51. Todo cubierto en sangre

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Suavemente, como si acariciara nubes de terciopelo deslicé mis manos por las mejillas de Gerard, estas estaban enrojecidas tentativamente, hundiendo los labios en la ternura de su blanca piel clavé las puntas de mis dientes para succionar su terso cuello. Tan delicadamente como pude soportarlo me senté sobre sus piernas y le besé una vez más, con más amor que incluso la vez anterior, jadeando al sentir la erección estimular mi entrada. Me acogí a sus hombros con ambas manos y le dediqué una lujuriosa, dulce mirada antes de descender mi trasero por sobre su miembro, abriendo los labios en busca del tan necesitado aire. "Oh joder..." jadeé uniendo mi frente a la suya, sintiendo cada milímetro atravesado mi interior. Nuestras narices chocaron mientras compartíamos la sonrisa.

"Frankie..." susurró el contrario, empujando sus caderas y agarrando las mías con autoridad. "Sé delicado."

No supe descifrar si aquello fue una orden o una petición, pero momentáneamente suavicé la rudeza de mis embestidas y rodeando con los brazos la nuca de Gerard besé sus labios en un ardiente beso, sintiendo las frías palmas empujar mi pelvis contra la del mayor. "V-vamos, muévete." Mordió su labio, descendiendo con su lengua hasta besar el inicio de mi clavícula.

"G-Gee..." gemí danzando mi silueta sobre las piernas de Gerard, notando su dureza removerse en mi interior con fuerza. "Más rápido." Avisé al verle columpiarse a si mismo contra mi cuerpo. Comencé arqueando mi columna, sintiendo como mi anatomía desvaría a medida que nos fundimos más dentro y más deprisa, embistiendo erráticamente el uno contra el otro, nuestras bocas colisionando en húmedos besos.

Rodeé la silueta contraria con mis piernas. "Agh, sí!" Exclamé continuando el balance, frunciendo el gesto al percibir el hormigueo cuando los dientes de Gerard pellizcaron mi pezón derecho, enviando un choque de electricidad directamente a mi cerebro. Sentí un leve dolor en mi estómago, pero aquello no iba a ser suficiente para hacerme parar.

"Te amo." Murmuró Gerard contra mis labios mientras se mezclaban nuestros alientos. Sus piernas temblaron bajo mi beso a medida que él mismo embestía contra mi trasero, penetrándome más duro con cada balanceo.

"Y-yo tam-bién te amo, G-Gee..." musité en respuesta, sonriendo, ignorando la irritación y permitiéndole a la excitación dominarme por completo.

"Umh... mi pequeño..." gimió Gerard clavando sus finas uñas en mi piel, provocando la alineación de leves espasmos que recorrían mis venas a gran velocidad. Los verdes ojos buscaron los míos al tiempo en que nos pedíamos mutuamente subir el ritmo, me sentí muy cerca, muy pronto. "Fuck, Frank..." gruñó Gerard arrugando su mueca de placer, parándose del borde del blanco colchón conmigo en sus brazos. Alterado, bajo la presión del empuje de la gravedad rodeé su perímetro con fuerza, aprisionando la figura del pelinegro con mis piernas.

Sentí el salvaje choque de mis vertebras contra la fría pared, mi espalda completamente adherida a la pálida superficie a mediada en que Gerard embestida contra mi intimidad con energía, su fija, obscena mirada clavada en la mía y los labios a centímetros, fundiendo nuestros exhaustos alientos en una pelea por un poco de oxígeno.
Un punzante dolor removió mis entrañas impaciente. "Mhm... joder, ah- ah, Fr-..." Gimió el más alto, empujándose más y a mayor velocidad, corriéndose desesperadamente en mi interior mientras gritaba mi nombre al aire, mordiéndose el labio inferior con el ceño fruncido.

Sentí un espasmo tan agudo que prácticamente hizo mi cuerpo doblarse en el lugar, Gerard me cogió con más seguridad, penetrándome con delicadeza para calmar su propio pulso, arrítmico luego del intenso orgasmo, ahogando los restos del aire contra la estirada piel de mi cuello.

"Ge-Gerard..." puse una mano en su pecho, mis ojos llorosos a causa del repentino dolor en mi vientre.

El mayor pareció desentendido de la situación, hasta que bajó la mirada asustado, viendo el enorme charco de sangre que había en el suelo y el chorro del mismo liquido corriendo por mis piernas formando casi que ríos. "Oh diablos." Musitó Gerard llevándome hasta la cama, tumbándome allí gentilmente.

69 noches con Gerard Way [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora