A veces la gente solo necesita un "¡Chócalas!".
En la cara.
Con una silla.
Y no es por ser mala; es que en serio se lo merecen.
—¿Ya sabes cómo hacer la tarea de literatura? —pregunto a Jamie, que está distraído leyendo un pequeño cómic.
—No. Aún no, pero, tengo varias ideas.
—¿De qué lo harás? —me dan ganas de lanzarme del balcón que tengo enfrente.
—Probably de algún manga que el profesor no haya leído —da vuelta a la hoja, y me pregunto cómo es que puede saber hacia dónde va sin despegar la mirada de su cómic.
—Tramposo —digo un poco seria.
—Bueno, estaba en una de mis ideas. Y si no, improvisaré. Tengo todo el verano, literally.
El cielo está ridículamente azul. No hay una sola nube manchándolo, lo que me indica que el día estará tremendamente caliente. Y no sé qué hacer con el trabajo de literatura. ¿Y si lo saco de internet? Solo cambio las fuentes bibliográficas, y listo. No creo que se percate. Aunque, recuerdo muy bien sus palabras:
"—Si intentáis copiar, o extraer partes de otros que previamente hechos, me daré cuenta. Y os voy a reprobar. Recordáis que tenéis casi tres meses para terminar su proyecto."
Incluso en esos momentos sonaba fácil. Podríamos hacerlo de cualquier cosa, y él lo valdría de igual manera. Y aun así, sigo pretendiendo que es algo muy difícil.
"—Oh, y también recordaos que vale el sesenta por ciento de vuestra calificación final del sexto semestre."
Como si no fuera bastante presión tener que sacar dieces en los tres parciales previos para poder tener el cuarenta por ciento asegurado.
Reprobar literatura. No. Definitivamente no. Y no quiero llevarme ningún final. Mi promedio hasta hora es perfecto. Y eso que apenas vamos a la mitad...
—Descuida —me da un pequeño empujoncito—. Ya verás de qué hacerlo.
—Quizá haga una guía de gatos —respondo.
—O puedes hacerlo de, no lo sé. Look—gira su mochila, abre el cierre y saca unos papeles—. Mira las rúbricas.
Alguna investigación, una novela, una canción o poema, un cómic. No me molesto en leer los demás.
—Yo haré un cómic. Aunque quede algo strange —se ríe—. Sin embargo, me la estoy pensando porque creo que son mínimo...
Me pierdo de su voz, y me concentro en el trabajo. Mañana a la primer hora, tenemos que enviarle al profesor un correo, donde diga qué haremos y sobre qué. Un cómic... Me han dicho que soy buena dibujando, pero, la verdad yo no lo creo.
—¡Podrías hacer una novela! —dice entusiasmado—. Sobre ti. De cómo ha sido tu vida entre México, Estados Unidos y aquí.
Pero...
—Nadie se interesa por ese tipo de cosas —digo, más seria de lo que esperaba.
—Exactly —me quita las rúbricas y me señala un punto perdido en el cielo—. Pero junto con las personas indicadas, that's me —carraspea—, esa historia se vuelve completely fun.
Me quedo callada, pensando en la posibilidad de tener más amigos, convivir con más personas, quizá iniciar con las del salón mismo en el comienzo del verano, pero... Tan solo pensarlo, me desagrada. Y no. No soy una asocial; solo no suelo ser muy amistosa. Y mi carácter no ayuda mucho.
Tengo y me basta con Jamie.
—Habla bien —le digo mientras lo empujo un poco.
—Bueno, ¿y de qué nos preocupamos tú y yo? —reacciona—. Terminamos mucho antes que los demás. Tenemos todo el verano por delante; we can do anything desde hoy.
—¿Como qué? —sonrío apenas un poco—. ¿Ir a tu casa a estudiar francés?
—¿Qué tiene de malo? —parece ofendido—. A ti también te gusta.
—Sí —rebusco entre mis bolsillos el dinero para la comida de Toncho, mi gato—. Pero tu maestro es bien ojete.
Asiente un par de veces con su cabeza.
—¿Entonces qué propones hacer tú?
—Quedarme en mi casa. No hacer nada —le lanzo una rápida mirada—. Sólo echar güeva.
Se acomoda los lentes y continúa caminando.
—Además —continúo—, mañana vamos a salir. No creo que mi mamá me deje ir a algún lado hoy. Es miércoles, ¿verdad? Hoy es mi día con ella.
—¿Van a comer pasta? —agrega, sonriéndome.
A mamá le encanta preparar un poco de pasta suficiente para las dos. Por ello tenemos un día a la semana que comemos eso, junto con una ensalada y un rancio aderezo. Yo prefiero, en todo caso, ir a comer pizza a la casa de Jamie. Su madre siempre tiene comida a morir.
—Sí.
En el transcurso del camino hacia la salida, nos encontramos con varios amigos del arcade. Rafael, Jorge y Francisco; chicos que, como nosotros, han terminado antes por ser más responsables que los demás.
Estos chicos son, algo extraños a ojos de los demás, pero, para mí, son algo asombroso.
Aunque claro, yo no suelo hablar mucho. Para eso tengo a Jamie.
—¡Guys! —dice entusiasmado—. ¿Listos para mañana?
—Eso creo —dice Francisco entre chiflidos; sus frenos no lo dejan hablar del todo bien—. Tengo que hacer lo de literatura. Y todavía no sé de qué leches hacerlo.
—Chócalas —comento.
Pienso en este último semestre. Fue un desastre, y un horror.
Cuando llegamos al patio principal y atravesamos el pequeño jardín delantero que conecta con la acera, nos topamos con un sujeto que van en nuestro salón. Uno que odio.
—Hola, cochos —saluda Salvador, mejor conocido como Chava—. Y, vosotros —mira a Francisco y a Rafa—. ¿A dónde vais tan pronto?
—Quéti —respondo seria, sin mirarle—. ¿Y tú qué o qué? ¿No deberías estar en el salón? —me escucho igual de seria que siempre.
Da un paso hacia mí, y por alguna razón me siento pequeña. Este tipo me ha de sacar como mínimo dos cabezas. No digo nada, pero conforme más siento su presencia, más me molesto. Sin embargo, me controlo, a pesar de todo.
—Quería despedirme de vosotros —continúa, con aire de sarcasmo. Claro—, ya que nos os veré en un largo tiempo.
Sonríe, de oreja a oreja, complacido.
—Ok, —digo, ahora sí mirándolo—. Con permiso.
—¿Por qué? —se inclina hacia mí.
Este tío lo que quiere que es yo diga "por favor". ¡Ay, ya quítate!
—Porque detrás tuyo hay un prefecto.
Pasa unos breves segundos antes de que logre hacerse a un lado.
—Vale, vale —accede finalmente—. Lo siento.
Me deja pasar, y antes de que logre quedar fuera de su alcance, me da un fuerte chirlo con sus dedos en la cabeza. Hace lo mismo con los que van detrás de mío.
—Para demostraros mi amor —dice, hipócrita.
Sonríe y se cruza de brazos para ver cómo nos trepamos al autobús.
Subimos justo a tiempo para que el camión nos deje en el rumbo hacia nuestras casas.
—Con respecto a lo de literatura — comenta Jamie, en un tono apagado, refiriéndose a lo que acaba de pasar— , creo que puedes iniciar con eso...
Siento que estoy esperando algo que nunca va a suceder.
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Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]
Fanfic⚠️⚠️[NOVELA EN PROCESO DE REVISIONES/CORRECCIONES/EDICIONES]⚠️⚠️ Alejandra Melgar tiene muchas preguntas. ¿Por qué sus días son una rutina constante? ¿Cuándo pasará algo interesante? ¿Está conforme con su vida, o sólo ya no le importa? ¿Continúa hac...