17. Día libre

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Parpadeé un par de veces, todavía no estaba despierto del todo, mis ojos insistían en permanecer cerrados... Pero Gerard también era un pesado.

"Quita esa mano." balbuceé contra la almohada.

Una risa se oyó medio muda a mi derecha y los suaves dedos bajaron por mi columna vertebral con la delicadeza de quien acaricia una tela de terciopelo.
"Sé lo que intentas." comenté todavía adormilado, notando como el mayor se apega un poco más a mí desde un costado.

"Yo no lo intento, yo simplemente lo hago, y punto." susurró contra mi oído, su aliento se sentía frío.
La cama se removió, quise alzar la vista y voltearme, pero unas manos presionaron mi cadera para que no me moviera de mi posición. Sentí el peso de Gerard sobre la parte baja de mi espalda y una escalera de besos en la columna vertebral.

Quise removerme, pero él no me dejó. Quise negarme, decirle algo, gritar, pero mi rostro seguía clavado contra el blando cojín, con a penas aire para respirar.

"Quiero que estés así. Siempre." gruñó contra mi cuello mientras buscaba la manera de separar mis piernas.
Traté de hacer algo, pero seguía inmóvil.

"Déjame." me quejé con dificultad al conseguir hablar, pero en un instante Gerard puso su mano sobre mi nuca y empujó mi rostro contra la almohada para que callara. Traté de escapar por un lado, pero mi fuerza era inútil contra la suya.

"Mis ganas de follarte superan el aprecio que te tengo, Frankie." musitó jadeante, y justo al finalizar la frase noté la humedad recorrer mi entrada.
No sé hasta qué punto podría afirmar que aquello era lubricante.

Traté de relajarme, de no luchar, sabía que la tensión aumentaría mi dolor, y aunque aquello no era inevitable si podía ser menor.

"Nunca he tenido una perra como tú. No sé qué me pasa que contigo pierdo la cabeza." dijo en tono de disculpa, haciendo presión para introducir su duro miembro en mi cavidad.
"Tú lo haces tan sencillo todo..." murmuró sujetando su peso en mi espalda con una mano mientras la otra empujaba mi cabeza. Sentí la usual sensación cuando empieza a penetrarme y me siento nervioso. Contraje todos mis músculos ante el dolor, empeorando más las cosas.

El vaivén empezaba.

"Joder Frank, no aguantaré mucho la primera vez de hoy." gimió embestida tras embestida. Sentí su mano acicalar mi pelo con torpeza. "De hecho estoy a punto de..." cerré los ojos, su velocidad de pronto estalló, el ritmo era mayor, más fuerte, más duro, rudo y doloroso.

"Ah... Frankie... Me corro." gimió con fuerza abrazándose mi espalda cuando culminó en mi interior. La errática respiración continuó jadeante en mi espalda, sus uñas trazaron un recorrido sobre mis costillas.
Gerard se apartó a un lado, aprovechando eso levanté mi rostro yo también. Estaba exaltado, sin oxígeno, rojo y con lágrimas en los ojos.

"No te muevas, vuelvo en 5 minutos." sonrió amigablemente soltando un seco azote sobre mi trasero antes de abandonar la cama.

Yo quedé solo y asustado.

...

Me deslicé con sutileza al interior del pequeño baño con paredes de piedra blanca, la humedad -causa del tajante vapor de agua- se conglomeraba, parcialmente sobre el espejo, mientras su otra mitad creaba densas nubes de blanquecina niebla.
Rodeé la mojada cintura frente a mí con los brazos, apegué mi pecho a la espalda ajena y solté un tímido suspiro.

69 noches con Gerard Way [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora