varios segundos, tratando de centrarme en lo que quería decir. "Creí que confiábamos el uno en el otro." Suspiré desviando la mirada. "No sé tú... yo todavía te quiero." Me encogí de hombros, ojeando a Mikey, lucía algo decepcionado.

"Tesoro..." Gerard acarició con delicadeza los tatuajes en mis nudillos con la punta de sus dedos. "... sé que te preocupas." Suspiró sonriendo de lado. "Pero estás agotado, pareces un cadaver en descomposición, y aunque, por mi parte, te sigo viendo como el hijo de perra más sexy del mundo, necesito que vayas a casa y descanses. Come algo, tómate tus medicinas y duerme, yo estaré bien, ¿vale?" Ahora sus manos se habían deslizado a acariciar mi mejilla, esta enrojeció al instante.

69 noches con Gerard Way [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora