I wanna go

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—Ale —llama mamá desde la cocina—. ¡Ven!

Ayer, después de dejar a Rubén en su casa, le mostré a mi madre las ideas que tenía sobre la ropa que pensaba llevarme, y sólo apretó los labios, mostrando claramente un cierto rechazo sutil. Sin embargo, el contacto que tiene en París ha accedido recibirnos en su casa durante esos días, a pesar de las circunstancias de falta de tiempo; quiero suponer que la relación con mi madre ha de ser muy especial como para haber accedido a albergar a 4 adolescentes, además de ella.

—Mande —digo. El reloj de mi celular apunta a que va a ser medio día.

—Vámonos —añade, dándole un trago a su café.

—¿A dónde? —inquiero, mirando mi ropa—. ¿Me cambio?

Mi playera gris de Nike es perfecta para acompañar a mi mamá a cualquier mandado, y estos jeans son cómodos, y, aunque me bañé en la mañana, prefiero dejar mi cabello suelto hasta que termine de secarse.

—A la Vaguada—sonríe, alegre.

—¿A la plaza? —corroboro—. ¿A qué? ¿Vas a ver a alguien?

—Vamos a comprarte ropa —me señala—. Jamie y su mamá también van a ir.

Perfecto.


ノಠ_ಠノ


—Luces muy linda —dice Joana, dándome una vuelta—. Ese color te queda.

—¿En serio? —inquiero, tímida. No me molesta recibir halagos—. Creo que otro más oscuro luciría mejor.

—¿De qué hablas? —me mira a los ojos—. Por tu piel blanca, los colores claros te quedan bien.

Este tipo de ropa en especial, nunca suelo usarla. Creí que no luciría bien, pero, realmente me veo linda, y el color sí resalta mi piel. Mi cabello negro se ve genial, tal y como Joana ha logrado acomodarlo. No necesito comprar un conjunto para cada día; puedo combinar varias opciones, unas con otras para lograr el resultado que quiero. Luzco genial.

—¿Te puedo pedir un favor, Joana? —me vuelvo a meter al probador.

—Claro que sí.

—¿Puedes buscar boletos? —comienzo a bajar el cierre—, me refiero, de algún concierto, de lo que sea.

—¿En, París? —parece confundida.

—Sí —asomo mi cabeza por la cortina—. Es que, mi mamá siempre ha querido ir a un teatro, y —reviso ambos lados para evitar que me escuche—, quiero llevarla.

Sonríe, relajando el rostro. Me dedica una mirada dulce, como, si hubiera dicho algo demasiado tierno.

—Siempre ha querido asistir a uno de esos lugares elegantes de teatros grandes —hago un ademán con la mano—, pero, aquí no han sido lo suficientes como para llevarla. Creo que París es perfecto, ¿o no?

—Me parece una idea excelente —da media vuelta sobre sí—. Le comentaré a Jamie y a Rubius que sean discretos.

Saca su móvil a tiempo para contestar una llamada, por lo que me adentro en el probador y me pruebo la siguiente prenda. A este ritmo, habré sudado lo equivalente a media hora de ejercicio. ¿Por qué demonios no ponen aire acondicionado en los probadores?

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora