Hello Kitty

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Me despierto de golpe para asegurarme de que no fue un sueño, y cuando veo una bola de pelos grande y esponjada durmiendo junto a mis pies, me relajo.

—Hola...

Lo abrazo y salgo del cuarto, voy a la sala y le sirvo algo de comida. He despertado con mucha, mucha hambre; creo que ahora sí podré comerme todo lo que me mandó Jamie. 

Saco un par de platos y otro de vasos para acomodarlos en la barra y así mi mamá desayune conmigo.

Hoy sí es un buen día.

Caliento las quesadillas en el microondas (porque no voy a esperar tanto en la estufa) y las pongo dentro de un plato hondo. Ayer por la noche volví a apartar una cita para que operaran a mi gato en otra veterinaria, y hoy en la mañana me ha llegado mi correo de confirmación: hoy, a las seis de la tarde tienen un espacio disponible, y lo tendrían listo alrededor de una hora y media después, ya que la anestesia le haya bajado un poco.

En ese rato, estaré con mis amigos en el arcade, y podré convivir finalmente con Joana. Esperemos que sea menos incómodo de lo que creo.

—¿Qué? —pregunta mamá, tallándose los ojos—. ¿Ya estás desayunando?

—Amanecí con hambre.

Se acerca a mí y me observa durante unos segundos, luego grita de sorpresa cuando ve a Toncho comiendo de su plato.

—¿Pero cómo? —exclama, sin podérselo creer—. ¿Cómo llegó?

—Alguien lo encontró —explico—. Lo trajeron anoche.

Camina a él y le da una caricia en la espalda con su pie, luego se deja caer en el sillón y suelta un suspiro largo. Puedo percatarme de que ella también está contenta de verle de nuevo.

Enciende el televisor y palpita con la palma de su mano junto a ella para que vaya a sentarme, por lo que, sin dejar de comer, tomo mi comida y la coloco en la mesita que está junto al sillón para poder estar más a gusto.

—¿Quieres hacer algo hoy? —pregunta, aliviada.

Le hecho una rápida ojeada la casa; después de la súper limpieza que hizo ayer, no tendré que preocuparme al menos hasta mañana.

Después de haber dejado al gato en el veterinario, me dispongo a irme al arcade a esperar a Jamie, Joana, y aparentemente a un amigo extra que decidió llevar.

Al principio, quise refunfuñar al respecto, pero luego pensé que, quizá sería más cómodo para ella así, con alguien cercano con quién charlar en caso de que a Jamie y a mí se nos acaben las ideas.

—Me da gusto que ya haya aparecido tu gato —me dice Jamie. 

Asiento un par de veces con la cabeza, cambiando mi dinero por fichas de juego.

—Gracias por el sushi, by the way.

Volteo hacia otra dirección para buscar a Joana. ¿Dónde está? Hace diez minutos debimos haber comenzado a jugar. 

Miro por todo el lugar; lo único que veo son decenas y decenas de personas caminando de un lado a otro, entrando y saliendo de las tiendas. Mamá vendrá por mí cuando termine de hacer las compras de la comida de la semana.

—¡Ale! —grita Joana, corriendo hacia nosotros.

—Oh, mira —agrega Jamie—, ahí viene.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora