Cold Water

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—¿Por qué llegaste tan tarde? —pregunta Jamie, un tanto molesto—. Llevo rato aquí.

Después de haberme hecho caminar hasta aquí, no debería reclamarme nada. Además, con la llegada de nuevos turistas, el camino a la Catedral de Santa María estaba a tope, por lo que tuve que atravesar dos pequeñas áreas arboladas para evitarme el tráfico y el zigzagueo entre las calles. 

Desde que bajaba los escalones que conducen a la calle Cuesta de la Vega, alcancé a ver a Jamie de pie junto a un letrero de atención de color marrón.

—Yo te dije que no quería venir —bostezo.

Seguimos caminando por el largo trecho de sendero empedrado que tiene el parque para poder llegar al lugar donde raramente se pone un camión viejo de tacos. Los mejores tacos de la historia; los preparan dos señores mexicanos, ambos con un simpático bigote y con su acento regional. 

—Se me antoja un burrito —dice—. Uno de frijoles con arroz y carne. Oh, y queso.

—Dijiste que querías tacos.

—Sí, pero, ahora quiero un burrito.

La calma que hay en este lugar me hace querer detenerme a escuchar la naturaleza. Claro que, por motivos personales y energéticos, no lo hago.

Después de ordenar, comenzamos a caminar por el área, y cuando escucho ruidos de agua, volteo a mi derecha para encontrarme con una fuente lanzando cuatro pequeños chorros de agua a unos metros de nosotros.

Pero qué refrescante se mi—

—Ni se te ocurra —dice Jamie.

—¿Qué?

—Irte a nadar ahí.

Lo empujo, ofendida.

—¿Cuándo en la vida he hecho eso?

Ríe al darse cuenta de lo perdida que me encuentro con las fechas y la conversación.

—Sólo digo, que toda la familia llega en dos días.

—¿Y?

—Y que no te has metido a la alberca —parece alterado.

Gran parte de la familia de Jamie se reúnen un par de veces al año, generalmente en vacaciones, para convivir un rato antes de que todos se vuelvan a ver hasta navidad.

—Mañana que vaya a tu casa.

—¡Sí, sí! —parece emocionado—. Antes de que llegue Joana.

Me vuelvo a él de golpe, furiosa. ¿Cómo que antes de que llegue Joana

Tapa su boca apenas termina de pronunciar su línea.

—Clarito te dije que solo quería que fuéramos tú y yo —le digo, molesta.

—¡Lo sé! —entrelaza sus dedos a manera de disculpa—. ¡Pero es que Joana es tan convincente! —dice algo para sus adentros que alcanzo a percibir—. Besides, she's very pretty.

Le suelto un golpe en el hombro. ¿Por qué hizo eso? Creí haber sido lo bastante especifica al decirle que no quería que le dijera a nadie sobre esa tarde de videojuegos; ni siquiera a Rafael ni a Francisco ni a nadie. Me siento tan molesta que incluso tragar el bocado me cuesta un poco.

—¿Hay algo más que deba saber? 

Mientras responde, se encoge de hombros y se queda así, como cubriéndose de un seguro golpe.

Peor Que Un Gato [Rubius Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora