Sans

82 14 49
                                    


Me di cuenta de que el peor sentimiento que hay es el no sentirse querido por la persona que más querías tú.

Los dibujos me ayudan a distraerme de vez en cuando, al igual que jugar videojuegos y estar con Mia, pero mientras Joana continúe estando en mi cabeza, no podré ser del todo feliz. No puedo encontrar una manera de olvidarla, y eso me mata.

—Rubius —me llama Cheto—. Ven, acompáñame.

—¿Adónde? —indago, poniéndome de pie.

Cualquier cosa es mejor que quedarme en casa todo el día.

—Comprar comida —levanta una ceja—. Ya casi no hay.

—Eres muy glotón —me encojo de hombros.

Tomo la sudadera negra que tengo cerca y comienzo a ponérmela; la casa está fresca, y las pocas nubes blancas que hay le están proporcionando a Madrid una agradable brisa veraniega.

—¿Disculpa? —parece ofendido —. ¿Quién es el que se come como veinte sándwiches en un día?

—No deberías sacar ese tipo de conclusiones —añado—. No conoces el tipo de hambre que me da cuando estoy triste.

—He de suponer que entonces siempre estás triste.

Le lanzo un codazo al brazo. Debo admitir que siempre tengo hambre, y que la mayor parte del día estoy comiendo, ¡pero no sé por qué! Yo sólo como y como, y no me pasa nada. De hecho, hasta continúo con hambre a veces.

—Bueno, ya qué —digo, cerrando la puerta con llave.

Antes de irme, la miro unos pequeños segundos; hoy por la mañana cuando salí a revisar el correo, no había nada pegado en ella. Al principio quise suponer que era muy temprano quizá para la chica al no hacer la entrega, pero luego caí en la hipótesis de que quizá ha decidido recortar la cantidad de dibujos por día.

—¿Llevas dinero?

—Sép —respondo vagamente.

Sea como sea, estaré ansioso de recibir otra postal, le tarde en tiempo que le tarde. He estado activo en cuanto a seguimiento de su cuenta, y recientemente ha subido dibujos de un anime que no conozco del todo, pero que me llama la atención.

—¿Deberíamos ir por fruta primero?

No. ¡Fruta no!


( ⁰д⁰)


—¡Tres de naranja!

—¡Diez de fresas!

—¡¡Cinco de limón!!

Hay. Dios. Mío.

—¡Seis de uvas!

Tengo a todas las señoras encima de mí gritando y empujándose unas a otras para ser atendidas primero. ¡Me están aplastando! ¡Ayuda!

—¡Medio de durazno!

—¡Cuatro de plátano!

Intento salir de la multitud, hasta que doy con un pequeño espacio que se forma entre los cuerpos de las locas señoras. Están idas por el poder de la fruta fresca.

—¡Una sandía! —grita Cheto, volviéndose maniático también mientras se mueve de un lado a otro—. ¡Una sandía!

Si no lo conociera, diría que está empezando a darle la fiebre frutal.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora