"Venga, Frank, arriba, vamos a casa." Dijo Gerard levantándose del césped y entregandome su mano para que me levantara de igual manera. Un suspiro abandonó mis labios mientras obedecía la orden y me dirigia al coche.
El camino de vuelta a casa fue silencioso, Gerard no me miró ni una vez en todo el trayecto, tampoco dijo nada, apagó la música después de la primera canción, yo siquiera tuve valor para protestar. Dejando el auto atrás, nos adentramos en el salón de casa y tan pronto como se cerró la puerta principal me volteé hacia el mayor.
"¿Es que no vas a decir nada?" Pregunté en un murmulló, siendo este eficientemente ignorado por el contrario.
"¿Chicos?" Preguntó Mikey bajando las escaleras, una sonrisa decoró su rostro cuando cruzamos miradas. "Creí que no os vería por aquí tan pronto." Torció la mueca pensativo.
"Repentino cambio de planes." Contestó Gerard dejando su chaqueta en el perchero y acercándose para llevarse también la mía.
"¿Ha pasado algo?" Preguntó apoyandose en el umbral del salón. Gerard asintió, pasando fugazmente por la cocina y trayendo consigo una botella de whisky y un par de vasos de cristal ancho. "¿Qué celebramos?"
"Mi funeral." Rió Gerard irónico, sirviendose la primera copa.
"¡Exageras!" Grité a modo de replica, tirandome sobre el sofá sin ganas de seguir hablando del tema. Si lo hubiese sabido me habría callado lo de mi edad, aunque igualmente hubiera salido a la luz cuando mi padre apalizara a Gerard.
Mikey estaba perplejo y confuso a la vez.
"¿Qué edad tiene Frank?" Le miró serio, Mikey pareció meditarlo unos segundos.
"Pues... 17" Se encogió de hombros ante su propia respuesta.
"¡Perfecto! Así que todos menos yo lo sabían. Genial. Estupendo." Masculló terminando el dorado líquido de un solo trago sin casi inmutarse ante el alcoholico ardor del mismo.
"Gerard, ¿Qué más da?" Mikes rodeó los ojos, acercandose a la mesa para sentarse junto a su hermano.
"Que le dije al padre de Frank que éramos novios y ahora me va a descuartizar y vender mis riñones en el mercado negro."
"¡Mi padre no es un traficante de órganos!" Grité tirándole uno de los cojines que hasta hace momento me hacían compañía en el sofá.
"¡Callate, Frank!" Alzó la voz devolviendome el cojin de un certero lanzamiento. "Todos sabemos como es tu padre."
"No tienes derecho a hablar mal de él." Gruñí paradome de mi lugar y aproximándome a Gerard con rabia.
"Pues no soy el único que habla mal de él." Replicó poniendose a mi altura, nuestros rostros quedaron a centímetros, con las respiraciones agitadas, mezclandose.
"Vale, chicos, ya está." Pronunció Mikey metiéndose en medio del asunto y separando a ambos cuando notó que la situación iba a ponerse peor. Gerard simplemente dió un paso para atrás, pero ahora era yo quien quería darle una buena bofetada. "Frank, ya vale..." musitó el menor agarrandome por los brazos cuando empecé a agitarme con desesperación. No tuve más remedio que calmarme.
"Esta pelea no debería ser entre nosotros." Dijo Gerard volviendo a tomar asiento, sirviendo otra copa de manera perezosa. Supuse que me estaba hablando a mí.
"Estáis haciendo un drama innecesario, voy a ir a casa de tu padre y hablaré con él. Nos llevamos bien, a él también le gustan los Smashing Pumpkins." Dijo alzando la barbilla orgulloso, como siempre que se pone a hablar de su grupo favorito.
"Te acompaño." Con Gerard hablamos al unisono, pero Mikey rió negando.
"Deja que BatMikey se ocupe del asunto." Dijo poniendo ambas manos sobre las caderas.
"¿Estas seguro?" Pregunté en un débil hilo de voz.
"No te preocupes, sé manejar este tipo de situaciones." Añadió cogiendo su chaqueta y poniendose los zapatos. Quedamos los tres en silencio hasta que Mikey estaba listo para salir. "Vosotros arreglad lo vuestro, que estáis de un estúpido insoportable. Más maricas y no nacéis, en serio." Gruñó cerrando la puerta principal tras de si.
Esbocé una tímida sonrisa ante el comentario de Michael y crucé miradas con Gerard.
"Anda, ven." Musitó estirando los brazos. Tan pronto como me incorpore de mi lugar corri hasta el pelinegro y me abracé a él con tanta fuerza que casi tiramos la silla para atrás. Sentí sus manos acariciar mi espalda mientras hundía mi rostro en su cuello. Sus manos bajaron por mi espalda hasta la cintura, di un leve salto para sentarme sobre las piernas de Gerard y rodeé su cadera con las mías. Pude escuchar el sonido del mechero cuando prendió el cigarrillo que yacía entre sus labios y dejó ir el aire.
"No me dejes, ¿vale?" Murmuré contra la pálida piel en su cuello. Gerard dejó el mechero en la mesa y sonrió.
"Nah, que va, dudo que pueda."
"Es que no puedes." Gruñí. "Te lo prohibo."
Gerard alzó mi rostro por la barbilla y con sus ojos en los míos me dió un lento y cariñoso beso, haciendome suspirar por dentro. "Si tu me prohibes dejarte yo tengo que prohibirte otra cosa a cambio..." Sonrió lascivamente, y obviamente ambos sabíamos de que iba la cosa.
"Otra cosa, ¿como qué?" Pregunté curioso.
"Como que no puedes correrte sin mi permiso. Nunca. Jamás." Sentenció dandole una profunda calada a su cigarrillo.
"¿Y si lo hago?"
"Si lo haces... Lo que tu padre me iba a hacer por estar contigo será un sueño comparado con lo que te haré yo a ti."
Nota: Habrá parte 3
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69 noches con Gerard Way [Frerard]
أدب الهواةEl flamante hermano del mejor amigo de Frank, Gerard Way, invita al menor a pasar unas semanas en las Islas Fiji, donde es arquitecto y director en la obra de un nuevo, lujoso hotel de vacaciones. Frank termina aceptando la invitación bajo una apues...