"Jo-der." suspiró Axl lentamente, sacando el aromatizado con marihuana humo de entre sus labios. Yo me limité a reseguir con la mirada la esponjosa nube deteriorarse a medida que asciende hasta el blanco techo, el cual ambos observábamos, simplemente tumbados, haciendo nada.
Salvo fumar.
"Cuando crees que no puedes estar más colocado, llámame." bromeó extendiendo el brazo hacía a mí. Volteé el rostro para percibir el inocente pero perfectamente liado porro que sujetaba entre dos de sus dedos.
Solté una grácil sonrisa y tomé el cilindro de papel para darle una buena calada y dejar que el sabor me invada.
"Cualquier mierda es mejor que esta pintura." fruncí el ceño, removiéndome sobre el duro suelo de mármol, tratando de no desviar la mirada hacia las cuatro rojas paredes que nos rodeaban, estaba harto de este trabajo.
"Te aseguro que después del fin de semana estarás deseando volver. Esto es como follar luego de dos rayas de cocaína colombiana, es mierda, pero te engancha de por vida."
La niebla a nuestro alrededor creció, la tóxica habitación terminó por convertirse en una cápsula llena de aromas adictivos y nosotros, sin ganas de abrir la ventana, por poco morimos ahogados allí dentro.
Axl tosió primero.
"Terminamos la fiesta, compadre." rió con los ojos en lágrimas, saliendo de la habitación como si esta ardiera en llamas. Yo corrí tras de él para tomar algo de aire y echar a reír como condenado en medio de aquel poco transitado pasillo.
"Cierra, cierra." le metí prisas. Azotamos la puerta y luego de darle tres vueltas a la llave todo quedó allí.
Una mirada y si te he visto no me acuerdo."Nos vemos el lunes." me estrechó la mano cuando asentí a su despedida y luego de un semi-abrazo se fue dando saltitos hacia la escalera.
Yo a penas podía andar con decencia, tenía toda la visión subiendo y bajando y los colores cambiando constantemente como si me hubiera tomado un ácido o algo por el estilo.
Me decanté por la sabia opción de coger el ascensor.Tan pronto como apreté el botón para que la cabina bajara a por mí la puerta se abrió de par en par, y Gerard allí, como caído del cielo.
"¿Ibas a alguna parte?" preguntó con media sonrisa, tirándome del brazo para que entrara al ascensor.
El viaje al último piso empezó.Ignoré su pregunta, era estúpida y no valía ni un segundo de mi valioso tiempo. Me miré en el espejo.
Santa madre.
Tenía los ojos de un sapo y los labios hinchados. Lucía horrible, pero no me preocupó para nada, me sentía bien.
Gerard me miró de reojo, como si yo fuera un ladrón capaz de escapar en cualquier momento, y él el policía capaz de evitar que aquello ocurriera.
"Load up on guns and bring your friends... Na-na... Na naa..." tarareé jugando con el flequillo de mi pelo frente al espejo.
Luego sonó el aviso de que habíamos culminado el ancestral viaje y estábamos en el décimo piso.
El oasis de la paz.
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69 noches con Gerard Way [Frerard]
Fiksi PenggemarEl flamante hermano del mejor amigo de Frank, Gerard Way, invita al menor a pasar unas semanas en las Islas Fiji, donde es arquitecto y director en la obra de un nuevo, lujoso hotel de vacaciones. Frank termina aceptando la invitación bajo una apues...